Deicide, Overtures of Blasphemy, 2018 (ESP)
Deicide, Overtures of Blasphemy, 2018
Por: Erreh Svaia
Rock N Roll Animal
Primera aclaración Overtures of Blasphemy no es el disco de
debut de Deicide o Legion, y dudo mucho que en algún momento pretenda serlo,
Glen Benton y compañía siguen hallándose a años luz, o sombra, de la condición
musical que los hizo famosos en sus primeros años, hay que admitir que superar
esos primeros dos discos es una tarea monumental, ya desechada por la banda
tiempo atrás.
Segunda aclaración, Overtures of Blasphemy es un buen disco
de Death Metal brutal, perdidos en el pasado han quedado esos bestiales riffs e
inhumanos ritmos, en su lugar, hay riffs tradicionales de metal pesado y
baterías muy al estilo de bandas como Slayer, aquello que hacía tan únicos a
los primeros Decide se marchó de la banda hace ya mucho tiempo, y aunque el 50%
de la banda sigue intacta con Benton y el baterista Steve Asheim, la profunda
huella inconfundible de los guitarristas Eric y Brian Hoffman ha resultado difícil
de borrar, en su lugar, Kevin Quirion y Mark English hacen un papel decente
pero nada espectacular.
Primer tema, One With Satan marca una clara línea que es fielmente
seguida a todo lo largo de la grabación, temas más primitivos que complejos
(más cercanos tal vez a lo que solían hacer los clásicos Venom), baterías
simples a toda velocidad y un trabajo de guitarras que parecieran imitar
ciertos aspectos muy puntuales del estilo de los hermanos Hoffman, pero que resultarían
incluso opacados por las guitarras del Painkiller de los Judas Priest.
Segundo tema, Crawled From The Shadows libera una poderosa
descarga de baterías que se viene abajo por unas guitarras carentes de la rabiosa
ferocidad necesaria, se extraña la genialidad de alguien como Trey Azagthoth
(de Morbid Angel) o la cohesión de unos Cannibal Corpse, Benton no parece lo
suficientemente imponente para llevar a los Deicide a esos días de gloria y ni
el atlético trabajo de Asheim resulta suficiente.
Sin embargo, temas como Seal The Tomb Below o Excommunicated
resultan prometedoras hasta cierto punto, con la banda consiguiendo algo de esa
demoniaca intensidad que pareciera que los años le han ido arrebatando,
posiblemente haciéndoles perder ese paso tan peculiar que solían distinguirlos,
y en ocasiones como en All That Is Evil, haciéndolos sonar un tanto obsoletos e
irrelevantes en absoluto.
Nada espectacular en el resto de éste Overtures of Blasphemy,
Benton y su reputación solamente parecen no poder hacer destacar a éste alguna
vez monstruo “sagrado” del Death Metal, a pesar de contar con el también
veterano Asheim, un disco que me hace pensar mucho sobre la genialidad alguna
vez conjurada por los cuatro miembros originales y que ha resultado casi
imposible volver a invocar, Benton no era ese punto clave del grupo al final, y
aunque aún pueden crear música bastante competente, aquella chispa de genial
diabólica de sus primeros años queda cada vez más claro que no volverá.
Última aclaración, el primer disco de Deicide fue como una
bomba atómica que cimbró todo el escenario del Death Metal en general, eran los
años de la “tierra santa” del DM, Florida y de los legendarios Morrisound Studios,
eran las épocas en que el Death Metal se asemejaba a Hulk, el legendario
antihéroe de Marvel Comics, una bestia primitiva que escondía una mente de
científico brillante, esa escena se vendría abajo por los excesos de destreza
técnica y producciones demasiado pulidas, que degenerarían en dos vertientes, una
ostentosa similar a lo peor del rock progresivo de los 70s, y una comercial que
llamarían “Nu Metal”, pocas bandas alcanzarían la trascendencia en éste género,
los Deicide con el maniático Benton, flanqueado por los hermanos Hoffman y sus geniales
riffs mezcla de rabia y talento, los Morbid Angel con el poderoso David Vincent
y la guitarra anti gravitacional de Trey Azagthoth o los Cannibal Corpse,
totalmente desatados e incontenibles llevando la mismísima concepción de lo que
se pensaba era del Death Metal hasta el extremo, por un momento, los Deicide
fueron “malditamente” intocables.
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