Neil Young & Crazy Horse, Everybody Knows This Is Nowhere, 1969, Una Reseña
Neil
Young & Crazy Horse, Everybody Knows This Is Nowhere, 1969, Una Reseña
Por: Erreh Svaia
El Craneoscopio
Brutal y desolador, así suena el segundo disco en “solista”
de Neil Young, editado apenas unos cuantos meses después de su debut, veterano
a los 23 años, después del éxito logrado con la banda Buffalo Sprignfield, y
obviamente incómodo por las críticas recibidas, la realidad es que la
personalidad inconformista e iconoclasta de Young, se empezaría a manifestar
apenas con éste “Everybody Knows This Is Nowhere, en el cual Young recluta a la
banda de rock californiano The Rockets, rebautizada como Crazy Horse, con el
tremendo Danny Whitten al frente, el carácter caótico de Young será potencializado
gracias al nuevo formato grupal y a la presencia de los también caóticos CH, así
se relajan las estructuras musicales de todos los temas del disco y se acentúa
la naturaleza experimental y rebelde, así se da a conocer a Neil Young el
guitarrista, a través de temas con guitarras feroces, como el enorme Cinnamon
Girl, y con un Ralph Molina y Billy Talbot poderosos en la batería y bajo
respectivamente, en un tema que se antoja mágico, con una extraña combinación de
melodía y brutalidad, con las guitarras de Young y Whitten comunicándose de
manera casi telepática y desafiante.
Para el tema que da nombre al disco, es notorio el estado
emocional de Young, al borde del colapso en una ciudad como Los Ángeles, que
pareciera llevar una relación de amor y odio con cantautor, quien no duda en canalizar
su estado de ánimo a través de cada uno de los temas, aprovechando a fondo la
volatilidad de Crazy Horse para llevar cada una de las composiciones al límite,
como es posible percibir en Round & Round, desgarrador tema en el que es
posible escuchar a Young y a Whitten ejecutando sus lamentos vocales de forma
realmente apasionada como uno de los momentos más potentes y sensibles de todo
el disco, en el cual Young demuestra que puede ser aún más “pesado” desnudando
su alma y poniéndose a sí mismo casi al borde del colapso, inspirado por esa
ciudad que parecía gustarle tanto y a la vez a la que parecía detestar.
El carácter ultra experimental del disco se pone en
manifiesto en temas como Down By The River, en dónde se aprecia de forma maravillosa
la increíble comunicación entre Young y Whitten, así como el trabajo de
guitarras que desafía la lógica común y que empieza a cimentar las bases del
idiosincrático estilo de Young, iconoclasta, cacofónico, estridente y
desafiante en todo momento, un gran momento para tan único duelo de guitarras
entre Young y Whitten, en un poderoso tema que es la perfecta base para el
despegue de ambos guitarristas y vocalistas, en una colisión que no deja de
resultar admirable, aunque para muchos el carácter abierto que el Young y su
grupo le dan a los temas, podría ir en contra de la posibilidad de que alguno
de éstos temas destacara en la radio o en listas de popularidad, aunque dudo
mucho que Young tuviera en mente en éste punto, convertirse en una estrella pop,
nunca con semejante furia y desolación en las guitarras por delante.
The Losing End sirve para poder apreciar en toda su belleza las
vocales de Young, una suerte de lamento que busca evocar precisamente la escena
Californiana de la época, que parecía tratar de sobrevivir a la época de los
hippies y a la época dura de las drogas, un tema hermoso, pero lleno de dolor,
que los músicos consiguen mimetizar por completo, dejándonos así otra pieza
bastante memorable, capaz de estrujar nuestro interior, no así Running Dry, tema
en el que la banda parece venirse abajo en pedazos, nada sorprendente
considerando que muchos de éstos temas fueron concebidos en un par de días,
mientras Young sufría una dura fiebre que lo tenía al borde del delirio.
El disco cierra con otra genialidad llamada Cowgirl In the
Sand, nuevamente con Molina y Talbot al frente de una base rítmica durísima y
la singular interacción entre Young y Whitten, con guitarras casi proféticas
que igual anuncian el punk rock, el post punk, a los Minuteman, al grunge, y
hasta el Californication de los Red Hot Chilli Peppers, si a eso sumamos las
vocales de Young y de Whitten, que casi consiguen recrear el sonido de unos
primeros Bee Gees, tenemos como resultado un tema que cierra de una manera
épica un disco formidable, doloroso como pocos, visionario y que refleja como
pocos el dañado estado emocional no sólo de Young, sino de los Crazy Horse, que
aprenderían a explotar en una forma artística el caos interior que les invadía,
Everybody Knows This is Nowhere es un disco legendario, extraordinario y cuyos
altos niveles artísticos evocados, sin duda tuvieron un costo para sus
creadores.
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