The Bad Batch y la Experiencia


The Bad Batch y la Experiencia

Por: Erreh Svaia

HYPERDRIVE

Hace ya bastantes años le decía a un muy buen amigo, mi muy personal teoría sobre la vida, "los seres humanos somos como una especie de grabadoras vivientes, venimos a éste mundo a grabar experiencias, las asimilamos y después las llevamos a unirlas todas a no sé dónde, quizá a una inteligencia mayor, nuestra misión es recolectar la mayor cantidad de experiencias posibles"; Hoy en día, todos hablamos de experiencia, ya no queremos adquirir productos, queremos adquirir experiencias, para eso algunos se dedican a viajar constantemente, otros a visitar todo tipo de restaurantes y a degustar un sin fin de alimentos; Sin un buen nivel de experiencia es difícil, laboralmente hablando, lograr tener un buen sueldo, todo al final se resume en experiencias y en tratar de acumular la mayor cantidad posible de éstas dentro de nuestras vidas, como Lee Priest buscando acumular la mayor cantidad de masa dentro de su cuerpo de apenas 1.60 cms, así muchos hoy en día buscamos acumular esa densidad de experiencias en nuestro espacio limitado de tiempo.

En el caso de los profesionales de la actuación sucede algo similar y más extremo, aquellos actores realmente enamorados de su profesión, buscan esas experiencias extremas de la mano de los más audaces directores de cine, de ahí que no sea sorpresa que actores de gran renombre aparezcan constantemente en cintas bastante arriesgadas a cargo de directores no muy populares, me viene a la mente el particular caso de The Bad Batch, cinta de culto del 2016 a cargo de la directora Iraní Ana Lily Amirpour, de quien supongo, mencionar su nombre no dirá mucho, tampoco mencionar la gran tradición del cine Iraní que nos ha traído joyas como Taste of Cherry, a cargo del genial director Abbas Kiarostami, en el caso de Amirpour, ésta la también genial A Girl Walks Home at Night, una extraña pero memorable cinta debut mezcla de cine de terror y spaghetti western que de inmediato catapultó la fama de Amirpour y que la convirtió para muchos en la próxima "Quentin Tarantino", tal vez por la inmediata asociación con la cinta From Dusk Till Dawn, colaboración hecha por el cineasta de ascendencia italiana y el director Robert Rodríguez.

En The Bad Batch vemos desfilar a personajes muy bien establecidos en el cine de Hollywood, como Keanu Reeves, Jim Carey, Diego Luna, Jason Momoa y Giovanni Ribisi, llevando a cabo papeles bastante complejos a un nivel que seguramente no les acarreará mucha fama con sus seguidores de siempre, Reeves en el papel de un Pablo Escobar de otra dimensión, obsesionado con la fertilidad, mezcla de traficante de drogas y líder de culto, un Jim Carrey como irreconocible ermitaño y vagabundo del desierto, más cercano al “asteta” que daba sermones desde una columna en Simón del Desierto de Luis Buñuel, y un Momoa, sin muchas capacidades histriónicas, un “Bruto” como esos que le gustaban a Buñuel, llevando a cabo un papel que hace eco en actores como Pedro Armendáriz o el legendario Emilio "Indio" Fernández, piezas claves del cine mexicano de media noche, y es que The Bad Batch ni es muy lejana de cintas a cargo de directores como el ya mencionado Fernández  (La Choca o Erótica) o del genio surrealista Rafael Corkidi  (Pafnucio Santos o Deseos), tampoco lo es del cine más audaz como el del director chileno Alejandro Jodorowski y sus célebres cintas El Topo y Santa Sangre, éstas dos, obvias referencias, desde mi punto de vista en ésta cinta.


Para muchos, la obvia referencia será From Dusk Till Dawn, a pesar de que aquí no hay vampiros, sólo está el omnipresente desierto (¿Texano, Californiano o Mexicano?), inspirador curioso de muchas cintas, aunque a falta de seres sobrenaturales de la noche, tenemos fisicoconstructivistas caníbales, siempre a la búsqueda de proteína de buena calidad, comunidades post apocalípticas (adictas a las drogas psicodélicas) al estilo Mad Max o Escape de Nueva York, que me recuerdan más la atmósfera post nuclear de la novela Hello America! del brutal James G. Ballard, una niña rubia y un conejo (¿Alicia en el País de las Maravillas?) tenemos mutilaciones estremecedoras al estilo de la impactante cinta japonesa Audition, o de la inolvidable Boxing Helena, de la hija de David Lynch, la igualmente interesante Jennifer Chambers Lynch; Cabe mencionar que ninguno de los actores, con excepción de la debutante Suki Waterhouse, consiguen una actuación memorable, y es porque así lo demanda el cine casi minimalista de Amirpour, con actuaciones casi fantasmagóricas por parte de cada uno de sus actores, Carrey, favorablemente fuera de su elemento, Momoa como “pez en el agua” (¿Alguien dijo Aquaman?) en su papel de caníbal con alma de artista (de pocas palabras, por cierto), y un Reeves letárgico, en un papel que sin duda le hubiese ido mejor a alguien como Nicolas Cage, aunque cabe mencionar nuevamente el tema de la experiencia, de la necesidad artística de trabajar con alguien fuera de lo común, como Amirpour, y sin duda, ese objetivo se ve alcanzado, en una cinta como pocas, singular y diferente, una experiencia que vale la pena conocer, y mencionar que no siempre la búsqueda de la “experiencia” resulta en una cinta o en un proyecto exitoso, de los fracasos también se aprende y mucho, sobre todo en épocas como las actuales en que buscamos esas “experiencias” más allá de lo común, Ucrania ya eligió su presidente “comediante”, la “cinta” que vendrá puede ser un rotundo fracaso, sólo quedará aprender de tal “experiencia”.

Comments

Popular Posts