El Disco que Sacudió al Punk: Never Mind the Bollocks de los Sex Pistols



Tenía apenas 14 o 15 años cuando descubrí por primera vez a los Sex Pistols. Unos amigos los habían mencionado en una charla sobre Guns N' Roses, diciendo que si me gustaba esa banda debería escuchar también a Aerosmith, Nazareth y los Sex Pistols. Y llevaban razón, ya que hasta el día de hoy sigo disfrutando enormemente de esos tres grupos.

Never Mind the Bollocks, el único álbum que grabaron los Sex Pistols en octubre de 1977, sigue siendo uno de mis tres discos favoritos, junto al debut de The Velvet Underground y Pet Sounds de los Beach Boys. Aunque No fue el primer disco de punk rock en el Reino Unido -ese privilegio corresponde a The Damned-, Never Mind the Bollocks fue sin duda el más mediático, impulsado por toda una maquinaria a su alrededor.

Por un lado, estaba Malcolm McLaren, un provocador nato que sabía cómo llamar la atención. Por otro, John Lydon/Johnny Rotten, cuya pasión por bandas oscuras como Neu!, Can, Magma y Van der Graaf Generator se ocultó inicialmente. Pero la gran clave del éxito imperecedero de Never Mind the Bollocks radica en su productor, Chris Thomas.

Seguramente ninguna otra banda punk tuvo la suerte de contar con un productor del calibre de Thomas, un veterano que había trabajado con los Beatles, Pink Floyd, John Cale, Brian Eno y Roxy Music. Thomas era el personaje perfecto para los Sex Pistols, con su experiencia en temas llenos de anarquía como "Helter Skelter" y su familiaridad con la vanguardia musical.

Bajo la tutela de Thomas, Never Mind the Bollocks se distinguió del resto de discos punk por su sonido sofisticado y futurista, alejado de cualquier primitivismo. La guitarra de Steve Jones sonaba como una orquesta completa, la sección rítmica de Paul Cook y Glen Matlock se oía compacta y precisa, y las vocales amenazantes de Lydon/Rotten, inspiradas en figuras como Klaus Dinger, Peter Hammill y David Bowie, se convirtieron en un arma letal.

La influencia de bandas como los New York Dolls, MC5 y los Ramones se hace evidente en el sonido del disco, que logra combinar toda esa energía con una sofisticación que lo sitúa por encima de la mayoría de sus contemporáneos. Cuarenta y siete años después, Never Mind the Bollocks sigue teniendo un sonido asombrosamente actual, convirtiéndolo en una obra maestra rotunda que desborda energía sin perder fuerza.

No cabe duda de que el trabajo de Chris Thomas fue soberbio, elevando a los Sex Pistols a la categoría de leyenda imperecedera del punk rock.

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