Yes, The Yes Album, 1971

Tercer disco y el caleidoscópico sonido de la banda Yes explota hasta la estratosfera.

Tercer álbum de la icónica banda Yes, lanzado el 19 de febrero de 1971. Un hito que marcó su entrada triunfal a la escena musical mundial. Desde el primer acorde, el distintivo sonido de Yes despierta una sensación de alegría imparable en mí. Las magníficas voces de Jon Anderson y Chris Squire se elevan majestuosamente, mientras el bajo de Squire resuena con una fuerza imponente. Es innegable que Squire encarna a la perfección el legado de John Entwistle de The Who.

Tony Kaye, virtuoso tecladista de la banda, añade otro nivel de grandeza a su sonido. Pero lo más impresionante es la incorporación, en 1971, del prodigioso Steve Howe como guitarrista. Es en Yours Is No Disgrace donde la banda brilla con todo su esplendor. El trabajo de guitarra de Howe cautivaría a cualquier músico, siendo la personificación misma de la fluidez musical.

Si bien los dos primeros discos de la banda les otorgaron una reputación como músicos experimentales con voces gloriosas, es con The Yes Album que Yes alcanza nuevas alturas. La inclusión de Howe inspira a la banda, dándoles una confianza inquebrantable. Es evidente que Yours Is No Disgrace marca el inicio de una serie de obras maestras de este periodo.

Aunque sus álbumes posteriores, como Fragile o Close To The Edge, son reverenciados, es en The Yes Album donde Yes florece verdaderamente, definiendo su identidad y creando un sonido único para su época. No solo son virtuosos instrumentistas, canciones como Starship Trooper y I've Seen All Good People destacan por sus complejas armonías vocales.

Starship Trooper es un ejemplo magistral donde brillan tanto la voz de Anderson como el talento deslumbrante del baterista Bill Bruford. Este tema exhibe una sección rítmica alucinante, con referencias al jazz y la música clásica, mientras Howe y Kaye tejen líneas instrumentales intrincadas. Bandas como Genesis y Rush encontraron en The Yes Álbum la inspiración para iniciar sus propias odiseas musicales. Es una obra maestra que marca el ascenso imparable de Yes y el último álbum con Tony Kaye.