The Smile, Alquimia Musical Más Allá de Radiohead



The Smile surge como chispa creativa en medio de los silencios prolongados de Radiohead. Mientras los seguidores de Thom Yorke y Jonny Greenwood esperan el próximo capítulo de Radiohead, The Smile ofrece un espacio donde ambos músicos, junto al baterista Tom Skinner, pueden experimentar con sonidos más abstractos y libres. A ocho años del último álbum de Radiohead, A Moon Shaped Pool, The Smile llega como un regalo inesperado, si segundo disco en menos de 10 meses, segundo del 2024, mostrando que la inquietud creativa de estos músicos no descansa y cambia de forma de manera inquieta.

Es evidente que The Smile tiene una energía distinta. Los paisajes sonoros etéreos de Radiohead dan paso a una dinámica más acelerada, con Skinner inyectando ritmos complejos y vibrantes. Su influencia es predominante en éste proyecto, creando una base rítmica que impulsa las canciones hacia una dirección más visceral. Mientras Radiohead se ha caracterizado por un enfoque introspectivo, The Smile es más inmediato, más tangible, y en ese sentido, más sorprendente.

El primer disco de la banda, A Light for Attracting Attention, reveló una química única. Greenwood y Yorke despliegan sus talentos, pero es la energía de Skinner lo que añade un dinamismo fresco a su sonido. Luego, con el lanzamiento de Wall of Eyes, quedó claro que este proyecto no era un simple experimento. The Smile había encontrado su voz. El álbum fue aclamado por su profundidad y por cómo empujaba los límites de la música experimental sin perder su esencia.

Y entonces llegó Cutouts. Aunque grabado durante las mismas sesiones que Wall of Eyes, este disco es algo distinto. Es, en muchos sentidos, lo que Amnesiac fue para Kid A: una evolución, la aplicación del pensamiento lateral en la trayectoria creativa. Cutouts no es un conjunto de canciones descartadas, es una obra que se sostiene por sí misma, mostrando la versatilidad del grupo.

El álbum abre con Foreign Spies, un tema que, aunque evoca nostalgia con sus ecos a los Beach Boys de los 70s, no es precisamente el mejor comienzo. Sin embargo, lo que sigue es oro puro. Instant Palm, con su ritmo inspirado en el krautrock, recuerda a los momentos más introspectivos de The Velvet Underground. Aquí es donde The Smile realmente brilla, experimentando sin perder el control de la dirección musical.

Uno de los momentos más electrizantes de Cutouts llega con Zero Sum. La energía de la banda es desbordante, con guitarras que se despliegan en ondas mientras Yorke, más animado que de costumbre, ofrece una interpretación poderosa. Es una de esas canciones que, al escucharlas, te invitan a imaginar a Yorke bailando frenéticamente en un escenario. Incluso bandas consagradas como los Red Hot Chili Peppers soñarían con capturar este nivel de intensidad en la actualidad.

Colours Fly es una pieza más enigmática, con ecos del jazz de Miles Davis. La capacidad de Greenwood, Skinner y Yorke para crear paisajes sonoros complejos pero accesibles es evidente aquí, recordándonos a los mejores momentos de la banda experimental alemana CAN. La canción es un viaje auditivo, una mezcla de lo familiar con lo nuevo, una perfecta síntesis de lo que The Smile representa.

En Eyes & Mouth, la banda alcanza uno de sus puntos más altos. Las guitarras juguetonas y los ritmos afrobeat evocan a Robert Fripp y Tony Allen, mostrando una conexión casi telepática entre Greenwood y Skinner. Este es uno de esos momentos donde todo parece fluir de manera natural, como si la música no pudiera existir de otra forma.

The Slip profundiza en las influencias de CAN, con una sección rítmica pulsante y una interpretación vocal de Yorke que nos recuerda al legendario Damo Suzuki. Este es el tipo de canción que consolida a The Smile como una banda que, aunque hereda el legado de Radiohead, sigue su propio camino, reinventándose en cada paso.

Cerca del final del álbum, No Words aparece como una especie de guiño a Radiohead. Con su ritmo frenético y teclados hipnóticos, la canción recuerda a los primeros días de CAN, cuando Malcolm Mooney lideraba la banda con su estilo caótico e impredecible. Aquí, The Smile juega con la tensión y el desenfreno, mostrando una vez más que son maestros de la experimentación controlada.

El cierre del álbum, Bodies Laughing, es un triunfo. Hipnótica y envolvente, captura toda la esencia de lo que The Smile ha estado construyendo desde su inicio. Es una canción que no solo pone el broche de oro a un álbum sobresaliente, sino que también deja al oyente con ganas de más. En tan solo diez meses, The Smile ha lanzado dos discos que se sienten como un respiro en la música actual, y aunque Wall of Eyes ha demostrado su gran relevancia. Cutouts lo iguala e incluso lo supera en varios momentos.

The Smile ha demostrado que es más que una banda secundaria. Es un espacio para que Yorke, Greenwood y Skinner exploren sin restricciones, y el resultado es una música que desafía, emociona y, sobre todo, conecta de manera única.




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