Evidencias
Evidencias
“En lo personal no disfruto con este tipo de cosas porque quiero pensar
que México es más que esto, últimamente trata de acabar con lo que nos queda de
positivismo o esperanza, pareciera que todos esos rumores del siniestro
gobierno autoritario se siguieran haciendo realidad una y otra vez, más de una
decena de periodistas muertos en Veracruz, 43 seres humanos desaparecidos de la
faz de la tierra en Guerrero, casi una centena de centroamericanos enterrados
en fosas comunes en Reynosa, y ahora el asesinato de la colonia Narvarte, la
realidad empieza a rebasar a nuestras peores pesadillas, ya no queremos más "verdades históricas", necesitamos justicia y paz."
Ghost Writer
Tomado de: http://www.elnorte.com/
Por: Juan Villoro
País de espejismos, México ha descartado la obviedad. Lo que
en otros sitios pertenece a la certeza aquí es motivo de opinión. Vivimos en
estado de mistificación, imaginando causas para los hechos. La distorsión de lo
real es nuestro criterio de verdad.
Cinco personas fueron asesinadas en la Colonia Narvarte el
31 de julio, entre ellos la activista Nadia Vera y el fotorreportero Rubén
Espinosa. El multihomicidio en una zona residencial de la Ciudad de México, con
muestras de tortura y violación, pone en entredicho las condiciones de vida en
la capital.
Espinosa trabajaba en Veracruz para la revista Proceso.
Desde que Javier Duarte gobierna esa entidad, 15 periodistas han sido
asesinados, entre ellos Regina Martínez, también corresponsal de Proceso. No se
necesita más información para saber que estamos ante una catástrofe política.
Haga lo que haga en otras áreas, Duarte no rendirá cuentas positivas. Una
sociedad moderna no puede tolerar el sistemático asesinato de periodistas.
El párrafo anterior pertenece al terreno de la evidencia.
Por desgracia, en esta nación de paradojas, debe ser explicado. Si nuestra
realidad fuera agradable, creeríamos en ella. Sin embargo, las muestras de
violencia y corrupción impiden aceptar que pertenecemos a ese mundo.
Un impulso defensivo nos hace suponer que si alguien perdió
la vida, fue porque dio "malos pasos" (en la medida en que no hagamos
lo mismo, podremos sentirnos a salvo). Nos protegemos del mal relegándolo a una
zona ajena a nosotros.
Las sospechas sobre los caídos hacen que su destino parezca,
si no merecido, al menos explicable. Criminalizar a las víctimas es un
principio de negación que permite sobrellevar un entorno oprobioso.
Este reflejo ante el horror también aqueja a las
instituciones. Ante los asesinatos en la Narvarte, la Fiscalía del Distrito
Federal ha ofrecido informaciones que no alteran los sucesos, pero distorsionan
su percepción.
Se insistió en que las víctimas habían tenido una prolongada
reunión y la puerta del departamento no fue forzada. También se recalcó la
importancia de hacer un estudio toxicológico a los cuerpos. Esto sugiere una
parranda que se salió de control.
Lo cierto es que los asesinos llegaron al día siguiente de
la noche en vela; si entraron por la puerta, pudieron hacerlo con muy diversos
subterfugios. Lo que las víctimas hayan ingerido no justifica su desenlace.
También se mencionó como posible móvil el robo. Faltaban los
teléfonos celulares y se habían sustraído billetes de las carteras. En el video
que captó a los verdugos, uno de ellos carga una maleta.
¿Y el ángulo político? En forma imperdonable, la fiscalía
encargada de atender los crímenes contra periodistas no atrajo el caso. Espinosa
había sido víctima de amenazas y buscó refugio en el DF, donde pidió asesoría a
la ONG Artículo 19. Su situación era la de alguien acosado, en lucha contra el
estrés postraumático. También Vera había sido objeto de ataques y amenazas. La
tortura previa al tiro en la nuca es un signo de venganza.
El crimen organizado ha desatado una auténtica gramática de
la violencia; el estilo de los asesinatos sigue un código preciso. No estamos
ante un simple robo; en todo caso, el atraco se deriva del delito principal (el
teléfono de un periodista vale más por su agenda que por su precio en el
mercado negro).
¿Cuál es la responsabilidad del Gobernador Duarte? Los 15
asesinatos han ocurrido en circunstancias diversas. Lo innegable es que no se
ha hecho nada para aclararlos en forma satisfactoria ni para impedir que sigan
sucediendo.
Además, el Gobierno veracruzano ha acosado a la prensa
independiente y el Congreso local aprobó la "Ley Duarte" para
penalizar con uno a cuatro años de prisión a quien perturbara el orden
informando en redes sociales de la violencia (sólo la Suprema Corte impidió
este despropósito).
Para congraciarse con los medios, Duarte rifó coches (un
colega no pudo recoger el suyo por haber sido asesinado) y dio cerca de un
millón de dólares anuales al Festival Hay para hablar de libertad de expresión.
Hace poco dijo a los periodistas: "Pórtense bien",
implicando que los mensajeros son responsables de lo que hacen los verdugos.
Duarte gobierna en un clima que permite el ataque impune a periodistas. Es un
hecho.
En su novela "Lejos de Veracruz", Enrique
Vila-Matas celebra esa región a la distancia. Para los periodistas, estar
"lejos de Veracruz" se ha vuelto una meta de supervivencia.
Por desgracia, en este país de irrealidades, Veracruz está
en todas partes.
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