Juan Atkins And Moritz Von Oswald-Borderland (2013)
Juan Atkins And Moritz Von Oswald-Borderland (2013)
Miren que me he alejado un poco de la escritura, y es que en medio de una complicada enfermedad, un problema personal y bastante estrés en el trabajo, mi salud se ha visto bastante mermada, al grado que mi capacidad de concentrarme y generar ideas se ha visto bastante empobrecida, luego de unas cuentas inyecciones y bastante médicamente ingerido, al día de hoy me siento a medias, pero ya no tan reducido, es un Lunes y me siento descansado, aunque ni siquiera he podido dormir bien, he vuelto al parque y he vuelto a correr como loco por la mañana, buscando completar mi objetivo de los 10 kilómetros diarios, parece cosa complicada, pero ya estoy cerca, el día de hoy por fortuna los antibióticos me han ayudado a que mis pulmones no se inflamen, los sedantes a que mis pies no duelan, así que salí hoy con ventaja convertido casi en un robot, si no estuviera un tanto diezmado por la enfermedad, hubiese podido correr unos 15 kilómetros con facilidad, pero me siento medianamente satisfecho con haber podido correr la mitad, aunque la verdad no todo han sido las drogas, como saben, cuando salgo a correr suelo escuchar música, como ya sabrán, yo no hago criticas de música, yo escribo de cuando mi vida y la música se entrecruzan, de cuando la música provoca algo en mi vida, y este es un testimonio más, je, je, je.
¿Cómo no saber quien es el GRAN Juan Atkins?, padre de la música techno, ese chico que se atrevió a mezclar los ritmos candentes del funk de los Parliament, con el gélido avance mecánico de los Kraftwerk, ¿Quién diría que el techno se encargaría de definir nuevamente a Detroit? Ya antes lo había hecho el soul, el funk y el rock duro, el techno en Detroit gracias inicialmente a Atkins y después a otros que siguieron su visión, se convertiría en un fenómenos de las calles, combinando los elementos ya descritos con la mística futurista de un Alvin Toffler y sus Olas de innovación futurística, algo así como lo que Michio Kaku hace estos días, Atkins no cambió Detroit, pero si cambio a quienes estaban dispuestos a escucharle y cual sería su sorpresa, que masas de escuchas enloquecerían con este nuevo genero, del otro lado del océano, si, algunos inclusive en un país, que poco sabía de funk, pero que sin duda puso atención y reconoció los sonidos de su pasado, Alemania reconocía el robotismo de los Kraftwerk en la música techno y enloqueció con el mecánico ritmo, Atkins se convirtió en una leyenda, y a su vez su música fluyo por las venas de nuevas leyendas que nacían, y así llegamos al GRAN Moritz Von Oswald, una de las grandes leyendas del techno, aferrado a su anonimato, Von Oswald creo junto a otro grande, Mark Ernestus, un flujo interminable de proyectos orientados hacia el techno que establecieron al genero, como uno de los favoritos de Europa, en el pasado, Atkins se alejaba de su realidad y de su humanismo a través de los ritmos mecánicos y atmósferas robóticas y futuristas, en nuestros días, Von Oswald pareciera, aunque de manera lógica, viajar en sentido contrario a Atkins, al frente de su Moritz von Owald Trio, Von Oswald integra cada vez más y más elementos orgánicos al mundo del techno, desarrollando una criatura igual de letal, con corazón humano y piel de metal, que sin duda a resultado un experimento bastante ilustrativo y exitoso.
Pero bien, luego de apretar bien las cintas de mis tenis, en mi reproductor de mp3 seleccioné el Borderland, o tierra fronteriza, a cargo de los ya mencionados Atkins y Oswald en una colaboración de ensueño (que ya habíamos podido escuchar en Jazz Is The Teacher, en el que ambos colaboraron con otro integrante)), padre e hijo, de una religión techno, creando al espíritu santo hecho sonido, el pasado y el presente, encontrándose de frente en la frontera de la imaginación para crear el futuro, y sobre todo, el disco ha resultado la mejor compañía para casi una hora de paso constante y duro, Atkins parece haberse sumado al sonido actual de Von Oswald y han creado un sonido que a kilómetros se siente orgánico, latente y vivo, con suficientes incursiones orgánicas para antojarse hasta cierto punto humano, vivo e intenso, no estamos ante ese techno brutal que nos golpeaba de manera constante hasta dejarnos hechos una pulpa, sino de una máquina perfectamente aceitada que amenaza con tomar el lugar de nuestro corazón, con un latido constante y enigmático, que nos recuerda que hay humanidad en el centro de la máquina.
Borderland es un disco superior a cargo de dos grandes leyendas que saben a la perfección lo que están haciendo y que suenan de una sola pieza, combinándose y configurándose como una sola máquina de un maravilloso y preciso funcionar.
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