Arnold Mueve el Tablero: El Nuevo Juego del Bodybuilding Profesional
Cuando tenía 20 o 21 años, me entró la inquietud de dedicarme al bodybuilding. Mi cuerpo respondía bien al entrenamiento; crecía rápido, fuerte. Llegué a pesar 100 kilos con bastante músculo. Pero tuve que tomar una decisión difícil: ¿dedicarme de lleno al bodybuilding o terminar mi carrera universitaria y buscar un trabajo estable?
Tuve la fortuna de entrenar con dos Mr. México, y conocí a mucha gente que soñaba con vivir del bodybuilding. Sin embargo, siendo realista —y estando en México— entendí que dedicarse profesionalmente al bodybuilding aquí era, prácticamente, una misión imposible. La falta de apoyos, el escaso reconocimiento y, honestamente, la desventaja genética frente a competidores estadounidenses hacían cuesta arriba ese camino.
Conocí a personas que vendían esteroides robados de hospitales. Otras que vendían drogas. Incluso algunas ofrecían servicios sexuales, todo para poder financiar su estilo de vida como bodybuilder. Era un mundo oscuro disfrazado de disciplina y músculo. Al terminar mi carrera, empecé a buscar trabajo y me di cuenta de algo brutal: podía ganar en un par de meses lo que un bodybuilder profesional en México ganaba en todo un año. La decisión fue clara. El bodybuilding sería mi pasión, sí, pero solo como hobby. La prioridad sería mi carrera profesional.
La verdad es que en México el bodybuilding no es rentable. Es un estilo de vida caro, con muy poco patrocinio. Los premios en las competencias son simbólicos, insuficientes para convertir esta disciplina en una profesión que dé para vivir dignamente. Lo que gasta un bodybuilder en alimentación y suplementos, no se recupera con lo que puede ganar en premios a nivel nacional.
Hace unos días, Arnold Schwarzenegger —la leyenda viviente— anunció un aumento histórico en los premios del Arnold Classic 2025: se repartirán 1.5 millones de dólares. Este año, Derek Lunsford, el ganador, se llevó medio millón de dólares. Pero el próximo año, el campeón se llevará 750 mil dólares. Para ponerlo en perspectiva: es más que los 600 mil dólares que ganó Samson Dauda en el Mr. Olympia pasado.
Arnold está jugando en serio. Quiere que el Arnold Classic sea la competencia de bodybuilding más grande del mundo, incluso por encima del legendario Mr. Olympia fundado por el fallecido Joe Weider. Y es muy probable que veamos una respuesta inmediata por parte de los organizadores del Olympia, con un ajuste en los premios que se anunciará pronto.
Hoy el bodybuilding en EE.UU. vive un auge impresionante. Se ha vuelto una carrera viable, lucrativa. Derek Lunsford, quien quedó tercero en el Mr. Olympia 2024, ya ganó 500 mil en el Arnold Classic y 100 mil en el Pittsburgh Pro. Si gana el Olympia en octubre, habrá sumado 1.2 millones de dólares. ¡Una cifra histórica!
Arnold está haciendo historia, pero no como atleta… sino como promotor del bodybuilding. El Arnold Classic se ha convertido en una amenaza real para la organización Weider. Y ahora, el Mr. Olympia tendrá que responder de forma extraordinaria para mantener su prestigio.
Pero la primera reacción de la organización Weider ha sido más bien amarga. Lenda Murray, una de las mayores campeonas del Ms. Olympia femenino, alzó la voz para criticar a Arnold por su “descomunal” apoyo al bodybuilding masculino, dejando de lado al femenino. Murray señaló que incluso el tercer lugar masculino del Arnold Classic el año pasado, ha ganado más dinero que decenas de competidoras femeninas juntas.
Y aunque tiene razón en lo que dice, también es cierto que el bodybuilding —como muchos deportes profesionales— es un negocio. Depende de los patrocinadores y la demanda. Y hoy por hoy, el bodybuilding masculino tiene mucho más público, mucho más marketing y, por ende, más dinero.
En un mundo ideal, los premios del Mr. Olympia y el Ms. Olympia deberían ser similares. Pero hay que ser honestos: las bolsas dependen de los patrocinadores. Y la mayoría de ellos apunta al mercado masculino, porque es donde están sus mayores consumidores. Eso también explica por qué hay menos apoyo para las divisiones femeninas.
Una parte fascinante del bodybuilding son esos físicos llevados al extremo. Y aunque eso genera admiración en la categoría masculina, en la femenina ha tenido menos aceptación. De hecho, el Ms. Olympia estuvo suspendido cinco años después de 2014, cuando competidoras como la legendaria Iris Kyle llevaron su físico al límite, provocando reacciones muy divididas entre el público.
Siempre he dicho que admiro profundamente el bodybuilding femenino. Lo que mujeres como Lenda Murray, Kim Chizevsky, Iris Kyle y Andrea Shaw han hecho es brutalmente admirable. Pero también debemos entender que el deporte profesional no sobrevive solo con aplausos. Necesita inversión. Y quien paga, muchas veces, pone las reglas.
Lo que Arnold está haciendo es histórico. Su apoyo al bodybuilding está elevando el deporte entero como nunca antes. A medida que este impulso crezca, todos los atletas, hombres y mujeres, saldrán beneficiados. Lo que dijo Lenda Murray, en cambio, me parece más un golpe político que una crítica constructiva. No es discriminación. Es una cuestión de números, de negocios. El público manda. Y al final del día, es él quien decide qué deporte crece y cuál no. ¿Criticar a Arnold? No, cuando pocas personas han hecho tanto cómo el por promover el bodybuilding. Lenda debería pensar seriamente en que más podría hacer ella para promover el bodybuilding femenino.



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