Ariel Pink: El Loco que Invent贸 los 2000 desde un S贸tano.

 



Me atrevo a soltar esta bomba: Ariel Pink, en solitario, pr谩cticamente invent贸 el sonido de la primera d茅cada del siglo XXI. Mientras el mundo se sacud铆a los nervios del Y2K, Pink estaba atrincherado a oscuras, en el s贸tano de su casa, conjurando fantasmas s贸nicos con cintas de casete y pura demencia creativa. ¿Daft Punk con sus filtros electr贸nicos? ¿The Strokes y su revival garagero? Todos le deben un gui帽o disimulado a los murmullos lo-fi que Pink desat贸 en los 90, cuando grabar en casa significaba pelearse con un cuatro pistas y tu propia sombra. Sin disquera, sin productores de lujo, sin banda, a veces sin instrumentos. Las bater铆as de esos primeros discos eran Pink haciendo beatbox como si nada, porque, ¿por qu茅 demonios no construir una secci贸n r铆tmica con ruidos de boca? Es absurdamente genial, como erigir una catedral con palitos de madera. Inspirado en el camaleonismo de Bowie, la precisi贸n quir煤rgica de Steely Dan y la inocencia desquiciada de The Shaggs, Pink cre贸 homenajes primitivos que eran a la vez reverentes y gloriosamente incorrectos. Hoy, con estudios y banda completa, sigue siendo ese loco que nos arrastra a su universo, donde la genialidad brota del vac铆o f茅rtil de la soledad.


Llega With You Every Night, su 煤ltima carta desde el s贸tano, un viaje por los restos brumosos del soft rock de los 70, pero sin caer en la parodia barata. Es como hojear un 谩lbum de fotos deformado por el tiempo, lleno de sue帽os de yates y arrepentimientos discotequeros, cada tema un portal a un “qu茅 pudo haber sido” si los 70 hubieran implosionado en iron铆a. Pink escribe una carta de amor a una era que promet铆a veranos eternos pero entreg贸 crisis petroleras y pesadillas de poli茅ster. Es enigm谩tico, s铆, pero con ese gui帽o nihilista que parece susurrar: “Nada de esto importa, pero b谩ilalo igual”. Hay gui帽os escondidos por todas partes: un toque de la suavidad de Christopher Cross, un eco de la pulcritud de Toto, todo filtrado por la distorsi贸n marca Pink. Su influencia sigue resonando, desde el cerebro reconfigurado de Kevin Parker de Tame Impala, quien confes贸 que las cintas de Pink le volaron la cabeza, hasta el desali帽o mel贸dico de Mac DeMarco. Es un disco con potencial viral: fragmentos que piden a gritos ser compartidos, haci茅ndote dudar incluso, de si extra帽as una 茅poca que nunca viviste.


Pocket Full of Promises abre con un pavoneo que recuerda a Bowie, como si Ziggy Stardust hubiera cambiado el glam por un crucero al atardecer en los 70. Pink clava esa calidez vocal—piensa en el Bowie de Young Americans mezclado con los coros sedosos de Hall & Oates—sin caer en lo cursi, creando algo 铆ntimo y escalofriante. Cada nota destila detalle, como si Pink hubiera heredado la obsesi贸n de Steely Dan por el perfeccionismo; hasta Donald Fagen podr铆a esbozar una sonrisa ante este arte de bajo presupuesto. Es un tema que se te mete en la cabeza como una melod铆a de un sue帽o que no puedes descifrar. Luego, Nightbirds camina por una cuerda floja entre el jangle melanc贸lico de The Smiths y los pulsos pop de The Cure, adentr谩ndose en los 80 con una fluidez sospechosa. Los ecos de Robert Smith est谩n ah铆—esas guitarras reverberantes recuerdan el misticismo de Disintegration—, pero Pink lo retuerce con un humor absurdo, como si Morrissey se colara en una discoteca g贸tica y decidiera quedarse por las risas.


Mommy Made Dinner se sumerge en las sombras con una crudeza electr贸nica de finales de los 70, con bajos post-punk que laten como sobras de Joy Division y ritmos sint茅ticos que rozan los experimentos primigenios de Human League. Pero Pink inyecta su humor retorcido, evocando el caos alucinante de The Shaggs—esas hermanas Wiggin reencarnadas en una locura deliberada. Es oscuramente gracioso, un t铆tulo dom茅stico que oculta un descenso s贸nico a lo primitivo, como servir un pastel envenenado en una reuni贸n familiar. Anosognosia es una zambullida salvaje en el mundo de Brian Eno, Gary Numan y Devo, mezclando el minimalismo de Another Green World con la alienaci贸n fr铆a de Tubeway Army y el sarcasmo rob贸tico de los "de-evolucionados" de Akron. Es un collage de estilos que no deber铆a funcionar, pero lo hace, de manera milagrosa y desafiante, como si Pink nos retara a aceptar nuestra propia ceguera ante la farsa de la realidad.


Everyone’s Wrong grita hit ochentero, un diamante perdido que pudo haber peleado con los ganchos de Duran Duran o los himnos de Tears for Fears por un lugar en la radio. L谩stima que la m谩quina del tiempo de Pink funcione solo en un plano cu谩ntico; estamos atrapados en un presente donde esta genialidad se queda en culto en vez de llenar estadios. Entertainment rescata ecos del Britpop influenciado por los Beatles, tal vez un gui帽o a Rubber Soul, pero sin perder el sello Pink. Imagina a Jeff Lynne de ELO o Alan Parsons en la producci贸n; habr铆an elevado ese encanto lo-fi a algo c贸smico, aunque Pink prefiere mantenerlo en su 贸rbita exc茅ntrica. El tema titular, With You Every Night, regresa con fuerza a sus ra铆ces lo-fi—con todo y el siseo de la cinta—, evocando esas sesiones de cuarto en los 90 donde la imperfecci贸n era el chiste, un ant铆doto viral contra el brillo sobreproducido de hoy.


House of the Mountain Hebrews inyecta energ铆a post-punk al estilo de Teardrop Explodes, con la voz de Pink acerc谩ndose al frenes铆 visionario de Julian Cope—piensa en el 谩lbum Wilder mezclado con el absurdo de las Mothers of Invention de Frank Zappa. Es comedia nihilista, con un toque de s谩tira zappiana que parece cuestionar las monta帽as que escalamos. Life Before Today vira hacia el new wave de The Cars, con los riffs angulosos de Ric Ocasek reinventados bajo el filtro Pink: eficiente, pegajoso, pero con ese enigma sobre qu茅 significa la vida antes de que el retrospecto nos golpee. El cierre con Why es un gui帽o bell铆simo a los 80, con ecos de la melancol铆a synth de A-ha o la iron铆a cool de Pet Shop Boys, torcido por el giro peculiar de Pink.


With You Every Night es un triunfo rotundo, consolidando a Ariel Pink como el inventor solitario de un sonido que marc贸 una d茅cada—relevante, familiar, pero eternamente 煤nico. Ha sobrevivido a modas, desde el ef铆mero chillwave hasta el frenes铆 digital del hyperpop, demostrando que, en el basurero infinito de la cultura pop, los verdaderos originales como Pink siempre resurgen, burl谩ndose de nuestra amnesia colectiva. Es un caos fluido, un disco que encanta al revelar lo absurdo de todo.

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