Las Tres Dimensiones
Las Tres Dimensiones
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Por: Erreh Svaia
Mi padre solía decirme lo siguiente: “Hay tres áreas que
debes cultivar: la física, la intelectual y la espiritual”, pienso que los tres
conceptos a los que mi padre se refería podrían significar muchas cosas para
cualquiera de nosotros, para él, se trataba de hacer deporte, de estudiar, de
trabajar y de ir a misa, para mi la implicación fue siempre algo más amplio y
extenso, aunque concuerdo en su idea original, claro que lo físico debe ser cuidado
y procurado, para mi padre se trataba de los deportes en equipo, el fútbol o el
béisbol, para mi la dinámica de que el deporte a practicar no sólo dependiera
de otros, nunca hizo mucho sentido, por eso yo prefería ir a correr o a
caminar, después la dependencia del buen clima, dejó de hacer sentido también y
empecé a asistir a un gimnasio, en dónde podía ejercitarme a pesar del calor,
el frío o la lluvia, en algún momento incluso me deshice de la dependencia de
un gimnasio y exitosamente desarrollé una manera de hacer ejercicio usando
únicamente mi propio cuerpo, pero bueno, lo físico no sólo se refiere a
ejercitarse, también a cuidar el cuerpo, a dejar de lado lo que lo daña, el
alcohol, el tabaco, a procurar una mejor alimentación y a utilizar suplementos
que lo ayudan a estar mejor y a no enfermar.
En el tema intelectual, para mi padre, el trabajar era más
que suficiente, hoy le diría a mi padre, mucha de la gente con lo que he trabajado
nunca ha estado ni cerca de usar sus capacidades intelectuales plenamente en el
trabajo, diría en ocasiones que mucha gente que he conocido “trabaja en
automático” y sólo sigue ordenes o se ajusta a una rutina confortable, debo
agradecer, en alguna forma que un entorno laboral hasta cierto punto inestable
ayuda a mantenerse siempre inquieto, siempre buscando nuevas formas de
trabajar, y de crear nuevos procesos, la incertidumbre, lo desconocido y la inestabilidad,
son coadyuvantes, hasta cierto punto de la creatividad y del trabajo mental,
pero no sólo el trabajo es parte de nuestro quehacer “intelectual”, el cultivar
el hábito de leer de forma diaria, de enterarnos de las noticias del mundo que
nos rodea, y el mantener una constante actitud de estudiante, considero es
parte esencial de una actividad intelectual, sin intenciones de ejercer una
mera labor “intelectual”, pensar es más importante que actuar, sin pensamiento
previo puede no haber acción, o la acción puede no ser efectiva, pensar ,
pensar y pensar es la base del quehacer intelectual, no papá, no siempre el
trabajar implica que estamos atendiendo nuestro intelecto.
Recuerdo las peleas y discusiones con mi padre respecto a asistir
a misa, confieso que durante mi infancia y mi adolescencia me negué rotundamente
a participar en esos eventos, no encontraba nada para mi en la religión
organizada como tal, de hecho todavía al día de hoy no encuentro gran cosa, por
supuesto que me gusta leer la biblia, he leído el corán y me han resultado
interesantes algunas enseñanzas sobre el budismo, pero no es la religión para mí,
el quehacer y el deber espiritual no sólo se trata de ir a misa, se trata de
ayudar a los demás, se trata de amar a los demás, se trata de procurar hacer el
bien, se trata de cuidarnos a nosotros mismos, de respetarnos, de cuidar a
nuestros semejantes, y respetarlos, de cuidar el medio ambiente y de
respetarlo, se trata de buscar el bien común, un deber que va más allá de
nosotros mismos y que conecta con los demás, con nuestra familia, con nuestros
hijos, con nuestros vecinos, con nuestros compañeros, con los animales y con
las plantas, lo espiritual va más allá de la mera religión, va directo a nuestra
conexión con el resto del planeta, sobre nuestro bien vivir y también con
nuestro bien morir.
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