Maduro no renunciará al poder
Maduro no
renunciará al poder
“Mientras que
Argentina y Brasil han dado un paso adelante, uno al dar un vuelco democrático
contra el populismo y el otro copando a la corrupción existente en el régimen,
será sin duda Venezuela, el golpe de timón definitivo en América Latina, la
oportunidad de asestar el golpe final a un populismo que ha traído corrupción,
violencia, engaño y odio a nuestra América Latina, la oportunidad de oro para
ponernos al día y no cumplir la triste expectativa de crecimiento que se tiene
para el continente en el 2016”.
Erreh Svaia
Tomado de: Wall Street Journal
Por: Mary Anastasia
O´Grady
Las empresas encuestadoras independientes en Venezuela están
reportando que si las elecciones para la Asamblea Nacional que se llevarán a
cabo el 6 de diciembre son justas, el Partido Socialista Unido de Venezuela
(PSUV) probablemente saldría derrotado.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, anunció el mes
pasado que, sin importar el resultado, el PSUV no cederá el poder. También dijo
que planea ganar. No es de extrañarse, ya que Venezuela no ha tenido una
elección justa en al menos 12 años y es poco probable que esta sea diferente.
Ahora se escucha la indignación de la Organización de
Estados Americanos, aunque no se explica por qué ahora y por qué se demoraron
tanto.
El martes, el secretario general de la OEA, Luis Almagro,
envió una carta de 18 páginas a Tibisay Lucena, presidenta del consejo
electoral de Venezuela, en la que critica duramente la decisión del país de no
permitir que una misión de observadores de la OEA supervise la elección.
También señaló varias transgresiones cometidas por el gobierno contra las
normas democráticas en los meses previos a la votación.
“Si yo no prestara atención o callara ante los hechos
respecto a los cuales hice referencia en la presente”, escribió Almagro, “me
deslegitimaría, especialmente ante la esencia de los principios en que creo y
espero nunca abandonar de defensa de la democracia y firmeza en la promoción de
los derechos humanos”.
Los demócratas en Venezuela estaban eufóricos, debido a que
durante 15 años la OEA ha ignorado el persistente descenso hacia el despotismo
en su país. El que finalmente la comunidad internacional critique la tiranía
chavista es causa de celebración.
Sin embargo, es poco probable que la carta de Almagro sea el
resultado de marcar terreno por cuestiones de principios. Lo que es más
probable es que el ex ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, en el
gobierno pro Castro y pro Chávez de José Mujica, haya proyectado qué le espera
a la economía y la política de la región.
El socialista chileno José Miguel Insulza fue el predecesor
de Almagro. Durante su gestión, entre 2005 y 2015, fue ciego ante la represión
cubana y no ocultó su desdén hacia muchos de los que trataron de defender los
derechos humanos en Venezuela. Esto fue bueno para los gobiernos militares,
pero hizo que la OEA fuera irrelevante. Almagro sin dudas se da cuenta que su
organización necesita recuperar la respetabilidad y reconoce el declive del
poder económico de Venezuela. Así que es de esperarse que haya decidido lanzar
a los bolivarianos por la borda.
Según el diario español El Mundo, Maduro dijo en una
entrevista el 29 de octubre en un canal estatal que en el caso de una victoria
de la oposición “Venezuela entraría en una de las más turbias y conmovedoras
etapas de su vida política y nosotros defenderíamos la revolución, no entregaríamos
la revolución y la revolución pasaría a una nueva etapa”. Traducción:
prepárense para una ofensiva al estilo cubano.
Lo único nuevo aquí es que Maduro está admitiendo que la
democracia está muerta. En una columna de enero de 2009, esbocé cómo Hugo
Chávez orquestó una especie de golpe de estado contra la democracia del país
mientras los ingresos de las exportaciones de petróleo eran abundantes. La
libre expresión fue acallada, los opositores políticos fueron encarcelados, la
independencia de instituciones gubernamentales clave fue destruida,
manifestantes pacíficos fueron atacados con armas de fuego y murieron. Los
derechos a la propiedad fueron eliminados, la empresa privada fue estrangulada
y los medios de comunicación fueron cerrados.
Un liderazgo de la OEA comprometido con su carta democrática
habría actuado para aislar al país por sus acciones abusivas. En cambio,
Insulza principalmente miró al otro lado y predicó la equivalencia moral de las
dos partes.
Los apologistas de Chávez, entre ellos el ex senador
estadounidense Chris Dodd, justificaron el comportamiento del régimen
asegurando que una mayoría de los venezolanos respaldaba la revolución, como si
las elecciones fueran justas y no hubiera tal cosa como los derechos de las
minorías en una sociedad justa y libre. Sin embargo, había otra razón por la
que Caracas no era castigada.
Venezuela nadaba en ingresos petroleros y compartía su
riqueza sólo con aquellos que se abstenían de criticar la revolución
bolivariana. Compañías españolas y brasileñas ganaron contratos estatales por
miles de millones de dólares. Uruguay, Argentina y Nicaragua pasaron a ser
importantes proveedores de alimentos y commodities. En el Caribe, Venezuela
compró amigos con su generosidad petrolera. Usualmente con zanahorias y a veces
con garrotes, Venezuela hizo lo que quería. La OEA proveía su sello de aprobación.
Luego vino el diluvio.
Cuando el año pasado los precios del crudo se fueron a
pique, la producción petrolera venezolana ya estaba cayendo debido a la
incompetente gestión de la petrolera estatal. Las reservas del banco central
han disminuido a US$21.400 millones y eso incluye activos en oro y US$4.000
millones en préstamos de China. Los ingresos por exportaciones apenas cubrirían
las necesidades de importación del país y el pago de deuda del próximo año.
Todo esto equivale a decir que Venezuela se ha convertido en simplemente otra
república bananera que quiebra.
Las objeciones tardías de la OEA a la tiranía de Maduro son
bienvenidas. No obstante, la democracia venezolana ahora cuelga sin vida al
extremo de una cuerda. Si, como parece, Almagro y sus socios de la OEA apenas
están cambiando de bando sólo por interés personal e institucional, eso no
representa un gran avance.
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