Low- The Invisible Way (2013)
Low- The Invisible Way (2013)
No quiero ponerme muy depresivo, aunque supongo que los finales de año y principios del siguiente ponen mal a mucha gente, sólo basta revisar las estadísticas de suicidios, no soy una persona negativa, aunque si soy muy realista, no puedo ver el 2013 como un año de luz, aunque confió que para el 2014 esto sea muy posible, este año es de una dura transición, de caminar la ultima y tortuosa milla para llegar a la meta y conseguir sanar las heridas producidas en un año difícil, pero creo que al mundo aún le faltan doce meses más para re encontrarse, así que agarrense fuerte.
Low es una banda del vecino país del norte, el nombre nos dice mucho, mantienen un épico lento avance en un tono muy bajo, minimalista y casi susurrado, que nos permitirá reír a carcajadas cada vez que escuchamos la estupida etiqueta de slowcore, donde le hallaron lo “core” a esto? Low es un grupo en extremo intimista, sus canciones parecieran ser hechas para tocarse en una recamara, o entre un par de amigos, algo muy intimo y melancólico, algo que sale del alma y que re huye los grandes espacios, la banda pareciera concentrarse en los timbres muy particulares de sus composiciones y en el juego de voces de sus vocalistas, quienes en verdad consiguen conjugar un impresionante entrelazado de ellas.
Plastic Cup inicia en tono acústico, con una firme batería y un hermoso par de voces bien sincronizadas, complementadas a la perfección, un tema que sin duda alguna le da un buen apretón a nuestros corazones, mientras que de Amethyst de plano se derrumba ante nuestros pies, se arrastra hasta nosotros y nos jala al piso con ella, es un tema doloroso, que duele en serio, que establece un ligero puente con la actual dirección musical de los Earth de Dylan Carlson, pero que la banda aplica esas tremendas voces para lograr una obvia diferenciación, una lenta procesión y una voces que causan un daño interior al escucha con gran facilidad, consiguiendo momentos de desnudez y pureza dignos de disfrutarse, mientras que So Blue levanta un poco el espíritu, Low nos da un tema de efecto casi balsámico que nos previene del oscuro abismo al que nos había arrojado con los primeros temas, la voz de Mimi Parker en el protagonismo ayuda a traer algo de luz al frente, la producción del Wilco, Jeff Tweedy sin duda es despiadada, proyecta poderosamente lo mejor de Low y nos causa un daño emocional fuerte, nos arroja al piso y pone los sentimientos a flor de piel con la belleza del sonido flotando y llenado el espacio.
Me atrevería a decir que las guitarras de Holy Ghost tienen el twang de la música country, sin duda Tweedy les permite a esta banda sacar las raíces sin dar motivo de vergüenza, pero no sólo el country se permea a través de las ondas sonoras de la banda, ya que algo de la grandilocuencia del gospel se deja sentir en la aplicación casi de divina manufactura de la voz y los coros.
Algo criticable en los Low será siempre la monotonía en su sonido, pero es algo que ellos mismos buscan como característica principal de su sonido, si el krautrock se regocija de un ritmo mecánico, los Low se regocijan en esa batería minimal y orgánica, que más pareciera un latido de corazón al despertar o casi al morir, aunque los Low están todo menos desfalleciendo, ya que su poder radica en esa somnolencia, en la languidez con la que suelen saturar sus creaciones, aún y que Clarence White pareciera ser un tema “movido” para los estándares de estos Low.
Just Make It Stop hace una apuesta en varias direcciones, la banda busca las vibraciones de sonido puro, filtra un ritmo dinámico y mecánico a la vez, y relaja las restricciones de velocidad, permitiéndose acercarse al pop y un sonido menos a la defensiva, la banda se abre por completo y se da la oportunidad de salir a la superficie, dónde la melodía es tan hermosa y radiante que llama poderosamente la atención.
Con The Invisible Way, Low se da la oportunidad de relajar un poco las restricciones auto impuestas de su sonido, la banda suena libre por momentos y deseosa de dotar a su sonido de nuevas emociones y dejar a un lado la etiqueta de “slow” por una que le preste más atención a su cuidado a los detalles y a la expresión casi clerical que esta banda da a sus vocales, un evangelio sonico llevado a cabo en el campo a la orilla del río.
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