Русская кукла и дежавю (La Muñeca Rusa y el Deja Vú)
Русская кукла и дежавю
(La Muñeca Rusa y el Deja Vú)
Dispersión Caprina
Por: Erreh Svaia
Me encantan las palabras “dejà vu”, del francés “lo ya
visto”, que implica tener esa extraña sensación de ya haber pasado por algo que
estamos experimentando actualmente por primera vez, (algunos dirán que es un
“error en la Matrix” como lo explicaba la popular cinta protagonizada por Keanu
Reeves) y si hablamos de contextos históricos, hoy en día vivimos precisamente
un “dejà vu” global, con las crisis financieras, el descontento social, el
surgimiento del populismo autoritario, el auge del socialismo, el incremento en
el nacionalismo, los giros bruscos de derecha a izquierda, y demás situaciones
que la humanidad vivió en el pasado y de las cuales pareciera que no hemos
aprendido nada, lo cual pudiera ser parte del porqué algunos estudiosos señalan
que estamos condenados a repetir la historia, a vivir un eterno “bucle” de
tiempo que se repite y se repite y se repite, Mark Twain diría que no es
precisamente que “la historia se repita”, sino que ésta solamente “rima”; “Recurrencia”
diría el inmortal Friedrich Nietzsche, mientras que Karl Marx diría, haciendo
referencia a su maestro, el a veces impenetrable filósofo Hegel, que “la
historia se repite”, añadiendo, “la primera vez como tragedia, y la segunda
como farsa.”, al final, el no aprender de los tropiezos, implica claramente que
volveremos a tropezar con la misma piedra (incluso la filosofía Budista lleva
parte de éste pensamiento, indicando que la reencarnación nos sirve para asumir
cada vida como una lección e ir convirtiendo nuestra alma o espíritu en algo
cada vez más sabio), y así infinitamente hasta que aprendamos la lección, si es
que algún día la llegamos a aprender, y no la volvemos a olvidar, claro está.
Durante los 90s muchos pudimos ver la cinta de culto
Groundhog Day, protagonizada por el genial actor Bill Murray (que con los años
vería su estatus de genio, crecer y crecer) y dirigida por Harold Ramis, la
cinta era un curioso ejercicio cinematográfico que consistía en ver como el
protagonista de manera extraña, quedaba atrapado o “condenado” a un espacio de
tiempo que se repetía de forma interminable, una cinta con muchas
reminiscencias a las legendarias cintas surrealistas del director de cine
español Luis Buñuel, en las cuales sus protagonistas quedaban atrapados en ciertos
espacios de tiempo o espacio y que nos hacían testigos de lo absurdo de la
situación en juego y de la fatal trampa en que se hallaban los protagonistas,
me viene a la mente la genial e incómoda “El Angel Exterminador” entre otras,
con Buñuel llevando el absurdo al extremo con una suerte de “comedia” difícil
de digerir, lo que le valdría un muy merecido estatus de director de culto para
Buñuel, e influencia de primer nivel en cineastas como David Lynch, que también
haría uso de éstos bucles en algunas de sus cintas, o series.
Pero cuando pones a Anita La Huerfanita "gone very,
very bad" a través de un bucle de tiempo precisamente al estilo Groundhog
Day con lo que pareciera ser la dirección brutal de John Cassavettes, el
resultado no debe ser muy diferente a Russian Doll, o Muñeca Rusa, serie de
Netflix protagonizada por Natasha Lyonne, a quien ya vimos en estupenda serie
Orange is the New Black como Nicky Nichols, curiosamente el tema del “bucle de
tiempo” tiene varias connotaciones dentro y fuera de la serie, por un lado,
Lyonne pareciera repetir su personaje de Nicky Nichols, de OITNB, como una
adicta a las drogas sin remedio, ¿O será que Lyonne es realmente similar a sus
personajes?
Bajo un contexto oscuro y decadente, vemos a Lyonne en el papel de
Nadia, joven de ascendencia rusa atrapada en uno de esos ya mencionados “bucles
de tiempo”, con la repetición constante de un espacio de tiempo, que la lleva
al baño del departamento de la organizadora de su fiesta de cumpleaños número
36, Lyonne en su papel de Nadia tiene que vivir la misma situación una y otra
vez, adquirir conciencia de lo que está sucediendo y después morir, si morir en
distintas situaciones, para regresar al baño, su punto de partida, pareciera
incluso un guiño a el programa 1,000 Maneras de Morir, al tiempo que vemos a
Lyonne morir atropellada, congelada y desnucada al caer por las escaleras, en medio
del surrealismo, el absurdo, algunos toques del hermetismo de Lost y algo que
pareciera un enfoque singular sobre el tema de la salud mental, Lyonne está
estupenda como protagonista, aunque corre el peligro de convertirse en una
actriz sin muchos recursos más que interpretar el mismo personaje, y su serie
podría no pasar de una o dos temporadas, aún así vale la pena aplaudir a Lyonne
por la concepción de ésta serie, algo que parecerá un “deja vú” para muchos cinéfilos
o admiradores de series poco comunes, aunque para ciertas audiencias más jóvenes
resultará una propuesta novedosa.
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