Red Horse-Red Horse

Bueno free improv es cuando el músico se mete al estudio y comienza a improvisar, como solían hacer los viejos free jazzistas, como Albert Ayler, o Archie Shepp, o John Tchicai, o el gran John Coltrane, sólo un estudio amplio, los músicos viéndose frente a frente, unos buenos micrófonos y pocas tomas y pocos overdubds, sino es que ninguno, live improv, son esos chicos que desdeñan bastante el estudio y su rollo es tocar en vivo, construir en vivo, y si por casualidad son grabados pues que bien, si algo es live improv o free improv, la verdad ya queda en manos de cada quien discernir que es que, pero si sería necesario darnos una buena idea para poder pasar a lo siguiente.

En estos terrenos un tanto sinuosos nos topamos al dúo de Red Horse, sería difícil definirlos como algo en particular, ya que si bien, el rol de Eli Keszler es propiamente el de un baterista que no necesariamente ve el rollo de los ritmos, el de Steve Pyne es un poco más complejo y abstracto, ya que Pyne se encarga de crear sonidos, ya sea através de la guitarra o por cualquier medio que se le plazca, ya sea creando instrumentos el mismo, que sirven para brindar un sonido más expansivo a este par de creativos, si bien sería difícil con estos antecedentes poder describir que hacen y que no hacen Red Horse sonoramente, ya que hablando del genero, la alineación, podríamos pensar que estamos ante otro de esos dúos como Lightning Bolt o Hella (en sus inicios), pero la verdad no haríamos verdadera justicia, ya que mientras los Bolt y los Hella hacen de las suyas domando sus instrumentos a velocidades metanfetamínicas, los Red Horse no parecieran estar muy interesados en la velocidad, hasta pudiéramos pensar que su música es más estática, densa, una sacudida más al interior que al exterior, algo muy parecido a estar dentro de una lavadora en marcha, Keszler es un torbellino en la batería, más interesado en “colorear” como los viejos bateristas del free jazz, y en nusar su batería y demás percusiones al máximo, más que en llevar un ritmo, lo suyo es crear, llenar espacios, expandir su sonido, y vaya manera de hacerlo, sus ritmos son omnipresentes, abstractos, paralelos, divergentes y no se que tantas cosas a la vez, Brian Chippendale de los Lightning Bolt en su versión más abstracta podría ser una buena comparación (lo que hace Chippendale como Black Pus, pero menos primitivo y sin los gadgets electrónicos que suele usar).

Pyne en la guitarra se inclina por completo por el drone, usando su guitarra para rechinar, gruñir, zumbar y sonar como una campana gigante a su voluntad, sería muy difícil poder hacer una descripción exacta de lo que sucede, ya que en verdad, en este disco y en cada una de las piezas suceden muchas cosas a la vez, Pyne sonando a veces como un Ben Frost en la guitarra sin muchos procesadores en su sonido, otras como un Sonny Sharrock en el echoplex, otras como Bailey, dándole un carácter a la guitarra de instrumento de percusión, más que de cuerda, otras yéndose de plano a zonas oscuras y cósmicas como suele hacer Oren Ambarchi, sin duda aplicando creatividad a todo lo que sobre su instrumento, aprovechándolo por completo.

Son Red Horse el extremo impensable en ocasiones del free improv?, muy probablemente si, y a la vez su conexión con el rock duro, con la escena noise de un Merzbow, con la no wave de los Sonic Youth, con el free jazz de los Fire! y con el noise rock de los Lightning Bolt, probablemente un claro ejemplo de la bifurcación, evolución de un genero tan envolvente e incluyente, capaz de abarcar monstruosamente un gran espacio.

Cada una de las piezas es un auténtico derroche de energía, creatividad y experimentación, un auténtico atrevimiento sónico a explorar todas y cada una de las capacidades de sus instrumentos, un llamado a re escribir las reglas de que es una batería, de que es una guitarra, de que es música y un  choque total de lo físico de sus ejecuciones con lo abstracto de su música.