Una receta contra la corrupci贸n



Una receta contra la corrupci贸n

Por: Andr茅s Oppenheimer

Un viejo chiste sobre la corrupci贸n en Am茅rica Latina que est谩 circulando por internet dice que funcionarios de varios pa铆ses tuvieron que contestar la misma pregunta: “Honestamente, ¿cu谩l es su opini贸n sobre el problema del hambre en el resto del mundo? ”.

El funcionario suizo, asombrado, respondi贸: “¿Hambre? ¿Qu茅 significa hambre?”. El funcionario cubano, igualmente perplejo, contest贸, “¿Opini贸n? ¿Qu茅 significa opini贸n?”. El funcionario estadounidense dijo “¿El resto del mundo? ¿Qu茅 significa el resto del mundo?”. Y el funcionario argentino dijo: “¿Honestamente? ¿Qu茅 significa honestamente?”.

La broma me vino a la mente al leer un nuevo libro titulado “La riqueza p煤blica de las naciones”, de los autores suecos Dag Detter y Stefan Folster, que propone una manera audaz para luchar contra la corrupci贸n: la creaci贸n de Fondos Nacionales de Riqueza — como los que existen en Singapur y Austria — para evitar el uso discrecional de los bienes del Estado por parte de funcionarios gubernamentales.

Es una idea que valdr铆a la pena explorar en Am茅rica Latina, donde los esc谩ndalos de corrupci贸n que involucran a empresas estatales y funcionarios p煤blicos o sus parientes est谩n en las primeras planas de Brasil, Argentina, M茅xico, Per煤, Honduras, Guatemala, Panam谩 e incluso Chile, considerado durante mucho tiempo como el pa铆s menos corrupto de la regi贸n.

En Venezuela, los funcionarios p煤blicos y los militares se han enriquecido tanto a costa del erario p煤blico que muchos se refieren a la 茅lite “revolucionaria” como una “cleptocracia”. Venezuela ha sido clasificado por Transparencia Internacional como el pa铆s m谩s corrupto de Am茅rica Latina, y uno de los m谩s corruptos del mundo.

La receta tradicional contra la corrupci贸n es la separaci贸n de poderes, junto con una prensa independiente.

Pero los autores de “La riqueza p煤blica de las naciones” van un paso m谩s all谩, al decir que — adem谩s de una democracia que funcione — los pa铆ses necesitan crear Fondos Nacionales de Riqueza, o empresas independientes dirigidas por administradores profesionales para gestionar los bienes p煤blicos, ya se trate de empresas estatales, edificios, o monumentos hist贸ricos.

El viejo debate entre la izquierda y la derecha sobre si los gobiernos deben nacionalizar o privatizar es irrelevante, dicen los autores. Lo que realmente importa es la calidad de la gesti贸n de los bienes p煤blicos, y aislar los bienes estatales de las manos de los pol铆ticos. En lugar de centrarse en la propiedad de los bienes estatales, el debate deber铆a centrarse en las utilidades de estos bienes, de modo que puedan ser utilizadas para construir m谩s escuelas, puentes y hospitales, dicen.

“La riqueza p煤blica puede ser una maldici贸n si se deja como una bolsa de caramelos abierta, que tienta a los funcionarios p煤blicos con la corrupci贸n y el clientelismo”, dicen. “Esto no quiere decir que toda la riqueza deba ser privatizada. El proceso de privatizaci贸n tambien ofrece oportunidades tentadoras para el enriquecimiento r谩pido, el amiguismo, la corrupci贸n y la regulaci贸n disfuncional”.

En una entrevista telef贸nica, el co-autor Detter, un ex banquero de inversi贸n y ex funcionario del Ministerio de Industrias de Suecia, me dijo que decenas de pa铆ses de todo el mundo ya tienen organismos independientes para gestionar los bienes p煤blicos de manera m谩s eficiente. Pero muchos de ellos no funcionan porque son agencias gubernamentales, en lugar de empresas aut贸nomas cuyos directores son responsables ante inversionistas y socios comerciales.

Y varios pa铆ses ya tienen versiones limitadas de Fondos Nacionales de Riqueza. Por lo general, el Congreso de estos pa铆ses elige un consejo de directores externos, que contratan a un equipo de gerentes profesionales externos. Estos, a su vez, hacen una lista de los bienes del Estado, los hacen evaluar para determinar el valor de mercado de cada uno, y deciden qu茅 hacer con cada uno de ellos.

Si el gobierno tiene oficinas p煤blicas en edificios ubicados en zonas exclusivas del centro de la ciudad que podr铆an generar enormes ingresos, si fueran convertidos en hoteles o alquilados a empresas privadas, los gerentes pueden elegir alguna de estas opciones, me dijo Detter.

En Singapur, Temasek, la versi贸n de un Fondo Nacional de Riqueza de ese pa铆s, ha tenido utilidades anuales promedio del 16 por ciento desde que se cre贸 en 1974. Eso ha permitido que el gobierno reciba como dividendo un porcentaje de estas utilidades, y las utilice para la educacion, la salud, o la infraestructura, dijo.

“Esto podr铆a funcionar muy bien en Am茅rica Latina”, me dijo Detter. “Esa es la mejor manera de combatir la corrupci贸n”.

Mi opini贸n: Ya hay muchas empresas p煤blico-privadas en Am茅rica Latina que trabajan en forma parecida, pero no una empresa independiente nacional que administre todos los bienes estatales, con directivos que tengan mayor responsabilidad ante la ley que los funcionarios p煤blicos.

Hay que sacar la bolsa de caramelos del alcance de los pol铆ticos, para que el chiste sobre el funcionario gubernamental que pregunta “¿Qu茅 significa ‘honestidad’?” pase a ser anacr贸nico lo antes posible.

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