La Belleza de las Cicatrices





La Belleza de las Cicatrices

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Por: Erreh Svaia

En algún momento de mi vida le encontré un sentido muy diferente a mis cicatrices, por alguna herida, una cortada, por una raspadura o al dañar mi piel quitándome algún “granito”, antes solían pensar que había cometido un error al descuidarme o al provocarme tales heridas, me arrepentía bastante y me sentía culpable de tal “imperfección” con la que tendría que cargar el resto de mi vida, no obstante, esto cambió, las cicatrices se convirtieron en una marca personal, en algo que nadie más habría de llevar, que me haría diferente, único, la oportunidad de ver como mi propio cuerpo se sobreponía a las agresiones, a las heridas, al daño proveniente del exterior, la piel resultante de aquella cicatriz resultaba más gruesa y resistente, era de ésta forma que mi cuerpo se volvía más fuerte.

En Japón hay un tipo de técnica artística conocida como Kintsugi, palabra proveniente de “kin” y “tsugi”, que significan oro y reparación, respectivamente, ésta técnica artística consiste en la reparación de jarrones, ollas o vasos cerámicos rotos, los cuales son reconstruidos y unidos nuevamente mediante un pegamento especial que contiene oro en polvo, cuando rompemos dos jarrones iguales, podemos estar seguros de que ambas piezas se romperán de manera totalmente diferente, por lo que al repararlas mediante ésta técnica, aseguramos que la pieza resultante, será una pieza totalmente única, con las grietas rellenadas en color dorado formando patrones insospechados, guiados totalmente por la mano caprichosa del azar.

Si quisiéramos crear una analogía aquí, podríamos hablar incluso de dos personas gemelas, a las cuales la vida poniéndoles pruebas difíciles, cada una reaccionando de diferente manera, quedando con “cicatrices” de cada uno de los hechos que incluso pudieran ser traumáticos, al final, el resultado es que tenemos a personas únicas, al final, aún la persona más “quebrada”, puede reconstruirse y convertirse en una persona única, de incluso mayor valor que antes, las grietas o rupturas nos aportan un valor, una enseñanza, nos ayudan a traer algo positivo a nuestras vidas a partir de algo negativo, no por nada el Kintsugi se transforma en una metáfora para nuestro crecimiento y el fortalecimiento no sólo de nuestros cuerpos, también de nuestro espíritu, evocando también el más puro estilo estoico para aceptar lo que venga, dolernos un poco y seguir adelante, transformados en alguien aún mejor.      

En la vida al final podemos rompernos, y dependerá de nosotros recoger las piezas y seguir adelante, convertidos en una nueva persona, con más fuerza y de mayor valor, al final éstas cicatrices o rupturas nos harán únicos y diferentes, y esto en particular se convierte en una forma de belleza, y de fortaleza, tengo varias cicatrices, y me encantan, es algo que nadie me puede igualar, hasta James G Ballard y David Cronenberg las encontraron escandalosamente atractivas en Crash.

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