200 Years-200 Years

Después de la tormenta siempre vendrá la paz, es una constante, es una regla de supervivencia natural, quien podría sobrevivir entre tormentas? Bueno ojo, en medio de las tormentas siempre esta “el ojo”, cuidado, no se vayan a confundir.

Elisa Ambrogio es alguien que sabe en verdad de tormentas, si conocen su trabajo con los Magik Markers, sabrán de que les hablo, a alguien que le gusta más la calma es a Ben Chasny y para muestra su trabajo con los interesantísimos Six Organ of Admittance, a mi gusto, de lo mejor en cuanto al nuevo folk “estadohundidense”, olvídense de esas tonterías de “freak folk”, o de “new weird america” que sólo son etiquetas que esos tontos de mercadotecnia usan para tratar de vender el arte como mero producto de consumo.

El folk de escenario no me interesa, de hecho no me gusta, prefiero el folk de recamara, de closet (sin alusiones sexuales) ese como el que los Velvet incluyeron tímidamente en su tercer disco, que en broma decían haber grabado dentro de un closet, y que hacía alusión a la calma después de la tormenta (y es que el White Light/White Heat, vaya que fue una tormenta!) los Velvet luego de aquella marejada de distorsión, dieron un giro radical a su dirección musical y se volvieron más introspectivos, más reflexivos y Reed creció como compositor, algo así es lo que más disfruto, ese sonido tan intimo, tan propio, “tan de casa”, curioso que Chasny se vuelva a unir a la Ambrogio (con quien ya ha trabajado bajo el esquema de los Six Organ of Admittance) y es que Chasny no es ajeno a la tormenta, algunos discos de los SOOA incluyen algo de abrasión, algunos discos que ha grabado con Rangda, con los Comets On Fire o con los MM de la Ambrogio dejan constancia de esto, pero en esta ocasión, como los 200 Years, la moneda esta del lado de la calma, del lado de la introspección, de lado interno.

De Chasny no resulta una sorpresa este lado amable, de la Ambrogio si, lo suyo, o a lo que nos tiene acostumbrados es al ruido, a la agresión, a la catarsis, y tal vez aquí la catarsis se hace presente, pero no de un modo agresivo, sino de un modo sentimental, aquí no imperan los gritos y los reclamos, sólo la calma y la auto reflexión, 200 Years es un disco casi acústico en su totalidad (algún arreglo eléctrico por aquí o por allá), con Chasny empuñando el arma de seis cuerdas, y la Ambrogio dándonos esa pesada carga emocional vía su voz, por un momento transportándonos a otro lugar, alejados del vulgar ruido de la ciudad, una bonita re valoración de aquel genero característico de los 70s de los “singer songwriters”, si ese que nos trajo a Dylan, a Jackson Browne, a Neil Young o a David Crosby, Wild White bien podría ser la Ambrogio y Chasny encerrados en un baño o en un closet si gustan pasando el rato, sin pensar que sus grabaciones fueran a llegar a otros escuchas, West Hartford sigue la misma línea, aunque el sonido se muestra más expansivo, y Chasny se ve más expresivo en las guitarras, pero Elisa retoma el protagonismo para Dead medicine, en dónde no nos queda duda de la capacidad vocal de la chica, capaz de transmitir un torrente de emociones, tanto que Chasny debe emplear alguno que otro efecto para apoyar esta trasmisión de emociones, o en City Streets dónde las guitarras adquieren algunos ecos y distorsiones para complementar las decadentes imágenes que tratan de trasmitir, si, este bien podría ser un disco de SOOA pero llevado al extremo emocional por las voces, 200 Years lejos de ser un acto de exhibicionismo, es un acto de confianza y madurez entre dos partes que se conocen bastante bien y saben como acoplarse, Chasny que confía ciegamente en las vocales de Ambrogio, al grado que le cede por completo la dirección del proyecto y Elisa que se arropa a la perfección en los frágiles arreglos de Chasny.

Partin Wayz y Thread con su drone de inicio cambian un poco el paso, Chasny llama fuertemente nuestra atención y después Elisa cambia el fraseo en la primera, pero sin salirse de esa línea intimista, que quizás no nos diga mucho sobre un disco relevante, pero si nos deja un muy buen sabor de boca, un momento de reflexión, un momento espiritual que ambas partes nos comparten, para Thread el drone se hace más presente que nunca, percusiones y la carga emocional que llega a lo más extremo, una bonita amalgama de sonidos (como Chasny nos ha demostrado, sabe hacer)un bonito disco que pareciera esa llama de la chimenea que nos calienta en el frío invierno, Elisa y Ben nos traen un disco bonito, una bonita fotografía de un momento, sin mucha trascendencia pero que nos da un pequeño apretón en nuestros adentros, para no olvidarnos que somos humanos y que no somos eternos.

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