Richard Pinhas And Oren Ambarchi.- Tikkun (2014)
Richard Pinhas And Oren Ambarchi.- Tikkun
(2014)
“El sonido es más que solo ruido, el sonido en orden es música, y mi
vida es música.”
Lou Reed
El gran Oren Ambarchi, uno de mis artistas favoritos de años
recientes continua diversificando su obra y abriéndose a atrevidas
colaboraciones con el fin de seguir en crecimiento artístico, prueba de ello
este Tikkun, disco grabado junto al enorme Richard Pinhas, una figura de gran
estatura dentro del mundo del rock experimental, un hombre que bien podríamos
poner contemplar en una estatura muy similar a la del tremendo Robert Fripp o
del gran Brian Eno, Pinhas ya sea en solista o con su legendaria banda Heldon
ha dejado tras de sí un legado de asombrosa música experimental, que lo coloca
precisamente como antecesor de la obra de gente como Ambarchi o Ben Frost
inclusive, pero lo importante aquí es que Pinhas se niega a ser una figura del
pasado, aprovecha la apertura de gente como Ambarchi y busca establecer puentes
directos con los màs osados experimentalistas de la época, ya ha trabajado con
gente como el maestro japonés del noise, Merzbow o con los osados escultores
sonoros de Detroit, los Wolf Eyes, por lo que esta unión de talentos a pesar de
los disparatadas que pueda parecer, tiene un antecedente que nos dictaba desde
antes de escucharla que cosas interesantes sucedería.
La música de Pinhas parte mucho del trabajo de loops o
“ciclos” iniciada por Fripp y Eno en los 70s (y que tiene su raíz en la música
minimalista, John Cage, etc.), algo que también intersecta un poco con el
krautrock alemán, en este Tikkun, Ambarchi se une a Pinhas y ambos crean una
obra mayúscula de música minimalista, de libre forma, mutante e intensa que va
progresando de una base menor hasta convertirse en un monstruo de avance
orgánico y paso firme, que por momentos me recuerda a lo más alucinante de unos
Ash Ra Tempel, entre la música que se reciclaba de manera infinita de Eno y
Fripp, hasta el kosmische alemán.
Tikkun abre con Washington, DC, tema en dónde los
sintetizadores análogos mantienen una férrea base sobre la cual la magia de
Ambarchi y Pinhas comienza a tejer su telaraña multicolores, con un Pinhas
intenso en las cuerdas y un Ambarchi manipulando el sonido, evocando de alguna
manera el legendario trabajo de Fripp y Eno en el monumental No Pussyfooting de
los 70s, pero aumentado por el enérgico trabajo de batería de Joe Talia, quien
al principio se mantiene ágil y ligero y después su papel va aumentando en
potencia y contundencia, añadiendo cada vez más fuerza a aportación, al grado
de imponerse a mediados del tema, encargase de los fuegos artificiales y
permitir que ambos guitarristas creen un trabajo más sutil por encima de su
fuerte trabajo en las percusiones, llegando a algo sublime casi al final, con
Pinhas frenándose un poco permitiendo a Ambarchi llenar el espacio con esos
sonidos alucinantes y fuera de este mundo que solo el sabe crear.
Tokyo es la siguiente pieza y aquí definitivamente Talia
decide tomar la iniciativa y romper la pared de estática impuesta en el inicio
por ambos guitarristas, gracias a Talia, la grabación consigue endurecerse con
un poderoso trabajo de batería, dándole tanto fuerza como dinamismo a la grabación,
con un Pinhas creando complejos loops de guitarra, enloqueciendo con su
colorido sonido que avanza de manera infinita, mientras que Ambarchi se encarga
de sorprendernos con los tratamientos de sonido, que distorsionan los colores
de las guitarras de Pinhas hasta límites insospechados, creando un trabajo
sobresaliente que pone al día a los legendarios Frippertronics de los 70s.
Tikkun cierra con San Francisco, dónde la brutalidad se
estrella de frente con el arte, en un aparentemente inhóspito lugar al que
llegamos gracias a los estridentes sonidos con que inicia la pieza, aquí lo
abstracto y lo etéreo se combinan al máximo, ambos guitarristas crean una
radiante estela de luminosos sonidos, un todo que se compone de varias partes
pero que se entrelazan infinitamente, con Talia en el fondo sin poder romper la
barrera pero aportando una lejana base, ante la inmensa pared de sonido que
Ambarchi y Pinhas conjuran durante esta pieza.
Tikkun es un acierto más en la carrera de ambos
guitarristas, un terreno mutuo en dónde ambos consiguen imprimir su huella y
convivir de manera sorprendente, con un Ambarchi en plena ebullición artística
y creativa, y un Pinhas por el que el tiempo pareciera no pasar o hacer mella,
siendo más relevante que nunca.
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