¿Es China el Futuro?


¿Es China el Futuro?

Por: Erreh Svaia

Dispersión Caprina

Los dos titanes económicos de nuestros tiempos se han puesto finalmente 1 a 1, en una guerra comercial detonada por la política de “América Primero” lanzada por el presidente Donald Trump, un mano a mano entre el poder económico y energético con que cuenta actualmente EEUU y el poder comercial y político de China, mientras los EEUU gozan de un auge energético gracias a su recientemente asumida posición como líder petrolero en el mundo, China consolida su mercado interno para volverse más y más resistente al embate externo, tasas impositivas ejercidas contra ambos bandos han sido el principal detonante, el dólar aún convertido en el ariete principal de los EEUU, mientras que por parte de China la moneda es usada a manera de comodín a las órdenes del partido en el poder, con la capacidad no sólo de apretar la pinza económica a su favor, también de inclinar los mercados a su favor de una manera que intuyo los EEUU no han reparado aún, si hablamos de ambas economías, concluyo que la de EEUU pende de pilares más frágiles, impulsados por un “boom” petrolero reciente, mientras que China, habiendo previsto la desaceleración de su consumo exterior, se han concentrado en fortalecer la autosuficiencia y en hacer aún más robusto su mercado interno.

Si bien resultó toda una paradoja la inclusión de China hace unos años como el nuevo defensor del comercio global en Davos, haciendo frente al proteccionismo separatista de Trump, no cabe duda que el modelo Chino sigue avanzando con grandes ventajas a su favor, el aprendizaje de primera mano de mercados como el de Hong Kong, y de modelos de libre comercio “autoritarios” como Singapur, queda claro que todo ese laboratorio político económico futurista que se da actualmente en Asia del Sur a nutrido de ideas al gigante Chino, quien no sólo busca ya su propio internet, sino también su propia versión de control total digital inspirado pareciera en la novela de George Orwell, 1984, llegará un momento en que el modelo político-económico de China se convierta en una versión colosal del pragmático Singapur de Lee Kuan Yew, con un agudo olfato hacia el comercio exterior, un robusto y bien apuntalado mercado interno, llevado de las riendas por un férreo Partido Comunista con Xi Jinping al frente, China parece un competidor bastante preparado para lo peor, algo que no pudiera decirse de los EEUU a quienes las décadas pasadas sin un buen “sparring” parecen haberlos ablandado un poco, sumado a la confusión de un Donald Trump que parece enemistado con todos los anteriores aliados del país, e incluso con miembros de su mismo gobierno.

Si bien está claro que China no es precisamente un modelo admirable de economía de mercado libre y respetuosa de los derechos humanos, si parece bastante adaptada a los tiempos de incertidumbre que vivimos hoy en día, gracias a su pragmatismo y liderazgo ágil, compacto y brutal, nada que ver con el Proto Fascismo casi Peronista de un Donald Trump o la Dictadura Posmoderna del Zar Vladimir Putin, la “nave” China parece mejor preparada para las turbulentas aguas del mañana, y lista para poner a prueba ese modelo al parecer incongruente, pero funcional de dictadura autoritaria de partido hegemónico, estado capitalista totalitario, con vocación hacia el libre mercado salvaje, las únicas barreras a mediano plazo serán el enorme tamaño del gigante asiático, que en algún momento podría obrar en su contra y restarle la flexibilidad e impulso que hoy parece tener, en un mundo que apunta a naciones-estados más pequeños y flexibles, el sueño de un gigante asiático como China, o un gigante Norteamericano que incluya a México, EEUU y Canadá, parece reflejarse no de manera muy optimista en los actuales rompimientos políticos dentro de la Unión Europea.

Resulta paradójico por demás que quien pudiera “salvar” al mundo del nefasto fascismo de Donald Trump, sea China, quien internamente esté en búsqueda de someter a sus ciudadanos de maneras que desafían incluso la imaginación, será el bienestar para todos a costa de cualquier tipo de libertad, bienvenidos a la “Matrix”.

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