Pink Floyd, Animals, 1977



La virulenta respuesta de Pink Floyd a la agitación del punk rock en el Reino Unido. 


En 1977, Pink Floyd se encontraba en una encrucijada, una banda inmersa en contradicciones. Dos años antes, su icónico álbum "Wish You Were Here" había marcado un giro radical en su sonido, distanciándose de la megalomanía de Roger Waters vista en "Dark Side of the Moon". Este álbum, más que cualquier otro, revelaba la vulnerabilidad del grupo al abordar directamente la ausencia de Syd Barrett.

Mientras tanto, el panorama cultural del Reino Unido había sufrido una transformación vertiginosa entre 1975 y 1977. La guerra entre los guardianes de la moral y la emergente revolución punk estaba en su apogeo, y Pink Floyd se encontraba atrapado en medio de esta tormenta. Por un lado, Roger Waters expresaba su desprecio hacia el gobierno conservador y la monarquía, mientras que por otro, observaba con fascinación el nihilismo del punk rock.

Aunque Pink Floyd no se identificaba como "punk rockers", había una conexión espiritual con el movimiento. A pesar de las provocaciones de Johnny Rotten, vocalista de los Sex Pistols, los punks veían a Pink Floyd como un símbolo del viejo orden que querían derrocar.

Tanto los Sex Pistols como The Damned habían expresado su deseo de tener a Syd Barrett como productor en sus discos, pero la realidad fue diferente. The Damned tuvo que conformarse con Nick Mason como productor en "Music For Pleasure" en 1977.

En busca de un cambio en la dirección musical, Roger Waters decidió crear un manifiesto diferente y más virulento. Inspirado por "La Rebelión de la Granja" de George Orwell, concibió "Animals", un álbum que ofrecía una visión cruda de la sociedad a través de ovejas, perros y cerdos.

"Animals", junto a "Piper At The Gates of Dawn", son mis dos discos favoritos de Pink Floyd. Es obvio que ambos son una anomalía mayúscula en la carrera de la banda. Ambos discos podrían ser fácilmente considerados como el trabajo de otra banda. Por un lado, en "Piper", los Pink Floyd eran "otra banda". El liderazgo de Syd Barrett era evidente. Hoy en día, Roger Waters reniega de esa época.

Por otro lado, "Animals" mostraba a una banda furiosa que abrazaba la agresión y la estridencia de una forma que difiere con la naturaleza más contemplativa e introspectiva de la banda. Desde el principio, la guitarra dominante de David Gilmour es evidente. Además, las guitarras suenan furiosas y llenas de rabia en la estupendamente titulada "Dogs".

Para "Pigs (Three Different Ones)", la ejecución vocal de Waters destila veneno como en pocas ocasiones. Por momentos, me parece escuchar ese estilo mordaz que usaba Lennon en sus piezas más sarcásticas, mordaces y críticas. Esto, junto con Gilmour, cuya guitarra se nos presenta de la forma más estridente imaginable. Y aunque al inicio de "Sheep", Richard Wright nos da un leve paseo por el mundo del jazz, la pieza rápidamente evoluciona en una de las piezas más corrosivas y experimentales en la carrera de la banda. "Animals" fue amor a primera vista para mí.

Con "Animals", Pink Floyd se alzó como una fuerza audaz e inteligente, desafiando el statu quo y rechazando cualquier aspiración comercial. Este álbum, directo y contundente, compartía la energía nihilista del punk más estridente, situando a Pink Floyd del lado de la rebelión subversiva.

Tras "Animals", Roger Waters asumió el control total de la banda y dio inicio a uno de los proyectos conceptuales más ambiciosos: "The Wall".

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