Pensamiento Fluido





Pensamiento Fluido

HYPERDRIVE

Por: Erreh Svaia

Hace poco escribía sobre lo sencillo que me resulta en ocasiones el proceso de escritura, sin la necesidad imperante de enfrentarme por horas contra las hojas en blanco, haciendo algo de investigación casual, de debate interno hasta finalmente llegar a ese momento en que todas las ideas se ligan de una manera muy natural, pues bien, me topé durante un viaje con dos palabras que al unirse me llevaron a un concepto que no es nuevo y que deriva directamente de las reflexiones del filósofo polaco Zygmunt Bauman y el concepto que el llamo la “modernidad liquida” con el fin de definir un medio ambiente cada vez más propenso al cambio y de una manera cada vez más acelerada.

Me refiero al pensamiento fluido, que por momentos también se genera de las ideas del psicólogo húngaro Mihaly Csikszentmihalyi y su concepto del fluir, ese momento casi hipnótico cuando alcanzamos una ejecución optima que casi nos permite seguir en “automático”, para entenderlo de una manera más sencilla, con una pequeña anécdota, es como cuando tomas el auto, conduces hasta llegar a tu destino, y una vez ahí, no puedes ni recordar todo el trayecto hasta llegar ahí, el acto de conducir ya se vuelve tan natural, que fluye con nuestra mente casi en un trance, “On a Roll” como diría Miley Cyrus (O Ashley O) en el último capítulo de la última temporada de la serie Black Mirror del inglés Charlie Brooker, un exquisito misántropo, según el mismo, que ha llevado su misantropía a una fabulosa serie distópica entre la relación del ser humano y la tecnología y sus consecuencias llevadas al extremo.

El otro punto es aquella frase que decía el maestro del Kung Fu, Bruce Lee, que señalaba “se cómo el agua”, en una clara señal de la necesidad de ser flexibles, de adaptarnos a las circunstancias, de no permitir que nuestra mente y nuestros actos se cristalicen, o se congelen, el no quedarnos fijos y volvernos obsoletos, pienso que de eso es de lo que se trata el “pensamiento líquido”, lo que pareciera una habilidad sumamente importante hoy en día para lograr la adaptación y eliminar la ansiedad causada por la incertidumbre del futuro, el maestro espiritual Eckhart Tolle nos recordaría del “poder del ahora”, lo único que realmente podemos cambiar, y que los Estoicos aclararían “y que esté en nuestras manos”.
     
Es una lección que aprendí de forma muy dura durante mi juventud, la realidad es que me costó mucho trabajo, considerando que me solían decir “El Duro” cuando solía negociar algún tema hace casi dos décadas, aunque me gustaba el sobrenombre, hoy no me es una causa de orgullo, y cuando analizo el pasado me alegra haber cambiado en ese aspecto, sigo aplicando el “poder del no” como suele enseñar el negociador Jim Camp, pero ese no, ya no es fijo, se mueve, cambia, según las circunstancias, ayer le decía a un conocido que hablaba sobre la angustia del futuro, de como los trabajadores pasarían de explotados a obsoletos en poco tiempo debido a la automatización, lejos de pretender asustar o intimidar a alguien, mi consejo era “sé líquido”, “adáptate al medio, a las circunstancias”, “mantente flexible”, “disfruta de salirte de tu zona de confort”, sólo así evitaremos quebrarnos, sólo así creceremos, tu trabajo como es hoy en día, puede que desaparezca en unos años, prepárate, anticípate a los cambios que éste sufrirá y toma ventaja.

No me es difícil escribir esto, cuando asumo ese estado de “flujo”, las ideas surgen de manera sencilla, y las manos y el teclado convergen y funcionan como una máquina bien aceitada, es un trance, es pura inspiración, es como si uno sólo fuera en ocasiones un instrumento del pensamiento líquido y las cosas suceden de forma casi automática, para mi es mucho más sencillo en ocasiones escribir esto que decirlo, pero también, cuando puedo encontrar el “flujo” después de las primeras palabras intercambiadas, es como si la mente se aclarara y la mente se pone en sintonía con la voz, y ya no resulta tan complicado.

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