Lecciones de Peso
Lecciones de Peso
Dispersión Caprina
Por: Erreh Svaia
Comencé con el tema del levantamiento de pesas cuando tenía
unos 16 años, en aquél entonces yo era muy delgado, bastante tímido y me negaba
rotundamente a participar en los deportes de equipo que tanto le gustaban a mi
papá como el fútbol soccer, el béisbol o el fútbol americano, correr en
circuito en un parque, para mí en aquél entonces era una perdida de tiempo,
desde un par de años atrás, la idea de ingresar a un gimnasio para llevar a
cabo un programa de levantamiento de pesas había rondado mi cabeza, mi padre se
había negado rotundamente a apoyarme con el pago del gimnasio, para él era un
lugar en el que un adolescente podía ser presa fácil de los homosexuales,
coincido hasta cierto punto en que un joven con su identidad aún en formación
podría ser empujado a un ambiente de confusión sexual considerando que así como
hay muchos heterosexuales, hay muchos homosexuales en los gimnasios, pero tanta
era mi terquedad, que inicié el entrenamiento en el patio y en la lavandería de
mi casa, botes, bolsas, tubos de acero, bloques de cemento, cualquier cosa que
estuviera a la mano era útil para armar un equipo de entrenamiento como el que
había visto creaban en lugares como África en dónde no había mucho equipo
profesional disponible, recuerdo una película en la que el actor Michael Keaton
se ejercitaba desde prisión improvisando una barra cargada con enormes bolsas
de agua, los botes rellenos de cemento siempre fueron una opción popular que
muchas veces vi en los patios de muchas casas, entrené siguiendo información
que encontré en algunas revistas y conseguí aumentar 5 o 6 kilos de puro
músculo, y me esforcé tanto en el tema y me enfoque con singular dedicación,
que mi madre misma en un cumpleaños me regaló un par de mancuernas que
complementaron a la perfección el equipo con el que contaba en aquel entonces,
continué con mis entrenamientos caseros y mis batidos proteicos con recetas que
sacaba de revistas por casi seis meses, los avances para mi alguna vez extremadamente delgado cuerpo comenzaron a ser notables, al grado de que mi padre se convenció
de que en verdad el levantamiento de pesas era algo de gran interés para mí, me
apoyó con el pago inicial del gimnasio y después yo mismo cubriría las
mensualidades juntando dinero que obtenía de algunos trabajos, e incluso
trabajé algunos veranos limpiando el gimnasio para que el dueño me dejara
entrenar ahí.
Lo que obtuve del gimnasio no fue precisamente uno de esos
cuerpos de competencia al estilo del maestro Mike Mentzer o del popular Arnold
Schwarzenegger, lo que obtuve fue una educación mayor, el deseo de siempre
mejorar, de superar a mi principal adversario, yo mismo, de avanzar en búsqueda
de pequeñas metas, la constancia, la perseverancia, de enfocarme en resultados
a largo plazo, de planear, de ser paciente, de ser disciplinado, de trabajar
mejor, de aprender a concentrarme, las lecciones que obtuve más allá de lo
físico, fueron y han sido insuperables, el gimnasio me dio una formación que
aún al día de hoy me ha resultado fundamental no sólo para mi vida personal,
también para mi vida profesional, la oportunidad de sumar la paciencia y la
visión a largo plazo, el deseo constante de superarse y de buscar la mejora
continua, el romper esos grandes objetivos en pequeñas metas alcanzables que
sirvan como motivación, el enfoque a desarrollar un equilibrio, y la estrategia
para abordar las situaciones más difíciles como una prioridad, todas ellas
lecciones invaluables de años de trabajo en el gimnasio que me han ayudado a
aplicarlas en muchas áreas de mi vida, las cuales se vieron recompensadas más
adelante cuando conocí el trabajo de gente como Mike Mentzer, un competidor de
élite que desarrolló un increíble puente hacia la filosofía objetivista de Ayn
Rand, los libros de Stephen Covey que me ayudaron a traducir la filosofía del
desarrollo muscular a la filosofía empresarial, y ni que decir del trabajo de
personajes como Nassim Nicholas Taleb, que suelen crear formidables parábolas
entre el levantamiento de pesas y la mejor manera de lidiar contra la
incertidumbre de los tiempos actuales, por ejemplo la llamada “teoría de la
barra”, que ante la incertidumbre nos señala la importancia de asumir los extremos
y trabajar más duro ¿Suena extraño? ¿Estás indeciso entre tu trabajo del día a
día en la oficina y aspiras a ser un escritor de éxito? ¿dejar tu trabajo
seguro por un futuro incierto? La teoría de la barra de Taleb señala que te
aferres a ambos extremos ante tal incertidumbre, requiere más trabajo si, pero
te dejará protegido con un hobby que puede resultar redituable o con un trabajo
estable que te permitirá escribir libremente sin compromisos con nadie, así
pienso en ocasiones acerca del escritor Gabriel Zaid, uno de mis favoritos, un
escritor sin compromisos, libre y bien soportado por una carrera como
empresario.
Así como en el gimnasio busca uno desarrollar un equilibrio
entre las partes del cuerpo con el fin de crear una simetría y armonía física,
mediante ejercicios básicos como las sentadillas, los pesos muertos y los
levantamientos de barra, que trabajan las piernas, la espalda y la parte
frontal del torso además de los brazos, así como busca uno mejorar la
alimentación y el descanso para complementar el trabajo en el gimnasio, así
aprende uno en la vida diaria a buscar el equilibrio entre el trabajo, la
familia y la persona, así también aprendemos a complementar nuestro intelecto,
con el trabajo físico y el espiritual, podríamos decir que muchos deportes
hacen esto, yo lo encontré en un gimnasio muy básico, más parecido a un
calabozo, levantando peso.
Comments
Post a Comment