Grazhdanskaya Oborona- Russkoe Pole Ehksperimentov (1989)
Grazhdanskaya Oborona-
Russkoe Pole Ehksperimentov (1989)
“Soy un comunista, el comunismo es cuando una persona sobrepasa su sola
persona y se convierte en algo más que solo un yo”
Egor Letov
El período posterior a la disolución de la Unión Soviética
debió representar un momento difícil para el noble pueblo ruso, primero
oprimido bajo el cruel imperio zarista, después secuestrado por el comunismo
contenido y opresor de Stalin y por último enfrascado en una carrera por la
supremacía mundial que llevó a la URSS a la debacle luego del estancamiento
económico, un período de transición hacia el libre mercado que significó
explotación, humillación y pérdida de identidad, algo que probablemente resintió
la nación, el abuso de algunos cuantos beneficiados y un pueblo desesperado por
no encontrarse a sí mismo, el rencor contra occidente y finalmente la
visualización de una luz al final el túnel, una historia dramática en verdad.
Es una época previa a la disolución de la URSS, llena de
turbulentos movimientos se teje la legendaria historia de Egor Letov, un hombre
enigmático y cuya vida resulta inquietante, adelantado a su época Letov fundó
varias bandas punk en la URSS, fue perseguido por la KGB y confiando a un
hospital mental, al salir Letov se volvió nómada, dedicando su vida a la música
de manera clandestina, componiendo en solitario, grabando por sí mismo en
reducidos y aislados espacios de Siberia y de gira por la nación comunista
tocando en cuantos sótanos le era posible.
Letov en primer lugar atacó al opresivo y obsoleto sistema,
amante de su nación y de su pueblo, pero enemigo de los abusos de autoridad y
restricciones a la libertad, Letov mutó en un nacionalista que añoraba la
tradición del pueblo ruso y que temía que la entrada de los valores de
occidente una vez desaparecido el comunismo significaría la perdición de su
patria, Letov llegó a representar todo aquello que causaba nostalgia del
comunismo añorado, las noches de platica bohemia en las diminutas cocinas hasta
altas horas de la noche, la cultura subterránea comunicada por el samizdat, las
frías noches en solitarias actividades subversivas, la comunidad unida bajo la
opresión, y esa disidencia disfrazada y discreta que se oponía al autoritario
régimen.
Letov y su banda Grazhdanskaya Oborona emprendieron una
lucha a favor de los valores tradicionales de Rusia que empezaban a extinguirse
y perderse, sus temas son un reflejo de una cultura que se desteñía y perdía su
color rojo ante la llegada de la influencia occidental, probablemente Letov no
añoraba regresar al comunismo impuesto y a su ciega opresión, pero si deseaba
recrear el mundo aislado y único que le vio crecer, y es precisamente en
Russkoe Pole Ehksperimentov (El Experimento en los Campos Rusos) en dónde Letov
y su grupo plasman estas inquietudes y arman una obra mayor en dónde se
manifiesta parte de la historia de esta transición en el pueblo ruso.
Luego de una mayor apertura durante el gobierno de
Gorvachev, Letov y su banda tuvieron acceso a estudios de grabación
profesionales destinados a bandas folclóricas rusas y a artistas autorizados
por el régimen, Letov acostumbrado a las fortuitas grabaciones caseras en la
clandestinidad decidió conservar sus raíces y reflejar sus impresiones del
momento que vivía en este tremendo disco, en el que hay un sentido experimental
más ambicioso que en sus anteriores grabaciones, Letov aborda temas llenos de
tristeza y nostalgia, recreando las tradiciones folclóricas rusas como en Kak
Smetana, para después retomar ese punk militante cercano a unos Crass en
Vershki I Koreshki con densas capas de guitarra tras de su voz, un bajo
violento y fluido siempre presente y esas baterías agiles y cacofónicas, todo
esto mezclado con singular genialidad perversa con la inclusión de flautas
maniáticas a la mitad de le tema, mientras que para Beri Shinel el contenido
dramático de Letov y compañía se desborda, hay referencias deprimentes por
todos lados, Letov refleja aquí un periodo de oscuridad, incertidumbre y
pérdida, el alguna vez “imperio malvado”, la “Madre Rusia” viniéndose abajo
dejando desamparados a sus hijos.
Los experimentos sonoros de Letov no terminan aquí ya que
inyecta poderosas dosis de ruido puro y chillantes guitarras en Novogodnyaya
Pesenka para dar forma a un tema intenso de buen punk, desviarse posteriormente
a la acústica Neponyatnaya Pesenka con sus deprimentes atmósferas que hacen
alusión a algunos de los temas favoritos del Letov, la soledad, el suicido, la
locura y la muerte, metáforas o discusiones ya muy directas del estado del
pueblo ruso en aquellos difíciles años.
Uno de los temas estelares de este monumental disco es
Lobotomiya con una melodía siniestra y deprimente a la vez y un coro en donde
Letov canta al límite de su garganta desenado poder poner fin a la locura
experimentada por el pueblo ruso colapsándose ante una época de estancamiento,
la perdida de la identidad, la promesa de la libertad y un futuro que se presta
imposible de ver con claridad, para finalmente cerrar con el tema principal del
disco y el que precisamente le da su nombre, un tema monumental con guitarras
increíbles, abrasivas y a la vez difuminadas que para el 89 se antojan
proféticas del Black Metal y su primitivo ataque.
Grabado en el año de 1989, este Russkoe Pole Ehksperimentov
representa uno de los pináculos en la carrera de Letov y su legendaria banda,
un Letov que domina a la perfección su ambiente y ahí se encarga de crear una
obra masiva de punk experimental tan obsesiva con el momento y con la carga
negativa del momento, pero que se sabe llena de corazón y el coraje, como
siempre para salir adelante, una joya poco conocida que merece ser apreciada
por un público mayor.
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