David Lynch-Crazy Clown Time

Dentro de todo lo extraño que pueda ser el mundo fílmico de David Lynch, su lado musical no me resulta tan bizarro como podríamos pensar, una toma extraña del mundo, si, , pero nada fuera él, si bien es de aplaudírsele a Lynch que se nos presente como un hombre del renacimiento moderno, que igual trabaja el cine, la escultura, la fotografía, el diseño, el sonido y ahora la música, el mismo Lynch admite no ser un músico, su estilo de ejecutar la guitarra es auto aprendido, y eso le genera puntos extras en originalidad, originalidad que pierde si lo ponemos al lado de otro icono de la transgresión: Neil Young.

Curiosamente ambos cineastas (Neil Young con poca repercusión bajo el alias de Bernard Shakey), ambos guitarristas con un estilo único, encuentran una curiosa unión en lo que nos presenta ahora Lynch con su Crazy Clown Time y lo que nos presentó Young en su clásico (y ahora más reivindicado que nunca) Trans.

Trans vino a este mundo en el año de 1982, un disco extraño para cualquier otro artista, pero para alguien como Young, acostumbrado a incomodar y retar a su audiencia (algo en común con gente como Lou Reed), Trans traía un estilo vocal que pareciera arrancado del resto la música, como si la voz de Young se materializara desde otra dimensión en las canciones, algo etéreo y abstracto que fungía un papel más de instrumento que de una vocal propiamente, por otro lado estaba la música, que hacía una exploración idiosincrática de la electrónica de bandas como Kraftwerk y Devo, el Neil Young héroe de la guitarra, salido de la escena hippie californiana, pero de fieros instintos proto punks y desviaciones folkies haciendo música electrónica? Si, bizarro para la época, un disco que se hundió como el Titanic, uno de mis discos favoritos de Young, una difícil alianza entre la naturaleza de Young y las máquinas, un disco que muchos detestaron, más por el concepto, ya que el conjunto de canciones, como es costumbre de Young entregaban verdaderos diamantes escondidos en algunas de ellas.

Bajo el contexto anteriormente mencionado, lo que nos trae Lynch no es nada nuevo, Karen O se aparece en Pinky´s Dream de la misma manera en que Juliee Cruise se aparecía en las composiciones de Lynch y Badalamenti, solo que esta vez el fondo fantasmagórico es más contundente, después tenemos Good Day Today, que ya habíamos escuchado antes y que desentona un poco con el resto del disco (pero vamos, como pedirle al amo del absurdo algo “normal y de aparente coherencia”?) ya que se desarrolla en una línea más House, más rítmica, aunque sin olvidar que es una versión muy personal de Lynch sobre la música bailable.

Desde el título podemos imaginarnos que Lynch no se está tomando esto en serio, que esto es para el una obra espontánea, poco calculada en la que solo nos deja conocer sus instintos liberados sin muchos recovecos, una guitarra sumergida en efectos de eco y tremolo que nos recuerdan mucho la música que usa en sus películas (no la incidental, sino la que toma de otros artistas), influencias obvias de gente como Link Wray y Duanne Eddy, una acercamiento al blues rural bañado en tratamientos fantasmales, como si al paralelo del tejano Jandek, Lynch hubiera desarrollado su propio mito fantasmal, de hecho no me resulta muy disparatado que este disco bien pudo ser el también tejano y outsider Daniel Johnston haciendo algunas canciones con Jandek.

Crazy Clown Time no es un disco malo, pero crea un fenómeno un tanto extraño cuando lo referimos a Lynch, es Lynch sonando tal y como esperábamos que Lynch sonara, lo cual en el mundo de Lynch, debe resultar un tanto extraño, ya que si recordamos las palabras de Luis Buñuel (una de las más importantes influencias de Lynch al filmar) y las adaptamos al contexto de Lynch, lo verdaderamente bizarro sería que Lynch hiciera un disco normal, y no este conjunto de canciones de blues fantasmal que nos pone en un terreno ya conocido de anormalidad lynchiana.

Disfrutable si, pero nada fuera de lo común, un disco que te deja con una sonrisa al saber que uno de los más grandes directores de cine actual es coherente en su visión artística cuando esta se traspasa al mundo musical, pero que a fin de cuentas no es tan bizarro como Lynch pudiera llegar a ser, se queda en algo que no satisface por completo las expectativas, que muy probablemente no era la intención de Lynch, ahora lo bizarro en verdad bizarro, será que a Lynch no le interese darle una mayor repercusión al disco, que se olvide de él y que lo deje como un mero momento intimo de esparcimiento que decidió compartirnos, eso si va a ser extraño.

Comments

  1. Anonymous11/08/2011

    Pero qué diablos, a caso solamente lo bizarro es esperable viniendo de Lynch?.
    El disco es excelso, muchas influencias, mucha nitidez en su contenido, en su factura, eso es lo bizarro. Que a partir de tantas ideas, tantas influencias, tanta gente, historia; solo Lynch pueda ser capaz de presentar algo coherente y delicioso para goce de sus seguidores y para la interpretación de cada quien. En efecto, nada fuera de o común, musicalmente hablando, pero por qué debiera serlo, solo por ser otra obra de Lynch?
    Más que valorable el disco.

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