Deep Purple, Burn, 1974



Con Burn, su octavo disco, y primero con la alineación Mark III, Deep Purple probaron que los incrédulos estaban equivocados

Escucho más a Deep Purple que a Led Zeppelin. Seguramente escucho un poco más a Black Sabbath que a Deep Purple. Sin embargo, el disco In Rock es uno de mis favoritos, quizás por encima de los álbumes de Zeppelin o Sabbath. In Rock es una potente declaración de principios de la clásica alineación Mark II de Deep Purple, donde la banda se sumerge de lleno en la creación de los discos más poderosos imaginables. Junto con Fireball y Machine Head, forman una trilogía imbatible en apenas 2 años.

Speed King, Fireball y Highway Star componen una trilogía de piezas que abren los tres discos de forma feroz, nunca antes escuchada. Sin embargo, esta dinámica se ve interrumpida por el irregular Who Do We Think We Are, donde la banda suena exhausta y las tensiones internas comienzan a aflorar. La relación profesional entre el vocalista Ian Gillan y el guitarrista Ritchie Blackmore llega a su fin, lo que resulta en la salida de Gillan y el bajista Roger Glover.

Pero Burn representa un nuevo comienzo. Retomando la dinámica donde Machine Head la había dejado, pero con una diversificación mejor planeada que en Who Do We Think We Are. La alineación Mark III renueva y revitaliza a la banda con la incorporación de dos nuevos miembros: el vocalista David Coverdale y el bajista Glenn Hughes.

Con dos vocalistas igualmente poderosos que Ian Gillan, Deep Purple vuelve con más fuerza que nunca. Burn, el tema que da nombre al disco, es una declaración épica que se convierte de inmediato en un clásico más de la banda. Además del blues que caracterizaba su disco anterior, Burn incorpora elementos de soul y funk al sonido del grupo, sin sacrificar intensidad.

Las líneas instrumentales furiosas entre Blackmore y el tecladista Jon Lord añaden una nueva dimensión al sonido de Deep Purple. Hughes asume con maestría el rol de Glover, consolidando una nueva sección rítmica de alta precisión junto al baterista Ian Paice. El intercambio de tareas vocales entre Coverdale y Hughes agrega aún más poder y emoción a las canciones.

La forma en que David Coverdale, un vocalista relativamente desconocido hasta entonces, toma el rol de líder de la banda es sorprendente. Con carisma y poder vocal, Coverdale llena el espacio dejado por Gillan, convirtiendo temas como Mistreated y You Fool No One en muestras perfectas de su capacidad para comunicar emociones.

Con Burn, Deep Purple desafía las dudas y demuestra que son capaces de lanzar otro disco al nivel de su clásica trilogía. La alineación Mark III alcanza nuevos picos de creatividad y energía, llevando a la banda de regreso a sus momentos más gloriosos. Es una vuelta triunfal a la grandeza para una banda legendaria del rock.

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