Death Grips- Niggas On The Moon (2014)



Death Grips- Niggas On The Moon (2014)

“Cuando la dictadura es un hecho, la revolución se vuelve un derecho.”
Victor Hugo

Consentidos de verdad de este pequeño espacio, los Death Grips parecieran materializar muchas de mis ideas con respecto al mundo de la música, se apoyan fuertemente en la forma libre, posee un gran apego a los volúmenes altos, no temen a experimentar, se reúsan a definirse del todo y por si fuera poco editan música nueva de manera bastante prolífica, rara vez tomándose más de un año entre producción y producción, han desafiado con su música a las disqueras multinacionales, y han desafiado a muchos de sus seguidores efímeros, no poca cosa la verdad en poco tiempo de existencia.

Niggas On The Moon es la primera parte del disco doble titulado, The Powers That B, nueva grabación de larga duración de la banda, un nuevo desafío sonoro a lo que conocemos, una nueva y escandalosa bofetada sónica tamaño familiar que muchos tardaremos un tiempo en reponernos del duro impacto, ya de entrada Up My Slaves denota este tóxico conglomerado de sonidos, nos desorienta como sólo estos DG saben hacer, ataca nuestros sentidos, pone mucho de la locura del footwork o música juke y la mezcla con un duro hip hop y una serie de sonidos que definitivamente sería imposible describir, dándonos un arrebatador estudio de lo que es feo y lo que es bello entrelazándose en una obra de arte que demanda esfuerzo para atravesar, para comprender, para entender, un viaje a una tierra cuya lógica pareciera solo obedecer la lógica de los sueños, unos sueños no amargos hechos de este sonido.

Nuevamente este trabajo pone a MC Ride al borde de la locura y en estado verdaderamente contagioso, un hombre jugándose verdaderamente el físico y la cordura en cada grabación un revolucionario al borde de un colapso emocional atrapado entre cuatro paredes de enfermizo sonido, sin esperanza de escapar, con un Andy Morin en plan Jackson Pollock, con verdaderos derrames coloridos de impresionante sonidos (muchos de ellos tomados y modificado de las aportaciones vocales de la genial Bjork otorgadas a la banda y con quien ya han colaborado re mezclando música del Biophilia de la reina musical de Islandia) y un Zach Hill proporcionando ritmos extraterrestres, en un experimento intenso y mentalmente insano, como un vertiginoso Billy Not Really lo demuestra, Mc Ride en todo su rollo demencial siempre me trae a la mente al también inestable y turbulento Malcolm Mooney de los ENORMES Can, siempre al borde del colapso, siempre intenso y abrasivo en todo momento.

Black Quarterback se apoya fuertemente en las vocales colosales de Bjork, aquí pareciera que MC Ride da unos pasos atrás para no ser arrollado por la descarga sónica de sus compañeros, convulsivos ataques de percusiones a cargo de Hill y esos sonidos programados por el genial Morin que en cuestión de segundos se hinchan y saturan el espacio asfixiando despiadadamente a Ride.
   
               

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