La Felicidad





La Felicidad

Por: Erreh Svaia

Dispersi贸n Caprina

Se que suena un tanto complejo, pero en lo personal la existencia de la felicidad no es algo en lo que piense mucho, me parece un concepto vago y presto a miles de interpretaciones y percepciones que al final no llegan a una definici贸n muy clara, pienso que la felicidad no es algo existente, sino es una percepci贸n, habr谩 quien se sienta “infeliz” por algo que no tiene, pero para ello tendr铆a que darse cuenta de alguna forma de esa carencia, por lo tanto, el ignorar previamente esa carencia deber铆a significar que era feliz, a pesar de no tener eso, pongamos como ejemplo los tel茅fonos inteligentes, cada vez m谩s populares y percibidos como necesario tenerlos antes de que 茅stos existieran, muchos 茅ramos “felices” sin el contacto constante de las redes sociales, sin la ansiedad de recibir o hacer una llamada, sin la necesidad de tener el modelo m谩s nuevo y m谩s avanzado en el mercado, 茅ramos “felices” sin un tel茅fono inteligente, hoy, si lo olvidamos en la casa, lo perdemos o lo descomponemos somos “infelices”, si no tenemos ese “contacto” a trav茅s de las redes sociales, somos  “infelices”, pero a煤n teniendo a la mano nuestro tel茅fono inteligente y siendo “felices”, podemos s煤bitamente “perder” la felicidad cuando nos enteramos que existe un nuevo modelo con una mejor tecnolog铆a, con aplicaciones m谩s avanzadas y con funciones que superan por mucho el modelo actual que tenemos, algo nos “rebasa” y la “felicidad” sale “volando” por la ventana, y m谩s  cuando uno de nuestros contactos tiene ese nuevo modelo, o vemos que nuestro vecino de escritorio en el trabajo tiene ese famoso modelo nuevo.

En lo personal procuro centrar mi “felicidad” en aquellas cosas que nadie me puede quitar, extra帽o esa 茅poca en que pod铆a andar por ah铆 sin ser localizado, hace a帽os que no compro un tel茅fono m贸vil, los que tengo por lo general me los han regalado, y siempre que prometo que cuando 茅ste se descomponga no comprar茅 otro, me regalan otro, los tel茅fonos m贸viles o inteligentes son c贸mo los cigarrillos de nuestra 茅poca, casi c贸mo un vicio, es dif铆cil prescindir de ellos, en lo personal disfruto el acceso a la informaci贸n de muchos tipo, rara vez hago llamadas o rara vez uso aplicaciones como el Whatsapp, el timbre de mi celular rara vez est谩 en volumen alto, pierdo muchas llamadas, pero me causa bastante incomodidad el sonido inesperado del timbre, recuerdo que los alemanes padres de la electr贸nica moderna, los Kraftwerk sol铆an tener un tel茅fono sin timbre en su estudio, para comunicarte con ellos, ten铆as que indicar a que hora llamar铆as, ten铆as que ser puntual con tu llamada, y justo a la hora, uno de los miembros del grupo levantaba el auricular, vaya genialidad.

Hoy en d铆a, ese acceso tumultuoso a la informaci贸n, va creando una serie acelerada de percepciones que antes no ten铆amos, hoy sabemos como viven los super ricos en Asia, los super ricos en nuestro propio pa铆s, y eso nos hace darnos cuenta de algo que antes no era un factor para nuestra percepci贸n de la felicidad, un poco parecido a esas comunidades ind铆genas que son felices viviendo por siglos de acuerdo a sus costumbres y tradiciones y sienten que nada les falta, hasta que entran en contacto con la televisi贸n, o los tel茅fonos inteligentes, y se dan cuenta entonces que viven en chozas, que andan descalzos, que sus calles no cuentan con pavimento, que no pueden ir a comer a McDonalds, y me acuerdo de un caso de un quiosco de helados de McDonalds que se puso en uno de los arrabales cercanos a Sao Paulo en Brasil, tiendas de helados ya hab铆a, y se vend铆an bien, pero el quiosco de McDonalds se volvi贸 todo un evento con largas filas, son m谩s caros si, pero la gente los prefiere porque son de McDonalds, y el barrio humilde y peligroso registr贸 un “aumento” en la felicidad de su poblaci贸n, porque ahora “ten铆an helados de McDonalds, de la “M”, y al final, la “felicidad” o la “infelicidad” se vuelve una percepci贸n, dejamos de ser “infelices” no porque tenemos m谩s dinero, sino porque ya tenemos lo que los dem谩s ten铆an y nosotros no, y la “felicidad” se vuelve m谩s un sentido de satisfacci贸n, porque aunque no tengamos m谩s dinero, nuestro barrio ya tiene lo que otros de mejores condiciones econ贸micas.

A mis hijos suelo preguntarles si se sienten satisfechos todos los d铆as, si est谩n contentos con lo que hacen, no tanto si son felices o si est谩n contentos con los que tienen, porque al finalidad, si la “felicidad” existe, si queremos que de verdad exista, 茅sta no debemos anclarla a algo que podamos perder, a algo que nos quiten o nos den, sino a algo que tengamos nosotros y s贸lo dependa de nosotros, es m谩s algo intangible dentro de nosotros que cosas como una familia (que alg煤n d铆a perderemos por muerte o por distancia), una casa, que pudi茅ramos perder en un siniestro o cambiar por otra, un auto, que pudi茅ramos perder en un accidente, o que pudieran rob谩rnoslo, la felicidad si existe, repito, tenemos que anclarla a nosotros, a lo que queremos que sea que s贸lo nosotros podamos generar, a nuestra mente, a nuestra percepci贸n del mundo, a lo que queremos hacer de nuestras vidas.  
La felicidad no deber铆a ser algo que tengamos que buscar o perseguir, sino algo que nace de nuestro interior y que queremos crear nosotros mismos.



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