El Momento
El Momento
Por: Erreh Svaia
El Craneoscopio
No, como ya había señalado hace unos meses, no estamos en
recesión, aunque estamos muy cerca, parafraseando a nuestro Secretario de Seguridad,
Alfonso Durazo, hemos alcanzado ya el “punto de inflexión”, no en temas de
seguridad, pero si en temas económicos, estamos estancados y estamos prácticamente
en el punto “0”, la economía no se mueve, no crecemos ni siquiera al promedio
del 2%, que nuestro actual presidente, antes como opositor, señalaba como un crecimiento
“mediocre”, hoy “crecer” 0% es “ir muy bien”
o razón para estar “feliz, feliz, feliz”, la gran realidad es que el gobierno a
pesar de su “popularidad”, ha sido incapaz de ganar la confianza de la
inversión interna y externa, amagues como ese que buscaba modificar las
comisiones bancarias, o que actualmente buscan criminalizar las omisiones en
temas de facturación o el uso de la subcontratación (outsorucing) , sin duda son
temas que tendrán a los inversionistas muy inquietos y decididos a no mentir
(como sugirió el jefe de gabinete Alfonso Romo) respecto a la realidad del
país, por primera vez en casi 10 años el país no es capaz de crecer a la par
del vecino del norte, lo cual resulta casi inverosímil considerando que era relativamente
fácil para gobiernos anteriores, ir a la par y presumir éste crecimiento, ahora
ni siquiera pasa eso.
Se canceló la construcción del Nuevo aeropuerto Internacional
de México en Texcoco, y se Optó por usar la base militar de Santa Lucía, ahí
empezaron las agresiones contra los empresarios, las cuales no han terminado,
estados que en su momento empujaban fuertemente el crecimiento económico en
otros sexenios, hoy dan claras muestras de desaceleración, ¿Será ésta la tan
anhelada y prometida igualdad que tanto pregonó el actual presidente en su
campaña, sumir a los estados motores del país en el mismo estancamiento que han
sufrido por décadas los estados del sur? ¿Es éste el cambio? La realidad es que
el gobierno se sigue enfocando en la concentración de poder, en mantener y ampliar
las estructuras clientelistas y corporativistas que conservan intactos a los
sindicatos chantajistas (que se beneficiarían en caso de criminalizar el outsourcing),
y en el uso de programas sociales a discreción del partido en el poder, se han
enfocado en recortar presupuestos a instituciones autónomas y a partidos políticos
opositores, en lugar de desarrollar estrategias adecuadas para impulsar las
manufacturas, el consumo, el turismo y por ende la construcción, 2019 pasará a
la historia como un año perdido, como hace muchos años no teníamos uno, pero
cabe recalcar que es un año CERO, y que de no tomarse acción inmediata y buenas
decisiones, podría ser el inicio de una caída.
El tercer trimestre como ya lo dio a entrever el INEGI es un
trimestre con prácticamente 0% crecimiento, Noviembre y Diciembre no lo
salvarán, y ahora la expectativa de muchos proyectos se centran en el primer
trimestre del 2020, históricamente, no el mejor trimestre para tomar
decisiones, las cuales por lo general se basan en los resultados del tercero y
cuarto trimestre de cada año, no los mejores en éste 2019, ¿Pudiéramos pensar
que el 2020 no se vislumbra de ninguna forma como un año muy bueno? Pues tenemos
las seis grandes apuestas del presidente pendiendo de un hilo; la primera, Pemex,
que, a pesar de incrementar su producción, continúa generando pérdidas, con un
gobierno esperanzado en milagros como un nuevo Cantarell y un nuevo auge de
consumo petrolero por parte de China; la segunda, los programas sociales, cuyo
presupuesto en gran parte dependen de los recursos del gobierno, y que han sido
cada vez más relegados ante la dificultad para financiarlos; la tercera, la inseguridad,
que se suponía se abatiría con la Guardia Nacional y los programas sociales
(con una Guarda Nacional hoy convertida en patrulla fronteriza y en acosadores
de taxis Uber); la cuarta, el aeropuerto de Santa Lucía, hoy señalado por
instancias expertas en cuestiones técnicas, y línea aéreas como logísticamente y
rentablemente inviable; la quinta, la Refinería de Dos Bocas, cuyo terreno
sufrió inundaciones por las lluvias recientes y que representa una apuesta por
el pasado y hecha “al vapor” y con un presupuesto inferior al que es
considerado adecuado; y la sexta, el llamado Tren Maya, el cual en su momento
habrá de enfrentar la resistencia de los pueblos originarios que se verán
afectados por ésta obra, y que probablemente se convertirá en el Waterloo del
gobierno del presidente López.
Al Gobierno actual, en su deseo de hacer las cosas diferentes,
de crear su régimen “posneoliberal”, se le ha olvidado que las manufacturas son
las que lograron anclar al país y darle una base de crecimiento, y que lo que
sigue, más allá de las manufacturas es el diseño y la innovación y para eso se
requiere educación de primer nivel, con una visión amplia, y también en eso, el
gobierno ha mostrado su ineptitud, poniendo a la educación en manos de
sindicatos chantajistas como la CNTE, el cierre del llamado T-Mec con el fin de
aprovechar un momento de coyuntura entre los EEUU y China, el presidente mismo
debería estar en Washington empujando el cierre de éste acuerdo, pero no, por
temas ideológicos está más ocupado en recibir en Palacio Nacional al presidente
cubano, próximamente al presidente Kirchnerista recientemente electo en Argentina,
y felicitando a Evo Morales por su fraudulento triunfo en Bolivia, atacando y
mostrando poca solidaridad con Chile, país que si está creciendo económicamente
y que no tardará en unirse a Canadá y a lo EEUU, como una de las economías más
dinámicas de todo el continente.
La construcción, motor medular del crecimiento económico en
el país por décadas, el cual se ha visto frenado por el subejercicio en el
presupuesto de gobierno, por la desconfianza e inseguridad que presenta el país
y por el turismo que ha sido prácticamente menospreciado, el punto al que hemos
llegado es crítico, es el momento de decisiones rápidas y eficientes, aunque
sean impopulares, es el momento de compromisos, aunque los costos por asumir sean
altos, es el momento de dejar a un lado la polarización y los dogmas ideológicos
y confrontar la realidad, se viene una tormenta económica a nivel mundial, y
sin un país unido, una economía firme y con un rumbo fijado estratégicamente,
el barco no podrá mantenerse a flote, y el resultado no sólo será otro año
perdido, podría ser un sexenio, o más.
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