El México Profundo y Posmoderno


El México Profundo y Posmoderno

Dispersión Caprina

Por: Erreh Svaia

“Ojo por ojo sólo nos dejará ciegos a todos”
Margaret Atwood

Pasó realmente en San Miguel Canoa en el estado de Puebla el 14 de Septiembre de 1968, estudiantes universitarios que llegaron a ese pueblo para practicar el montañismo, fueron acusados de “comunistas” por el sacerdote del pueblo, quien advirtió a sus feligreses que éstos extraños llegarían a confiscar toda propiedad de los habitantes, el resultado fue una turba enardecida, que como toda “turba” prescindió de su capacidad de razonar y se avocó a reaccionar ciegamente, derivado de esto, se vivió un brutal linchamiento de éstos cinco estudiantes y un suceso inmortalizado en una película llamada Canoa por el genial cineasta mexicano Felipe Cazals (El Apando, las Poquianchis), en el año de 1976, que pareciera se nuestro perturbador “Deliverance” (con el recientemente fallecido Burt Reynolds), de no ser porque fue un hecho real, lo cual lo hace aún más espeluznante.

Tampoco hay que olvidar los hechos ocurridos en Tláhuac, en el cual dos policías fueron linchados por pobladores del lugar, la declaración del actual presidente electo y en aquel entonces jefe de gobierno añade más surrealismo al incidente señalando que lo ocurrido eran “tradiciones y creencias de los pueblos con las cuales era mejor no meterse, un México profundo…” Si así fuera el caso estaríamos hablando de un hombre de Estado yendo en contra de los poderes del Estado y a favor de una abominable versión de una tierra sin ley, carente incluso del orden básico de la anarquía, más lamentable aún que apenas hace unas semanas se haya dado un evento similar al primeramente descrito, una psicosis creada por las redes sociales respecto al robo de infantes, difundido ampliamente, el linchamiento de dos campesinos en Acatlán, nuevamente en el estado de Puebla, acusándolos injustamente de pretender secuestrar a un joven, y es entonces cuando el “México profundo” da un giro a la posmodernidad, al manejo de la información ejemplificada por la manipulación de ésta a través de las redes sociales, y peor aún, de la difusión vía Facebook del vídeo del linchamiento, ya no sólo hablamos de un “México profundo”, sino uno espantoso que se liga al mundo moderno en su más espeluznante vertiente, el horror mórbido, parte macabro “reality show”, parte la “Dimensión Desconocida”, parte “Canoa” y parte “Black Mirror”.

Ahora el “México Profundo” ya no es algo escondido y casi olvidado, sino algo presente que se sigue repitiendo una y otra vez, y esta vez expuesto a la mirada de todo el mundo, y nos preguntamos si es algo con lo que no debamos meternos, si ésta barbarie es realmente una tradición o es el tipo de justicia que queremos no sólo para el país, sino para el mundo, vale la pena no meternos con ese “México Profundo”, cuando sabemos que la psicosis generada no es sólo perteneciente a los pueblos, se da en las grandes ciudades, y hoy en día tiene alcances mundiales ¿Es el tipo de justicia rabiosa que queremos difundir a todos los mexicanos y al mundo? ¿Es la clase de justicia con la que soñamos para el país? ¿Es el tipo de sentido predominante que queremos darle a la información? La realidad nos ha rebasado una vez más, ha rebasado nuestros sueños más alucinantes y se ha convertido en una pesadilla que ya no sólo resulta en hechos aislados, sino en un video que fluye de forma viral, que penetra hasta nuestros momentos y rincones más íntimos y que es un “México Profundo” de largo alcance que busca atraparnos y jalarnos junto a él directo a las profundidades del mismísimo infierno, al tiempo que lo transmite en vivo a nivel global.    

“La peor injusticia, es pretender ser justos.”
Platón

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