Psicoeconomía
Psicoeconomía
Dispersión Caprina
Por: Erreh Svaia
Para el que ponga en tela de duda la relevancia del papel de
la “Economía del Comportamiento”, desarrollada por teóricos ganadores del
Premio Nobel como Daniel Kahneman (psicólogo) y Richard Thaler (economista), sobre
como la psicología, las percepciones y el comportamiento de las personas puede
influir directamente sobre la economía (si yo te convenzo el día de hoy de que limón
subirá de precio, aun que no sea cierto, te haré que vayas a hacer compras
precipitarás ha hacer compras desesperadas, el fabricante asumirá que hay un
incremento en la demanda y subirá el precio para generar más utilidad, el resultado
será una profecía auto cumplida, más influida por un tema de conducta que de
meras condiciones de mercado, “la mano invisible” puede ser manipulada, hasta
cierto punto; hoy en día, en el país, bastará con poner atención en un par de
datos, el ajuste por decreto presidencial a los salarios mínimos en el país, y
el incremento en los apoyos directos en efectivo a varios sectores de la
población por parte del gobierno, esto, como lo hemos visto en varios países
con gobiernos populistas, ha surtido un efecto positivo a corto plazo, cabe
aclarar, en la derrama económica generada, la cual se suele traducir en un
ligero aumento en el gasto de la población, pero no consigue traducirse de una
manera responsable y trascendente, en un abundante flujo de inversión constante
y a la larga se convierte en un flujo revolvente a forma de ciclo que reditúe
de manera generosa hacia el gobierno (en impuestos) y hacia la población en
general (en más inversión y mejores precios).
En nuestro México surrealista, el efecto ha sido el
contrario, la economía parece desacelerarse y la confianza del consumidor tiende
a desaparecer, esto a la par de un
curioso efecto en paralelo, de una supuesta felicidad y satisfacción de
parte del mexicano promedio ante el cambio de gobierno, lo cual no debiera
resultar tan sorprendente, considerando que México ya aparecía como uno de los
países más "felices" en el mundo, a pesar de las condiciones
económicas de los sexenios anteriores, con un PIB muy magro (mayor al
pronosticado hoy en día) pero positivo, y es que parte de ésta satisfacción, se
debe a dos factores, la libertad y el involucramiento, uno de ellos, el
primero, hasta cierto punto predominante antes del 2019, y el otro,
aparentemente protagonista de éste año, hay una cita generada por la cabeza del
gigante minorista en Internet, Amazon, Jeff Bezos, que dice: “los clientes son
siempre hermosos, maravillosamente insatisfechos, aún cuando reportan ser
felices y el negocio está perfecto.”, algo similar parecía suceder en el México
anterior al 2019, en el que la ciudadanía se encontraba con altos índices de
felicidad reportada, pero furiosa contra el gobierno, a pesar de que los indicadores
convertían al país en un buen lugar para invertir, con crecimiento y con estabilidad,
hoy podríamos empezar a preocuparnos por la aparente “satisfacción del cliente”
en un inverso escenario en el que el “negocio” no podría estar tan bien como quisiéramos.
Mucho se puede criticar, y con justa razón sobre los
sexenios y los gobiernos anteriores, con una corrupción rampante y muchos
errores aparentes, pero sería difícil negar hasta cierto punto la libertad de
acción por parte de la gente, de los empresarios del gobierno, una autonomía
incipiente tal vez, que se manifestó de forma contundente tras los resultados
de las elecciones de Julio del 2018, si vivíamos en una dictadura, como muchos
solían proclamar ¿Cómo llegó la oposición al triunfo en Julio? Mediante el
voto, prueba contundente de una democracia con respeto a la libertad y a la
autonomía de las instituciones, con un visible desorden en los Estados, prueba
fehaciente del respeto a la autonomía, y con un respeto al libre albedrío, y al
estado de derecho en varios estados de la federación, lo que permitió llegar a
crecer a niveles de algunas de las más aventajados economías asiáticas, la
libertad, aunque incierta y riesgosa hasta cierto punto, sin duda alimentaba
ese índice de felicidad, a pesar de las condiciones económicas adversasen una
parte del país.
El involucramiento, podría decirse hasta cierto punto, es la
raíz de la felicidad que pareciera encontrarse hoy en día en gran parte del
país, al sentirse parte de "algo" (una muy publicitada “transformación”,
al sentirse aparentemente tomados en cuenta (a través de supuestas consultas ciudadanas)
e "informados" cada mañana, en las conferencias del presidente todas
las mañanas, pero hay un fenómeno que pudiera pasar desapercibido y que a la
larga, podría contrarrestar o revelar la verdadera naturaleza de ese
"involucramiento", y esa es la falta de condiciones para la libre
toma de decisiones que no sólo estamos viendo gestarse dentro del mismo
gabinete presidencial, con varias rumoradas denuncias y mandatos irrevocables
expedidos por el presidente, que van dando forma a un talante autoritario, que
empieza a poner en tela de duda si realmente el gobierno está involucrando a la
población, o está creando un aparato propagandístico que mantenga dicha
creencia, y precisamente cuando esas condiciones se ponen en duda es cuando la
desconfianza empieza a prevalecer, hay defensas ante éste aparente engaño o
simulación, y esas son la educación y el sentido crítico, las cuales permiten
por lo menos a una parte de la población, a resistir el simulacro, o a salir
del engaño, otra parte, más vulnerable podría permanecer y seguir incluso por
un largo tiempo, por lo menos hasta que los apoyos directos por parte del
gobierno permanezcan.
Un repunte en la inflación y en la informalidad, son alarmas
que se encienden sin duda, para permanecer alertas, amenazas por parte del
presidente respecto al libre mercado (que incidirá no sólo en la oferta y
competitividad, además de en la inversión futura) y su oferta de precios,
además de hacia la libertad de prensa, lo cual podría devenir en una mayor
desinformación (afectando la toma de decisiones, y otra vez, desincentivando la
confianza y la inversión), un “shock” aplicado por parte del gobierno, con
un torbellino de acciones, muchas de
ellas simuladas, parecen ser la bandera ondeante en éste sexenio, con muy pocas
acciones realmente benéficas con la mira a largo plazo, en las cuales es notorio
el desprecio por la inversión, la arrogancia y altanería de un país que
pareciera querer encerrarse en si mismo, embriagado en la droga de la “auto
suficiencia” que en realidad no es una característica fundamental en muchas
naciones desarrolladas y con altos estándares de vida.
A más de 100 días de éste gobierno y no es posible ver
acciones concretas, profundas y que pudieran darnos esa confianza real que
crece fuertemente por debajo de la aparente satisfacción de las masas, la
psicología sigue jugando un papel fundamental para tratar de convencernos que
todo está bien, aunque no lo esté, y si el sexenio pasado, cuando las cosas no
iban como queríamos, pero los números se mantenían con tendencia al alza, estábamos
insatisfechos, si me parece preocupante, que hoy en día, con los números empezando
a pintarse de rojo, la “satisfacción” con el gobierno, sea la moda.
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