El Gran Ganador de las Elecciones del Fin de Semana





El Gran Ganador de las Elecciones del Fin de Semana

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Por: Erreh Svaia

Hubo una época oscura dentro de la historia en el país en el que el abstencionismo parecía convertirse en el “gran campeón” de nuestra “democracia”, votaras por quien votaras, el triunfador de las elecciones era el PRI, aunque en las grandes ciudades había algo de participación ciudadana, el PRI Sistema se encargaba de que las votaciones en las zonas rurales fuesen “copiosas” y era ahí en dónde misteriosamente solía arrasar, esto hasta llegar a 1976, en que el PRI fue el único partido que presentó candidato a la contienda electoral, a nadie más le interesaba ni votar ni ser parte de la farsa electoral que prevalecía, a nadie excepto a la burocracia o el enorme sistema corporativista y clientelar que había construido el gobierno, si a la sociedad no le interesaba votar, mejor, el abstencionismo era sin duda el mejor aliado del PRI Sistema.

Con participaciones de apenas el 30% del padrón electoral, pareciera que la sombra del abstencionismo, como mejor aliado del oficialismo ha regresado, las dos principales gubernaturas disputadas, Baja California y Puebla, apenas llegaron a ésta cifra, lo cual, lejos del partido porque se haya votado, o que se haya alzado con el triunfo, denota que nuevamente la democracia mexicana está entrando en una etapa de crisis, y si hubo entusiasmo en las votaciones de Julio del año pasado, éste parece irse derrumbando a un ritmo más acelerado que la popularidad del hoy presidente del país.

Luego de varias décadas de dominio del Partido Acción Nacional, apenas una tercera parte del padrón electoral ha decidido darle el triunfo al partido oficialista, la alternancia siempre es una buena opción, aunque a seis meses de cambios en el gobierno, lejos de ver acciones reales que apunten a un cambio verdadero, hemos visto simulaciones e inacción, que denotan un foco más dirigido a la política electoral, a la concentración del poder, y a lo que pareciera ser una restauración de la llamada “presidencia imperial” que se vino abajo durante el sexenio del ex presidente Ernesto Zedillo, curiosamente así como Zedillo fue el encargado de detonar éste símbolo del autoritarismo del viejo PRI Sistema, un aliado de Zedillo y varios de sus ex colaboradores, ahora en su gabinete, parecen ser los encargados de la restauración.

En Puebla, la situación no es muy diferente, la mayoría de la población se inclinó por la abstención, y los pocos que votaron, apenas una tercera parte dieron el triunfo al partido oficial, impulsado por la creación de una poderosa red corporativista y clientelar, que va del apoyo de la estructura del Sindicato de Maestros, hasta el uso de las viejas tácticas del PRI Sistema, como lo es el “acarreo” y la compra de votos, a eso se añade, otro “curioso” fenómeno, la aparición de una nueva versión de esa coalición que ganó en Julio del 2018, ahora sin el difunto partido PES, entra un nuevo jugador, el Partido Verde Ecologista Mexicano, partido de deplorable reputación, rampante oportunismo y comparsa alguna vez, al igual que el PES y que el PT, del PRI, no resulta sorpresa que el PVEM se haya aliado a Morena, reconociendo el ADN de su anterior socio principal.

El alguna vez todo poderos PRI ha sido el gran perdedor de las elecciones, yéndose a los últimos sitios de preferencia entre los votantes, con una elección interna en la puerta, es predecible afirmar que para mantenerse con vida, el PRI tendrá que convertirse en uno de esos partidos comparsas que alguna vez le acompañaron (PPS, PARM, PT, PES, PNAL, PVEM) y seguramente encontrará lugar bajo la protección y el amparo de Morena, la única manera de mantener impunidad y evitar una cacería contra la anterior administración.  

Para la oposición real sólo queda un camino, uno largo, que ya estaba anunciado desde hace tiempo, la formación de un nuevo partido, ni de derecha, ni de izquierda (al igual que el partido oficial), pero uno cuyo verdadero valor sea el del pluralismo, el de la democracia, el de la apertura y la transparencia, sólo así podría la oposición aspirar a convertirse en un verdadero contrapeso al deterioro democrático que vemos que continua alimentando al gran ganador del fin de semana: el abstencionismo, el objetivo no debiese ser derrotar al oficialismo, sino entusiasmar nuevamente al votante.

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