Profetas del Lo Fi
1969. Mientras medio mundo perd铆a la cabeza con flores en el pelo y canciones sobre amor universal, The Velvet Underground decidi贸 hacer exactamente lo contrario que todos esperaban: volverse vulnerable. Su 谩lbum hom贸nimo aterriz贸 como un meteorito silencioso en medio del Verano del Amor, sin explotar pero dejando un cr谩ter que tardar铆amos d茅cadas en entender completamente.
La banda hab铆a sufrido una metamorfosis que hubiera hecho llorar a Kafka. Andy Warhol ya no estaba ah铆 para convertir cada concierto en un happening surrealista, y John Cale hab铆a sido expulsado del para铆so avant-garde para dedicarse a torturas sonoras m谩s sofisticadas. En su lugar lleg贸 Doug Yule, quien parec铆a haber salido de una m谩quina de clonaci贸n defectuosa de Lou Reed—misma estatura, mismo corte de pelo, voz sorprendentemente similar, pero con el ADN musical completamente limpio de hero铆na y 谩spera viola.
El resultado fue desconcertante para cualquiera que esperara otro Sister Ray de diecisiete minutos. Este Velvet Underground sonaba como si hubieran descubierto que ten铆an coraz贸n despu茅s de a帽os de fingir ser androides. Las guitarras de Reed y Sterling Morrison se entrelazaban con la delicadeza de dos serpientes, mientras Maureen Tucker manten铆a el pulso desde alg煤n rinc贸n del universo, como si estuviera tocando la bater铆a dentro de una caja de zapatos. La producci贸n era tan cruda que parec铆a grabada en el s贸tano de alguien que no pod铆a pagar el alquiler—lo que probablemente era cierto.
Candy Says abre el disco con Yule cantando sobre Candy Darling, una de las superestrellas de la Factory que navegaba las turbulentas aguas del g茅nero con m谩s gracia que la banda navegando su nueva identidad musical. Pale Blue Eyes funciona como una balada tan fr谩gil que parece a punto de desintegrarse en cada verso—Reed sonando como si estuviera confesando sus pecados a trav茅s de una l铆nea telef贸nica con interferencia.
Pero aqu铆 viene el giro absurdo: justo cuando pensabas que la banda hab铆a encontrado a Jes煤s (literalmente, con la canci贸n Jesus), te golpean con What Goes On—siete minutos de guitarras hipn贸ticas que predicen el krautrock alem谩n con la precisi贸n de un or谩culo drogado. Es el tipo de canci贸n que te hace entender por qu茅 los alemanes decidieron que el rock necesitaba ser m谩s mec谩nico y repetitivo. Luego vienen las tres canciones que funcionan como el equivalente musical de una experiencia religiosa en pleno centro de la contracultura: Jesus, Beginning to See the Light y I'm Set Free transforman a Reed en un predicador existencial que ha cambiado la jeringa por la guitarra ac煤stica.
The Murder Mystery es donde la banda recuerda brevemente qui茅nes sol铆an ser—ocho minutos de caos narrativo con los cuatro miembros cantando simult谩neamente diferentes textos, creando una cacafon铆a que Phil Spector hubiera aplaudido antes de huir despavorido. Es como escuchar cuatro conversaciones telef贸nicas al mismo tiempo mientras alguien toca la guitarra dentro de un t煤nel. Un hermoso accidente que demuestra que incluso relajados, los Velvet segu铆an siendo capaces de crear m煤sica que desafiaba cualquier l贸gica comercial.
El cierre con After Hours es puro genio emocional. Maureen Tucker, la mujer que hab铆a mantenido el ritmo mientras Reed y Cale se mataban creativamente durante a帽os, finalmente toma el micr贸fono despu茅s de pedirles a todos que apagaran las luces y salieran del estudio. Solo quedaron ella, Reed y el ingeniero—una trinidad minimalista para el momento m谩s tierno de toda la discograf铆a de la banda. Tucker canta con la timidez de alguien que acaba de descubrir que tiene voz, exorcizando finalmente todo el cinismo que hab铆a definido a los Velvet desde sus inicios.
La recepci贸n fue, predeciblemente, un desastre hermoso. Los fan谩ticos se dividieron entre quienes celebraban esta nueva vulnerabilidad y quienes lamentaban la ausencia del caos controlado de John Cale. Algunos declararon muerta a la banda; otros los acusaron de venderse al folk rock. Nadie entendi贸 en ese momento que estaban presenciando el nacimiento de lo que d茅cadas despu茅s llamar铆amos "lo-fi"—ese sonido 铆ntimo y crudo que bandas como Pavement y Guided by Voices convertir铆an en su religi贸n. Television, R.E.M. y Patti Smith tomar铆an este 谩lbum como manual de instrucciones para crear rock introspectivo sin perder el filo. Al final, como siempre les pasaba a los Velvet, su impacto cultural super贸 por a帽os luz cualquier 茅xito comercial inmediato, consolidando este tercer 谩lbum como el documento que demuestra que a veces la mejor manera de sorprender es hacer exactamente lo que nadie espera: mostrarse humano.



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