Pyramids/Horseback-A Throne Without A King

La verdad escuchar esos discos llamados “splits” no me resulta por lo general una experiencia agradable, te gusta una banda y la otra no, escuchas unos temas y los otros no, pero bueno, tratándose de una de las bandas que más interesantes me han resultado en años recientes, los Pyramids, dije buen, va, veamos que tal, A Throne Without King, es el resultado de una colaboración entre los ya mencionados Pyramids, una suerte de black metaleros de avanzada total cuyo sonido va de los ya conocidos blast beats mezclados con pasajes sonoros densos con influencias del genero alucinante llamado shoegaze, como si los Deathspell Omega se aventara un jam con los My Bloody Valentine (si esto fuese posible de concebir).

Ya de entrada Phaedra´s Love con su alucinante tratamiento de doble bombo inicial consigue engancharme, después, esos teclados de ensueño, los Pyramids se vuelven menos extremos en cuanto a  volúmenes y arreglos, pero se vuelven más densos y preciosistas, buscando una extraña mezcla de intoxicación y belleza en sus arreglos, un  pequeño toque a los Cocteau Twins que embriaga, que adormece, que aturde pero que encanta, y nuevamente el ataque sin misericordia de las baterías, poco a poco los Pyramids se desencasillan de la etiqueta de black metal, nunca lo fueron, pero parecieran hacernos más y más difícil que los acerquemos a ese genero, lo cual no deja de parecerme genial.

The Cult Of Henry Flynt corre a cargo de los Horseback, Henry Flynt es un reconocido vanguardista de la música minimalista estadohundidense, muy cercano a esa escena de Tony Conrad o La Monte Young, y que derivo un poco en lo que serían los Velvet Underground, con quienes Flynt alguna vez tocó y con cuyo líder, Lou Reed, Flynt alguna vez tuvo un altercado a golpes, que bonitas memorias, si me preguntan que relación tiene esta pieza con Flynt, les podría decir que ninguna de inicio, pero ya avanzada la pieza, que inicia con un directo ataque de metal extremo, se torna extraña, digamos que se detienen las hostilidades y la atmósfera se colapsa para entrar al reino del drone, hasta finalmente sumergirnos en un vacío total, interesante giro sónico el que nos aplican estos Horseback, para regresarnos a la densidad y brutalidad, no tan hiperactiva de un inicio, esos si con  sus vocales como de “monstruo-come-galletas-caído-en-desgracia”.

Ambas bandas se integran para la pieza que da título al disco, un minimalista ejercicio de drone, que se va transformando en “catedral de sonido”, ya saben esa majestuosa conjunción de sonidos que parecieran dictarnos colores y poner colosales imágenes de cristales en la mente, y después un gutural lamento que pareciera ser distorsionado digitalmente, una pieza que ante todo crea una total confusión, ya saben el alucine al que nos tienen acostumbrados los Pyramids, pero sin tanta brutalidad y para la segunda parte, pareciera que nos repitieran la misma mecánica, pero esta vez con un final menos macabro, pero más denso, eso si.

A Throne Without a King Pt 3 continúa ahora con el tratamiento sónico tipo “soundtrack” de cinta de terror, con sus órganos de iglesia y sus suspiros tenebrosos, una versión un tanto descolorida de aquellas recreaciones de terror de calabozo que nos traían los suecos de Abruptum.

Un disco confuso, en dónde los Pyramids cada vez más parecieran emigrar a algo completamente etéreo,  sus líneas que alguna vez dieron forma a su sonido se desdibujan por completo, pierden la forma y se convierten en una espesa niebla densa que de igual manera avanza amenazadora, pero que nos brinda piezas que no acaban de definirse para bien o para mal, un “split”, que creo que se hubiera definido mejor si hubiera quedado a cargo la grabación completa a cargo de los Pyramids, pero que no me resulta tan mala experiencia, ya que es de antemano sabida la salvaje naturaleza experimental de estos misteriosos tejanos, nos deja las atmósferas black metaleras, aunque las  formas son otras.