60 Años de Mr. Olympia: Genética o Esteroides, ¿Hasta Dónde Puede Llegar el Cuerpo Humano?


“Puedes darle a un poodle todos los esteroides que quieras, pero nunca lo convertirás en un rottweiler”. Esta frase resume a la perfección la batalla entre genética y esfuerzo en el mundo del bodybuilding. Más allá de los esteroides o una genética excepcional, convertirse en campeón de Mr. Olympia requiere una combinación compleja de factores, donde la consistencia y el sacrificio diario son esenciales.

Flex Wheeler, apodado “el sultán de la forma”, poseía una genética envidiable, pero su falta de compromiso con entrenamientos extremos le impidió alzarse con el título. En contraposición, Dorian Yates, cuya estética no era su punto fuerte, llevó su cuerpo al límite con entrenamientos brutales, demostrando que la dedicación puede superar incluso a la genética más privilegiada. Luego tenemos a figuras legendarias como Arnold Schwarzenegger y Ronnie Coleman, quienes, además de ser bendecidos genéticamente, aprovecharon el uso de esteroides para alcanzar dimensiones casi sobrehumanas.

El uso de esteroides ha sido siempre un tema de controversia, tanto dentro como fuera del mundo del bodybuilding. Este debate ha impedido que el deporte sea reconocido oficialmente en los Juegos Olímpicos. A pesar de ello, el bodybuilding no es solo un deporte, es también un espectáculo, una forma de arte visual que coquetea con lo circense. Vince McMahon, el magnate del entretenimiento, trató sin éxito de fusionar el bodybuilding con sus shows de lucha. A lo largo de los años, Mr. Olympia ha sido un escaparate para los cuerpos más monstruosos del planeta: Arnold, Lou Ferrigno, Dorian Yates, Ronnie Coleman. Más que un concurso deportivo, es un experimento físico en el que los esteroides han jugado, y siguen jugando, un papel crucial.

En una propuesta más distópica, Peter Thiel, el multimillonario exsocio de Elon Musk, sugirió la creación de unos “Juegos Olímpicos aumentados”, donde el uso de sustancias como los esteroides sería legal. Aunque esta idea puede resultar fascinante para algunos, también plantea un debate sobre los riesgos asociados. Las historias trágicas de bodybuilders como Andreas Munzer o Nasser El Sonbaty, cuyas muertes fueron relacionadas con el abuso de esteroides, nos recuerdan que estos compuestos no solo aceleran el crecimiento muscular, sino también el desarrollo de enfermedades mortales como el cáncer.

A lo largo de las décadas, la IFBB, la federación que regula Mr. Olympia, ha fluctuado entre ignorar el uso de esteroides y aplicar controles laxos. Mientras que los hombres son aclamados por sus físicos monstruosos, las mujeres en este deporte han sido marginadas en busca de una imagen más comercial, al grado de que el concurso Ms. Olympia fue cancelado por varios años, cuando se pensó, que competidoras como Iris Kyle, habían llevado el deporte femenil a un extremo ya no aceptado.

Con el paso del tiempo, el bodybuilding ha visto cambios significativos. Desde que Larry Scott ganó la primera estatuilla de Eugene Sandow hace 60 años, ha habido épocas donde la masa muscular extrema fue la norma, como con Sergio Oliva y Lou Ferrigno. Sin embargo, en otras ocasiones, la balanza ha favorecido la estética y la simetría, como lo demostraron Frank Zane y Dexter Jackson. El reciente triunfo de Samson Dauda en la edición número 60 de Mr. Olympia este año marcó un regreso a la valoración de la estética sobre la pura masa muscular. Con un físico esculpido, Dauda derrotó a gigantes como Hadi Choopan y Derek Lunsford, demostrando que la belleza y la armonía tienen un lugar en el deporte.

Samson Dauda sigue siendo una figura enigmática. Este bodybuilder de origen nigeriano, que se llevó el premio récord de 600,000 dólares, ha reconocido la influencia de su esposa Marlena, una excompetidora de bodybuilding convertida en entrenadora, quien lo convenció de dedicarse al deporte. En su caso, la fórmula del éxito incluye una mezcla de genética, esteroides, entrenamientos rigurosos y un sólido apoyo emocional. Ahora la gran pregunta es: ¿Podrá Dauda retener el título el próximo año, o caerá bajo la presión de aumentar aún más su masa muscular, como ha ocurrido con muchos campeones recientes? Aunque la estética parece haber recuperado su lugar en la cúspide, el futuro del bodybuilding sigue siendo incierto y emocionante, incluso después de más de seis décadas de evolución muscular.

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