¿La venezuelanización de Ecuador?
¿La
venezuelanización de Ecuador?
“Ecuador poco a poco es llevado a un sistema autoritario al estilo de
Venezuela, nuestro entorno nos da lecciones importantes, no dejarnos llevar por
la ilusión de los dictadores electos democráticamente, porque esta trampa llevó
incluso a Hitler al poder, la democracia no es perfecta y nos puede llevar por
el camino equivocado.”
Erreh Svaia
Por: Carlos de la Torre
Tomado de: El País
Parecería que Ecuador está siguiendo la trayectoria de la
Venezuela chavista. En los dos países, outsiders prometieron devolver al pueblo
el poder que estaba secuestrado por la partidocracia neoliberal. Apelaron al
poder constituyente para dar fin con el poder constituido. Convocaron asambleas
constituyentes que redactaron nuevas cartas políticas. Expandieron los derechos
y concentraron el poder en el ejecutivo. Resucitaron la noción de revolución,
entendida como cambio radical de todas las estructuras de poder y como un
imaginario refundacional, pero en lugar de balas usaron votos. A través de
campañas electorales permanentes desplazaron a los viejos partidos.
Prometiendo democratizar el acceso a la comunicación,
controlaron y censuraron la esfera pública. Crearon organizaciones sociales
paralelas, cooptaron y reprimieron a los liderazgos autónomos de los
movimientos sociales. Coparon todas las instituciones de control con personas
cercanas al Ejecutivo.
En ausencia de canales legales independientes que procesen
las demandas en contra de los abusos del poder, los medios privados y las
organizaciones de la sociedad civil recurrieron a organismos internacionales
que fueron denunciados como agentes del imperialismo. Sin poder acceder a las
instituciones de la democracia la resistencia se trasladó a las calles. Estos
Gobiernos movilizaron a sus seguidores, criminalizaron la protesta y
reprimieron a los críticos.
Los procesos venezolano y ecuatoriano también han tenido
diferencias. Mientras que la clase media organizada estuvo al frente de la
resistencia al chavismo, en Ecuador fueron los movimientos sociales populares,
sobre todo el indígena. Hubo momentos en que como en Venezuela la clase media
tuvo el liderazgo pero las movilizaciones y el paro del 13 de agosto del 2015
fueron convocadas por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador.
La fuerte presencia de sectores populares dificulta la
credibilidad de la descalificación de Correa de las protestas como si fuesen de
derecha. A diferencia de Venezuela donde los sectores empresariales activamente
se opusieron a Chávez, en Ecuador estos no sólo se han beneficiado del boom
petrolero sino que no cerraron sus fábricas, bancos y negocios el 13 de agosto.
Los militares venezolanos, luego del fallido golpe, se
convirtieron en la base institucional del chavismo. Los militares ecuatorianos
que se han beneficiado del mayor gasto en armamentos en la historia democrática
del país no son la base institucional del correísmo. Es de esperar que no
repriman al pueblo.
Las diferencias entre estos dos gobiernos populistas
autoritarios se explican en parte por el tipo de liderazgo. Chávez combinó en
su persona a Bolívar y Jesucristo. Fue el mesías internacionalista que prometió
el nuevo reino de Dios en la tierra. Correa, católico convencido, juntó al
tecnócrata y al populista. Sus políticas públicas prometieron la redención de
los expertos que llevarán al país a la modernidad de las grandes carreteras, la
nanotecnología y las ciudades del conocimiento.
Los dos despilfarraron la renta petrolera en proyectos
faraónicos. Pero a diferencia de Chávez, que organizó desde el Estado
mecanismos de participación popular, Correa se contentó con el intercambio de
votos por obras y servicios. Mientras que en Venezuela se crearon lealtades
fuertes, en Ecuador el gobierno tiene dificultades para movilizar seguidores.
Muchos de quienes salen a las calles a defender el gobierno son burócratas
obligados.
Los venezolanos aprendieron que la unidad es el único camino
para dar fin al chavismo en las urnas. Los ecuatorianos están de acuerdo en que
no hay que aprobar las enmiendas constitucionales que permitirían otra
reelección de Correa. El mecanismo para dar fin a estos autoritarismo es la
lucha de todos por la democracia. Si bien parecería que las diferencias de la
oposición ecuatoriana son irreconciliables, al agredir a sectores populares y
medios Correa está promoviendo su unidad en las luchas callejeras. El 13 de
agosto del 2015 marcharon los sindicatos, los indígenas, los médicos, los estudiantes,
junto a la izquierda y la clase media.
La tarea de la oposición en los dos países es dar fin a la
maraña legal creada por estos autoritarismos para controlar la sociedad. Hay
que ver qué mecanismos legales permitirán terminar con la concentración del
poder en el Ejecutivo y liberar a la sociedad civil y a la esfera pública de la
tutela estatal.
Además hay que cambiar el discurso político maniqueo
descalificador y violento que transformó a los rivales en enemigos por un
discurso que acepte que en democracia hay una pluralidad de opiniones y
propuestas.
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