Glass, M. Night Shyamalan, 2019
Glass, M. Night Shyamalan, 2019
Por: Erreh Svaia
Dispersión Caprina
En el universo de los cómics, por lo general los superhéroes
son seres incomprendidos, que pueden causar temor y por lo tanto perseguidos,
Spider-Man, Batman, los X-Men, los Watchmen, incluso los Incredibles, también
están los antihéroes característicos de Marvel, aptos para audiencias maduras
que disfrutan de esa a veces confusa dicotomía entre el bien y el mal
contenidos en una sola entidad, el Príncipe Namor, el Punisher, Wolverine,
Black Widow y Hulk, más que perseguidos, cazados por la humanidad temerosa de
ellos, así funcionan los personajes en el universo de Glass, la tercera parte
de la trilogía dedicada a los muy particulares
"superhéroes" salidos de la mente del director cine M. Night
Shyamalan, una trilogía iniciada con la oscura e incomprendida Unbreakable
(2000), en mi opinión una de las mejores cintas de superhéroes de la historia,
seguida por la indescriptible e inclasificable Split (2016), y que ahora reúne a
todos los personajes en una historia que no pierde la esencia del muy personal
cine de Shyamalan, que exuda sus obsesiones personales, y que nuevamente atenta
a convertirse en una de las mejores cintas de superhéroes de la época moderna,
en momentos en que la abundante oferta de películas de superhéroes empieza a
afectar realmente la calidad de ésta y en búsqueda de “espectacularidad” el
espíritu verdadero de los comics, parece irse perdiendo.
Los superhéroes de Shyamalan no son los típicos superhéroes
de cómics como Superman, Thor, Flash o Aquaman, son seres atormentados que
buscan su misión en la vida, necesitados de creer en sí mismos (algo que
proyecta de forma consciente o inconsciente Shyamalan en cada una de sus
películas), y esa es una de las premisas de Glass, la necesidad, a veces
fallida de creer en uno mismo como una de las principales debilidades de éstos
seres superdotados, no puedes realizar grandes proezas si no estás seguro y
confiado de tus habilidades, nos dice Shyamalan, el espíritu de la cinta me
recuerda un poco a las películas de Tarantino, no sólo por la dupla de Bruce
Willis y Samuel L. Jackson, también por el protagonismo compartido por los tres
personajes principales, Willis, el noble vigilante de capa, Jackson, el genio
criminal y la desquiciada amenaza de James McAvoy, ya conocidos todos de cintas
anteriores pero colocados ahora en un nuevo contexto que pone aún más a prueba
su confianza en si mismos mediante la intervención de la Dra. Ellie Staple,
interpretada por la siempre enigmática Sarah Paulson, parte de la trama
consiste en el cuestionamiento como terapia aplicada a los tres personajes por
parte de Paulson en busca de “una cura” para la obsesión que cada uno de ellos
sufre, de esa forma, Paulson trata de explicar y de disuadir la supuesta naturaleza
supernatural de cada uno de sus “pacientes”, en el caso de Willis con su
personaje de David Dunn, repitiendo un poco ese rol de un hombre con grandes
dudas sobre si mismo y sobre sus habilidades (un rol característico de las
películas de Shyamalan, Willis lo interpretó en Sexto Sentido y Mel Gibson en
Señales), en ocasiones Shyamalan no es nada discreto sobre sus influencias (al
igual que Tarantino), Dunn/Willis parece un héroe avejentado y lleno de dudas
una suerte de Batman en The Dark Knight Returns, capturado junto a Kevin Wendell
Crumb/McAvoy, y confiando a una institución mental al estilo del mítico Asilo
Arkham, también parte del universo de Batman, en el caso de la “Bestia”,
interpretado por McAvoy, personaje con identidades múltiples y magistralmente
ejecutado por el actor, nos muestra características similares a clásicos como
Hulk, el nombre la “Bestia” me recuerda a The Beast, miembro de los X-Men con
cierta afición a escalar los muros, y pudiera ser que el mismo personaje tenga
bastante similitud con Bane, también del universo de Batman, personaje de
prominentemente vascularizado con afición a “quebrar” a sus enemigos.
Samuel L. Jackson como Mr. Glass se convierte en la pieza
clave de la película, iniciando en un papel estático, Jackson lleva al frente a
su personaje robándose casi cada escena de la cinta en la que participa, en
gran parte la trilogía usa su obsesión por demostrar que los superhéroes de
comics existen en la vida real como hilo central de la narrativa, un personaje
que también conlleva parte de la filosofía de Shyamalan sobre el uso del
intelecto como principal poder, la mente como el poder más grande, de ahí que
personajes como The Joker, Mysterio y Lex Luthor sean de mis favoritos, ya que
con el uso de su razonamiento son capaces de doblegar a seres con super
poderes, Jackson dota a Mr. Glass de un estilo que recuerda bastante al Prince
de la época en que realizó la cinta sonora de Batman con un color púrpura predominante
en su persona, lo cual ayuda a darle no sólo una profundidad al personaje sino
un toque de excentricidad genial y psicótica.
En Glass, Shyamalan consigue su obra más poderosa y más
personal a la vez, tal vez Sexto Sentido pudo ser su más poderosa y en Lady in
the Water su más personal, pero en Glass consigue conjugar las dos variables,
reinventa el género de películas de superhéroes, como Alan Moore hizo con los
comics mediante Watchmen, y nos transmite sus principales obsesiones, la mente
como el poder supremo y la duda en uno mismo como principal debilidad.
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