Ver para No Creer, El Deepfake

Ver para No Creer, El Deepfake

Por : Erreh Svaia

Dispersión Caprina

Vivimos en la época del exceso de información, donde todo es posible y nada es real, como diría el grupo de rock Living Colour en un tema de su clásico Time's Up, que me sigue pareciendo extraordinariamente profético, o el escritor ruso Peter Pomerantsev en su libro sobre la "nueva Rusia", para bien o para mal, Internet ha minado la privacidad y exacerbado el morbo de muchos por saber sobre la vida íntima de los demás, en ocasiones por simple curiosidad, otras por temas como el chantaje o la venganza, en algunas ocasiones queriendo satisfacer algún oscuro deseo, otras simplemente para causar un grave daño a otra persona.hiy en día estamos más expuestos y somos más vulnerables a que detalles de nuestra vida privada salga a la luz.

Pero que pasa cuando la imaginación desbordada se suma a una creatividad e ingenio mal encaminado dan pie a una nueva forma de mentira, parte fantasía mórbida y parte terrorismo virtual con capacidades peligrosamente manipuladoras, que empiezan a convertirse en mentiras virtualmente creadas que empiezan a desafiar y a atentar realmente contra la verdad.

En alguna ocasión mencioné sobre las posibilidades un tanto oscuras de la impresión 3D, la posibilidad de crear una réplica casi perfecta  y de tamaño natural en plástico de mis vecinos, suena extraño y casi a magia vudú,  pero posible, tal vez hoy en día no sepamos de muchos casos de esos, pero una nueva tendencia más bizarra y peligrosa parece, adelantarse a la impresión 3D, y es el llamado Deepfake, o el uso de avanzados programas de edición y animación para insertar rostros de manera casi imperceptible en otros cuerpos creando videos inexistentes en el que pareciera que nuestros rostros pudieran ser integrados a otros cuerpos realizando actos que nosotros nunca hubiésemos cometido, parecería algo así como el "santo grial" para aquellos que en la eterna búsqueda de los videos íntimos de su celebridad favorita, una brutal invasión virtual a nuestra intimidad y a nuestra integridad, y vaya que lo es, pero lo realmente peligroso de la tecnología Deepfake  no son solo sus usos implícitos en una suerte de pornografía virtual de celebridades, o la creación de videos falsos con el fin de chantajear a gente común y corriente, amas de casa, activistas sociales, empresarios etc, el verdadero peligro del Deepfake va más allá de lo meramente sexual o chantaje simplista, el verdadero riesgo es cuando se abre la posibilidad de crear videos de personajes de la vida política ejecutando falsas imágenes de actos o declaraciones que pudiesen tener catastróficas implicaciones imposibles de desestimar por el ciudadano común.

Hoy el Deepfake, tecnología desarrollada para el cine, y que ha servido para cumplir las fantasías de muchos en las pantallas grandes, hoy en las manos equivocadas se convierte en una arma letal, punta de lanza en una brutal guerra contra la realidad, que pareciera desafiar todo lo que creemos hoy en día, con la capacidad de destruir esas hoy frágiles líneas que dividen la verdad de la mentira, y que pudiera hallar terreno fértil en nuestra actual falta de preparación y de sentido crítico para navegar en la era de la posverdad en Internet.

Se convierte en una urgencia el poder cuestionarnos cada imagen, cada dato y convertirnos en verdaderos filtros críticos ante no sólo el flujo avasallador de información, también de éstas nuevas fábricas de mentiras, torbellinos de falsedades que habrán de sacudir el mundo a escala global y posiblemente hasta a nuestros mismos hogares, la necesidad de educar a nuestros ojos y a nuestra mente de que no todo lo que vemos es real y dejar atrás, muy atrás esa máxima de Santo Tomás de "solo creer lo que vemos", ya hemos llegado más allá.

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