Carlos Giffoni-Evidence

Me complace decir que Carlos Giffoni esta de vuelta, si, ese cuate nacido en Venezuela que ha hecho una muy respetable carrera como músico de noise en el vecino país de norte, si, ese cuate que inició como guitarrista en plan noise y que después opto por generadores y osciladores análogos, para luego darse un paseo salvaje por las computadoras, fiablemente se halló de regreso con equipo análogo, adoptando los sintetizadores como su arma predilecta para la batalla, habiendo colaborado alguna vez con gente como Thurston Moore o Jim ORourke, ya nos deja bien claro el calibre de creador que es Giffoni, además de todo esto, organizador de los No Fun Fest, bizarramente exitosos festivales de música noise que en cierta forma sacaron el genero del anonimato y lo llevaron, de manera proporcionada a las masas.

Pues bien, Giffoni en fechas más recientes se ha inclinado fuertemente por la fusión de sonidos provenientes e la escena techno, específicamente de ese sub genero conocido como acid, con esas líneas de sintetizadores burbujeantes y robustos, lo que empezó como un tipo de exploración sonora, ha llevado a Giffoni a adoptar de manera prioritaria ese genero y salir de su anterior pasado noise, no sin abandonar del todo esos ataques sónicos a que nos tenía acostumbrados.

Evidence, su más reciente grabación editada nos resulta sorprendentemente grata, la pieza del mismo nombre, con que abre la grabación, inicia de una manera espectacular, con un intimo piano (en verdad esto es una grabación de Giffoni?), y una línea vocal desoladora, lo cual es inédito en una grabación del buen Carlos, luego de agarrarnos completamente fuera de base, los robustos sintetizadores se hacen presentes, acid techno de primer nivel, cortesía de la colaboración de una chica de alto octanaje, Laurel Halo, de quien ya hemos hablado alguna vez.

Ritmo firme, minimal y mastodóntico, las líneas se estremecen de manera epiléptica frente a nosotros, un sonido palpitante, que es entrelazado con esas vocales que repiten las mismas líneas una y otra vez, las cuales se van distorsionado hasta volverse metálicas y resonantes, para después mostrarnos pequeñas líneas ululantes de sintetizador que añaden una dimensión adicional de melodía.

Un ciclo que abre y cierra y la pieza inicial termina de la misma manera que comenzó, con la voz desolada recitando la misma línea: “it would be so easy to fall in love with you…”, y un grandioso piano que cierra el tema, acaso Giffoni se ha vuelto blando con el tiempo? Bueno, si su cabeza no quedó perforada por la insistencia sónica de la pieza, tal vez quieran reconsiderarlo.

Desire In The Summer nos recibe con poderosos golpes de ruido, y nuevamente el ritmo constante y a veces monótono del tambor de piso tan característico en el techno y esas incursiones de tarola mecánica, difícilmente una pieza para bailar, o tal vez una pieza que no fue diseñada para dar movimiento a los pies, sino al cerebro, las vocales añadiendo nuevamente toda una dimensión diferente, esta vez sobre poniéndose entre ellas, generando ecos y después esas líneas de sintetizador acido, derritiéndonos lentamente el cerebro, muchos se preguntan el porque de la denominación “acid” de este tipo de música, algunos se lo adjudicaran al alucinante efecto que nos pudiera producir, otros al efecto corrosivo del sonido, pero tal vez Giffoni se ha encargado a través de esta nueva grabación de re definir el sentido de lo “acido”, llevándolo al extremo, transformándolo en un viaje mental, la pared de sonido a la que nos tenía acostumbrados sigue presente, nos sigue atacando, pero esta vez se ha vuelto más insistente, más seductora y más detallada, podríamos decir que Giffoni ya no es tan salvaje o primitivo como solía serlo, y efectivamente, se ha vuelto más sofisticado, la violencia sónica a la que nos ha acostumbrado sigue presente, pero ha aprendido a concertar su ataque, lo ha convertido en una arma letal que causa daño, pero que de entrada resulta irresistible.