Blonde Redhead-Barragàn (2014)
Blonde
Redhead-Barragàn (2014)
“La vida misma es la más maravillosa historia de hadas.”
Hans Christian Andersen
Me agrada bastante el hecho d que aquellos que habían
iniciado como una banda en plan Sonic Youth, posteriormente no tuvieron empaño
en añadir toques de pop ensoñador y que hayan evolucionado nuevamente a
paisajes más inhóspitos e indescriptibles hasta cierto punto, integrando
enigmáticos toques de electrónica y es que estos Blonde Redhead de Barragán se
han sacado un disco inexplicable, irrefutable, delicioso y lleno de ese poder
inesperado que se ha convertido en su fuerza en sus discos más recientes, un acoplado
de muchas cosas, que se adhiere a muy pocos en busca de una identidad muy
propia y de un desdén total a lo que cualquiera pudiera esperar de ellos, sin
duda sumamente benéfico les ha resultado el apoyo de su disquera, la legendaria
4AD, que ha estado tras de ellos en sus 3 discos más recientes.
Desde el intro acústico de Barragán, estos intrigantes Red
Blondhead ponen a inflamarse el enigma que los compone, toques de gentil
guitarra y etéreos arreglos de flauta nos transportan a un mundo en el cual el
buen Kitaro sería feliz, claro, sólo faltaría aquí el buen Kitaro con su
sintetizador de otro mundo, y la película podría ser un poco más comprensible,
y es precisamente en medio de esta paz y quietud que un fragmente de una
grabación casual se atraviesa, sumándose al misterio.
Kazu Makino, vocalista de la banda se acerca con su frágil
voz en Lady M, un tema de una singular belleza que se pareciera a un artefacto
muy muy apacible de la moderna Yoko Ono Plastic Ono Band, claro, sin la
abrasiva Yoko, hay elementos electrónicos, surrealistas y breves collages
sonoros que me recuerdan un poco algo del trabajo de Bowie en Berlín, y la
flauta, si después la flauta una vez más, para muchos Radiohead sería una de
las influencias más fáciles de identificar en Dripping, pero ojo, los alemanes
de Can con Damo Suzuki ya se habían adentrado en estos territorios entre
ambient, entre pop y entre música electrónica bailable en su disco Future Days,
disco que obviamente hace un claro eco en el tema, con orgánicas baterías que
respiran a su propio paso, bajos elásticos vibrando en el ambiente y un sin fin
de sonidos electrónicos que se van entretejiendo a lo largo del tema, todo esto
al tiempo que las etéreas vocales de la banda danzan frente a nosotros.
Para Cat On Tin Roof la estrategia de ataque es la misma,
duras líneas de guitarra guiando la melodía y la voz casi fantasmal de Makino
al frente de este trio neoyorkino que ha conseguido sonar a ellos mismo
finalmente, sin muchas influencias externas, salvo ese toque a Radiohead-Can
que se diluye con otros elementos, las guitarras apenas son acariciadas, el
bajo y la batería nos guían a través de un ritmo adorablemente sutil al tiempo
que la Makino se divierte tras el micrófono, para después proseguir con la
arrebatadora The One I Love en dónde la Makino suena más frágil que nunca en su
carrera, como una alma a punto de despedazarse y después siendo abatida por los
estruendosos arreglos de percusiones de la banda, arreglos de cuerda que marcan
de manera graciosa la melodía vocal, mostrando un lado musical que
considerábamos incompatible con esta banda, en un disco que deja bien claro una
evolución impresionante, una banda que muchos pudimos declarar derivativa en su
etapa inicial y que ahora se han convertido en un monstruo tirano de su propio
universo, en dónde las leyes universales obedecen sus caprichos, caprichos que
resultan atractivos en verdad, para No More Honey, la Makino nuevamente usa
como arma su fragilidad, pero aquí las guitarras como rasuradoras se yerguen a
sus costados, como buscando desgarrar su piel, a lo Kazu pareciera tratar de
jugar al mártir siendo latigueado, para después enfundarse en ritmos casi
motorik en la fluida y brillante Mind To Be Had, que nuevamente sugieren que la
banda está en un mood de búsqueda de
un estado post-todo, en el que ya no
quieren creer o ajustarse a nada, como otros héroes (no queriendo mencionar
nuevamente a Radiohead) han hecho ya.
Con este Barragán, nos resultará más difícil, sino es que
imposible determinar que le depara el destino a esta asombrosa banda, que deja
constancia aquí de un poder creativo ilimitado a sus órdenes, con un difícil
pero apreciado equilibrio entre lo sutil y lo salvajemente arriesgado.
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