La Balada de Ramon "Dino"

 


El bodybuilding es una guerra de narrativas. No se trata solo de músculos, simetría y estética: es la batalla silenciosa entre la expectativa y la caída, entre los que llegan a la cima y los que se quedan en el borde de la gloria. Hoy, el protagonista de esa balada es el brasileño Ramon Rocha Queiroz, conocido en todo el mundo como “Dino”.


A sus 30 años, el llamado Dinosaurio de Acre carga con algo más pesado que cualquier barra: la deuda con su enorme público. Desde que se hizo profesional en 2018 y se convirtió en una de las caras más visibles del Classic Physique en 2021, Dino fue visto como el hombre destinado a destronar a Chris Bumstead. El público lo quería, el físico lo acompañaba, y su victoria en el Arnold Classic 2023 parecía la señal de un gran destino escrito. Pero el Olympia no se negocia. En 2022 y 2023, el canadiense lo volvió a derrotar, y en 2024, el golpe fue más cruel: ni siquiera subió al podio.


El 2024 fue el año del derrumbe. Como campeón defensor en el Arnold Classic, fue vencido por Wesley Vissers en un resultado que sacudió brutalmente la confianza de sus seguidores. Luego, en el Olympia, no solo volvió a perder contra Bumstead: también cayó detrás de Urs Kalecinski y Mike Sommerfeld, quedando relegado al cuarto puesto. Fue un choque de realidad. Como dijo alguna vez Dorian Yates: “El dolor del fracaso te revela quién eres realmente”.


Muchos pensaron que esa era la última página de su historia. No sería raro: la lista de campeones que abandonaron tras una derrota así de humillante es larga. El bodybuilding es un deporte que no perdona la duda. Pero Dino no colgó las pesas. De hecho, los rumores en los gimnasios, las imágenes de su progreso y los comentarios de insiders devolvieron la intriga. Kalecinski, ya convertido en estrella de la división Open, lo ha declarado su favorito para este año. Es claro que Kalecinski quiere ver derrotado a Sommerfeld. Incluso Vissers, que lo derrotó en Ohio el año pasado, lo ubica como el hombre destinado al segundo lugar. Obvio que Vissers no ve a Dino como campeón. 


Sin embargo, este Olympia no es solo un regreso para el Dino. Es su juicio final. Dino eligió la ruta más arriesgada: llegar más grande que nunca. Una estrategia que ya tensó los límites físicos de Bumstead, Urs y Sommerfeld. El Classic Physique está estirando sus propias fronteras; cada campeón parece estar al borde de lo permitido. Y si Dino triunfa, la presión por saltar a la categoría Open será inmediata, como lo hizo Urs.


Pero hay un escenario más oscuro. Si Ramon no gana, si vuelve a ser desplazado por figuras emergentes como Terrence Ruffin, Logan Franklin o incluso el español Josema Muñoz, la narrativa podría cambiar de héroe a mártir. Sería el recordatorio cruel de que en el bodybuilding moderno no basta con ser favorito: hay que ejecutar en el escenario. También sería un recordatorio de que el tiempo pasa rápido y que las nuevas generaciones no perdonan. 


La pregunta es brutal y directa: ¿está Dino destinado a convertirse en campeón del Olympia, o será recordado como el eterno contendiente que nunca pudo derrotar al mito de Bumstead? El público ya eligió a su gladiador, y parece que el Dino aún genera muchas expectativas, pero en este deporte no son los gritos los que definen la gloria, sino la silueta definitiva y completa bajo las luces y frente a los jueces.


El Olympia 2025 será el capítulo más difícil de la carrera de Ramon. Porque más allá de la genética, la preparación y las comparaciones, el Dino carga con lo que más pesa en el mundo del bodybuilding: la expectativa de un público que se cansa y ya no tolera excusas.






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