Birdman, The Unexpected Virtue of Ignorance- Alejandro Gonzalez Iñárritu- (2014)
Birdman, The
Unexpected Virtue of Ignorance- Alejandro Gonzalez Iñárritu- (2014)
“¿Por qué ir al Ártico, porque hacer una película como Grizzly Man? Es
el puro gozo de contar historias, es el deseo.”
Werner Herzog
Birdman para los que lo recuerden aquí en México (salía en
caricaturas con el legendario Trío Galaxia, que a estas alturas suena a algún tipo
de show exótico en algún cabaret galáctico de mala muerte, estilo Los Caifanes
de Juan Ibáñez, nuestro intento de Godard mexicano) fue uno de mis grandes héroes
de la infancia, no me perdía aquel show, sobre todo por la colorida galería de
villanos que solían aparecer, villanos de poca carrera, que aparecían uno o dos
capítulos, pero que parecían muy bien imaginados, Birdman no escaló a los
máximos niveles de mi adoración por un sencillo detalle, su vida era plana, sólo
sabíamos del superhéroe, algo muy similar a Kalimán, ya que carecían de la
carga emocional y muy personal de personajes como Spider Man o Daredevil,
definitivamente mis personajes favoritos del mundo de los comics o de las
animaciones en televisión.
En la actualidad, posiblemente uno de los mejores directores
de cine que tenemos, Alejandro Gonzalez Iñárritu, toma aquel mito de nuestra
niñez, aquel superhéroe, no tan conocido como Batman o Superman, o el mismo
Spider Man (¿Pensará Iñárritu en tomar algún día el mito de la Señorita
Cometa?) y lo usa sólo como base para enmarcar una nueva historia, una que da
un fuerte giro de timón a su carrera, una película como pocas hemos visto
recientemente y decidida en el más puro estilo de Fellini a hacer su voluntad
dentro de la pantalla y fuera de ella, en nuestras mentes, jugando con los que
en sus manos o en su mente se transforman en unas muy delgadas, casi
imperceptibles líneas entre la realidad y la ficción, todo esto, claro, como
sabemos a paso de Iñárritu, en el cual nos resulta un espectáculo tan
estimulante como leer un muy buen libro en unos pocos minutos, una dosis de
adrenalina pura.
Como protagonista principal tenemos a un muy dañado Michael
Keaton, interpretando un papel e interpretándose a si mismo por momentos, un
personaje (que al igual que Keaton) que en la historia de la película es un
hombre que se encargó de interpretar a un famosísimo superhéroe (¿Batman? No,
Birdman), y cuya fama se terminó con aquel papel, pero que la intenta retomar
esta vez como director y actor en un papel serio, en una obra de teatro,
Birdman precisamente trata de la turbulencia que vive este personaje para sacar
adelante dicha obra de teatro, lidiando en partes iguales con su descompuesta
familia, actores ineptos, críticos despiadados, actores del “método”, su
antigua fama y sus desórdenes mentales, que esta últimas sin duda acaban
añadiendo elementos metafísico a la película
con un Keaton levitando, moviendo cosas con la mente y finalmente
volando, todo esto mientras Birdman, su antiguo personaje le acosa durante gran
parte de la cinta.
Birdman puede ser vista de varias maneras, como un
extenuante e intenso maratón llevado a cabo en equipo, arrancado por el mismo
Keaton, después continuado por la extraordinaria Naomi Watts, seguida por el
siempre genial Edward Norton y después con un cierre espectacular a cambio del
mismo Keaton nuevamente, es también una de esas películas acerca de hacer
películas (o en este caso de hacer teatro) en las cuales el proceso creativo y
su desarrollo son analizados a detalle, muy al estilo de mis admiradas 8 y
Medio de Federico Fellini o de la tremenda Beware of the Holy Whore del maestro
alemán Rainer Werner Fassbinder, o Fitzcarraldo del también alemán Werner
Herzog (uno de mis directores favoritos), aquí, Iñárritu consigue conjugar
mucho de su carrera, el pastiche que le aprendió a Tarantino, con esa visión mayúscula
para conjugar historias y sordidez poética de Biutiful, todo conjugado y
añadido en pequeñas dosis.
Sin duda aquí el duelo actoral se desarrolla entre el
tremendo Keaton, uno de los grandes actores de nuestra época, heredero de las
locuras y extravagancias del intenso Jack Nicholson, quien aquí demuestra, al igual
que Nicholson, que la edad le va dando más poder y confianza para atacar roles
complejos y salir muy bien librado, el contra peso resulta ser Edward Norton,
interpretando aquí a un actor “metodista”, al parecer modelado a partir de
gente como James, Dean, Sean Penn o Val Kilmer, un actor decidido a meterse
profundamente a su personaje al grado de vivirlo por completo, Norton y esa
fuerza que le imprime al personaje por momentos roba la película, aunque Iñárritu
de encarga en partes iguales de permitirle explotar y de contenderlo por momentos,
recreando en increíbles momentos el poder primitivo y salvaje que sacó a flote
en cintas como Fight Club.
En Birdman, Iñárritu ha conseguido encontrarse, consolidar
un estilo único y traernos una película rebosante de ideas, casi surrealista, con
estupendas actuaciones, y una asombrosa banda sonora, como no habíamos visto y
escuchado en mucho tiempo.
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