Haruki Murakami-El Fin Del Mundo y Un  Despiadado País de las Maravillas (1985)

Sin querer caer en la trampa que puso en evidencia a nuestro actual presidente, les diré que hay tres libros al día de hoy, que han cambiado mi vida, o por lo menos la forma de verla y vivirla, uno de ellos y siempre será mi favorito: Cien Años de Soledad, del buen Gabo, creo que ese primer lugar es indiscutible por muchas cosas, fue la primer novela verdaderamente larga que leí, fue la primera vez que tuve esa sensación de no querer parar de leer, y recuerdo que la primera vez que tuve ese libro mi madre le había puesto una dedicatoria, desgraciadamente ese libro alguna vez lo presté y no regresó a mi, bien dicen que un libro no se presta.

El segundo lugar se lo daría por el momento a Rayuela de Cortazar, otro libro entrañable que me sacudió con su innovadora manera de manejar la secuencia y la línea de tiempo, no podría asegurar que siempre será mi segundo favorito, creo que sólo el de Gabo tiene un lugar seguro en mi corazón, pero sin duda Rayuela es un segundo lugar muy difícil de vencer, y mi tercer candidato actual en este orden sería: El Fin Del Mundo y Un Despiadado País de las Maravillas, obra del genio japonés Haruki Murakami, libro que por alguna extraña razón la primera vez que me le enfrente hace como un año no pude avanzar muy lejos en él, pero en esta segunda oportunidad que nos dimos avance como loco a lo largo de su buen número de paginas, hacia mucho tiempo, precisamente desde el libro de Gabo que no “devoraba” de una manera tan ansiosa un libro, como si fuera una serie de esas que no hay muchas, que consigue engancharte y que te urge poder leer que sigue, continuar con la historia, te causa una ansiedad poderosa de regresar una y otra vez a esas paginas.

El Fin de Mundo y Un Despiadado País de las Maravillas no es un libro común y corriente, de hecho contiene dos historias que de inicio parecen excluyentes y que corren en paralelo, una en onírico “fin del mundo”, tierra amurallada en dónde los habitantes pierden primero su sombra y después su corazón y en dónde el protagonista llega y empieza a trabajar como “lector de sueños”, la otra historia nos lleva con una especie de ejecutivo que maneja sofisticadas operaciones de calculo, el cual vive en Tokio, aparentemente, pero en una versión muy a la “David Lynch” de la capital japonesa, con edificios lujosos que cuentan con pasajes subterráneos, atractivas chicas gordas que visten de rosa, científicos que experimentan con humanos y criaturas carnívoras que viven en el subsuelo.

Es posible que el universo descrito en la historia del ejecutivo por momentos nos recuerde las “novelas negras” del vecino país del norte, otras, la atmósfera futurista nos transportara a un mundo emparentado con el cyber punk de Blade Runner, aún así, el fondo es las historias nos hablan sobre la soledad y la inmortalidad, el deseo innato de alcanzarla, pero el rechazo total a las consecuencias que esto nos traería, bajo una premisa de: “Claro puedes tener la vida eterna que no quieres, pero tendrá que ser muy distinta a la vida mortal que llevas”, Murakami nos presenta por un lado un protagonista apegado a la superficial, que descubre algunas relaciones inesperadas y un regalo que nunca pidió, pero que al final inesperadamente acepta, luego de dramático “deadline” en el que cual condenado a muerte, vive sus ultimas horas cumpliendo algunas situaciones especiales, por otro lado en la otra historia, nos encontramos a un hombre que llega a una ciudad alucinante, rodeada por bestias, bajo circunstancias surreales y atrapado entre el deseo de vivir la vida a su manera, o adaptarse a su nueva “realidad”, Murakami consigue de esta manera un libro de una profundidad notable, a pesar de la inclinación que este quiere darle por momento a novela de detectives, aunque esta alcanza en verdad momentos alucinantes, fuera de la realidad y momentos de verdadera tensión, que si bien, no superan los del buen Alfred Hitchcock, si consiguen mantener el interés en la historia, y sumergirnos en un mundo de ensueño repleto de personajes solitarios que encuentran razones para vivir en lugares inesperados, ¡Que bonita manera de describir la soledad!.

Comments

  1. es el que me falta de leer de Murakami... y nunca le he puesto atención a 100 años de soledad de Gabo... le daré una oportunidad ahora que lo mencionas, saludos!

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