La Divina Comedia

La Divina Comedia

Por Erreh Svaia

Dispersión Caprina

Y los idiotas útiles nuevamente aplaudieron apasionadamente a Donald Trump en su visita a Singapur para encontrarse con el joven Kim Jong Un, apenas hace unos meses, la supuesta amenaza nuclear de Norcorea se erguía sobre el mundo, prueba tras prueba Kim hacia ostentación de su supuesta capacidad intercontinental, los informados indican que aunque la amenaza de los misiles de Norcorea era patente para la región Asiática, en realidad la capacidad para llevar más allá era nula, la escalada de amenazas entre Trump y Kim se aceleraba y parecía para algunos que nuevamente la sombra de una guerra mundial oscurecía al planeta, ambos autoritarios y poco racionales lideres amenazaban con su capacidad de activar el temido “botón rojo”, incluso China, un país tradicionalmente aliado a Norcorea parecía hacerse a un lado, mientras Japón y Surcorea se alineaban con los EEUU, pero sería Moon Jae in, sucesor de la depuesta Park Geun hye, quien “detonara” (mal chiste) un acercamiento entre las dos Coreas (lo que tendría a la larga un efecto en contra de Jae in), que llevaría a Trump directamente rumbo a Asia a inmiscuirse de forma personal en el tema.

Llama poderosamente la atención los desafortunados encuentros de Donald Trump con líderes del G-7 y en particular con Justin Trudeau, primer ministro canadiense, líderes democráticos occidentales, y en contraste, la fascinación de Trump por gente como Xi Jinping, Rodrigo Duterte, Recep Tayyip Erdogan, Vladimir Putin y el ya mencionado Jong Un (líderes autoritarios de China, Filipinas, Turquía, Rusia y Norcorea respectivamente), incluso se vuelve escalofriante el comentario de Trump respecto al líder Chino Xi, señalando que tal vez los EEUU debieran experimentar algún día el tipo de régimen autoritario y antiliberal existente en China.

Como sucede en el caso de éstos líderes autoritarios, la afirmación es un tema necesario para poder sobrellevar la paranoica inseguridad que suele poseerlos, los autoritarios necesitan la “afirmación” de sus naciones, de ahí a que sean adeptos a realizar supuestos referendos y elecciones, obviamente amañadas para confirmarse en el poder, buscar la afirmación, regional, por parte de los líderes de países vecinos, y obviamente la afirmación mundial hacia su régimen, la cual parecen buscar desesperadamente, no resulta extraño que gente como Nicolás Maduro realice unas elecciones sin oposición para poder ganarlas tranquilamente, no resulta extraño que Vladimir Putin promueva regímenes autoritarios cuasi dictatoriales como el suyo dentro de la Unión Europea o en Oriente Medio, y no resulta extraño que Norcorea busque primero un supuesto enfrentamiento con los EEUU, y después participar de manera alegre en un encuentro de naturaleza mediática y sin mucha trascendencia real.

Los que hablen ahora sobre la propuesta de que Donald Trump se hiciera acreedor a una nominación al Premio Nobel de la Paz, espero recuerden los bombardeos que ordenó contra blancos en Afganistán y en Siria, y aquellos que en realidad conocen la geopolítica de las últimas décadas, no tendrán problema en recordar esa vieja tradición de los Kim, de realizar una escalada de amenazas con su limitado arsenal nuclear (que China o Rusia podrían aplastar en minutos) contra Occidente, los cuales sirven como el berrinche de un niño pequeño que busca desesperadamente llamar la atención, con el fin de obtener el favor de los EEUU, ayuda alimenticia para calmar al infante berrinchudo nuclear, el cual depone sus armas (fierros viejos) a cambio de ayuda alimentaria para su pueblo, el padre de Kim Jong Un llevó a cabo el mismo proceso con los Bush y con Clinton, cuando la sombra de la hambruna amenazaba a Norcorea, las amenazas nucleares crecían, pero se acallaban con la promesa de ayuda económica de EEUU, un ejemplo a gran escala de lo que suele suceder en algunos países cuando se forman movimientos de protesta con el fin de llamar la atención del gobierno, y que se claman cuando el gobierno accede a proporcionar ayuda económica a los líderes de dichos movimientos.

Para Kim, es parte de seguir la tradición y hacerse notar en el mundo, dado que pocas personas hablan inglés en Norcorea, y los medios son totalmente controlados por el gobierno, sepa dios de que manera fluirá ésta información al pueblo Norcoreano, “el gran triunfo de Kim sobre el enemigo occidental”, “la sumisión de Trump ante el todopoderoso Kim”, sin duda alguna, para Trump, la historia será similar a su favor, una acción más cosmética para exigir su Nobel de la Paz, una acción más para “pararse el cuello” tras dominar al “feroz” drogón Norcoreano, un “trofeo” para si mismo (mínimo considerando la capacidad belicosa Norcoreana), y una pomposa cortina de humo para disfrazar su incapacidad de establecer acuerdos con naciones líderes del mundo y de mantener un acuerdo con un agente sociopolítico de verdadero peso en la región, Irán.

Trump sigue colocándose medallas de fantasía, y peor aún, victima de su megalomanía, reivindica y confirma un régimen que ostenta “gulags” al más puro estilo estalinista, Trump podrá sentirse orgulloso de su trofeo, que alegremente mostró a las cámaras, pero la amenaza de conflicto con Irán sigue presente, la guerra comercial que ya se asoma con México y Canadá no parece tener fin, se ha bajado la guardia en la frontera entre las dos Coreas, sin un acuerdo explicito y formal (Lo cual al final debe dejar a Jae in con una sensación de que sus buenas intenciones terminaron de forma desfavorable para su pueblo), mientras que Occidente continua adentrándose en un caos, en el cual el orden por surgir aún no se consigue vislumbrar.


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