Adrian Belew, Pop Sided, 2019
Adrian Belew, Pop
Sided, 2019
HYPERDRIVE
Por: Erreh Svaia
Pop Sided es el más reciente disco del guitarrista Adrian
Belew, el primer después de casi 10 años, un disco que de inicio en su nombre ya
lleva las intenciones de Belew implícitas, es un disco Pop, pero no del Pop
desechable que muchos hemos conocido últimamente, sino de un sentido de accesibilidad,
de una obra completa, con aspiración a llegar a un público mayoritario, eso sí,
sin perder su naturaleza experimental mediante un compendio de 10 canciones de
3 o 4 minutos, en las cuales, Belew se encarga del total de los instrumentos
además de las acostumbradas guitarra y voz, un disco que se antoja cercano a
los trabajos más accesibles de alguien como Jim O Rourke, otro fiero e
inconformista experimentador, el disco abre con la amable When Is It Coming
Back, con una decidida influencia de los 60s, un poco de los Beatles más
atrevidos, tal vez cercanos al legendario White Album, inesperado tal vez,
viniendo de alguien con un currículo que incluye a Frank Zappa, David Bowie,
los Talking Heads, King Crimson y Nine Inch Nails, y aunque la baterías suenan
poderosas, las vocales no pueden ser descritas de otra manera, más que
gentiles, pero no todo queda ahí, ya que después sigue Obsession, con su
enloquecida distorsión saturando las baterías, bajos, guitarras y voces, con un
Belew llevando los volúmenes y la abrasión al extremo, en un tema que bien
pudiera encontrar su lugar junto a los temas más ásperos de los King Crimson o
de Nine Inch Nails.
The Times We Live In me deja definitivamente fuera de
balance, mi referencia inmediata serían los Kinks con algo así como el
Delicated Follower of Fashion, con Belew excelso en las vocales y las guitarras,
capturando de una forma singular nostalgia y emoción, mientras que para
Everybody´s Sitting, aunque la línea pop continua de manera maravillosa, ésta se
centra en parte de los primeros discos de Brian Eno, lo más pop de un John
Cale, algo de David Byrne y guitarras, nuevamente, al parecer inspiradas en el
White Album, para después regresar a la abrasión en la brutal Lobsters and
Hypocrites, con el tipo de guitarras que suelo disfrutar, esas que podrían “arrancar
la pintura de las paredes”, y el tipo de esquizofrenia sonora que solo Belew es
capaz de crear, en lo que podría ser el más intenso tema del disco, que
continua con la fabulosa Although, canción descaradamente pop con una calidad
soberbia, que con seguridad podría considerarse como de las mejores del disco y
una definitiva oda sobre los fines de semana, con guitarras empáticas en todo momento.
Algo de la influencia de los KC sobresale en Take Five Deep
Breaths, la combinación de ritmos casi calculados matemáticamente y guitarras
angulares hacen imposible no recordar a la banda capitaneada por Robert Fripp,
aunque otra posible referencia podría ser el pop más experimental que le henos
conocido a David Bowie o a Iggy Pop, sobre todo en sus épocas en la cosmopolita
Berlín durante los 70s, sin dejar fuera la afición casi obsesiva de Belew por
hacer sonar a su guitarra como catalizador de sonidos casi animales, aunque
para The Ladder of Life, podemos afirmar que Belew se concentra en ser él
mismo, conjuntando de manera definitiva el pop de los 60s, la locura característica
de su persona y las guitarras angulares, en un tema que consigue reafirmarlo y
considerarlo como un artista único, capaz de filtrar todas sus influencias y
reinventarlas de manera convincente.
El disco cierra con la dispensable Road Rage, que bien
pudieran reclamar los Talking Heads en algún momento, además de la fabulosa
Wait to Worry, en dónde la retorcida locura de Belew aflora maravillosamente
una vez más, yendo de las figuras barrocas de un Brian Eno en sus primeras
etapas, hasta el dinamismo pop de un Ray Davies, quienes parecen ser, al igual
que los Beatles en su etapa más experimental, los pilares que sirven para
inspirar éste, uno de los mejores discos de la carrera del singular Belew.
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