Jaime López y José Manuel Aguilera-Odio Funky, Tomas de Buró (1995)
Jaime López y José
Manuel Aguilera-Odio Funky, Tomas de Buró (1995)
“En México, cuando queremos hablar secretos profundos, bebemos pulque
juntos. Es una bebida hecha de la planta de cactus, y cuando se toma d la botella
a la boca, deja un hilillo detrás, entre la boca y la botella, como una tela de
araña. Esto demuestra que la verdad se pega en el interior. “
Alejandro Jodorowsky
Editado en el año de 1995, grabado más a manera de un experimento
secreto, que como un ejercicio musical formal, esta suma de dos visiones poderosas,
Odio Funky, Tomas de Buró, nos trae a dos verdaderos grandes de la escena
nacional underground, por un lado el espléndido
guitarrista José Manuel Aguilera, hoy por hoy uno de los mejores guitarristas
en el país, veterano de un sin fin de bandas de peso, como Sangre Asteka, La Barranca,
y los siempre celebrados Jaguares; Por
otro lado, menos reconocido a un nivel comercial, pero con un peso inmenso a
nivel de influencia y de trayectoria, Jaime López, ese gran compositor de longeva
y estupenda carrera, un hombre sinónimo del buen rock nacional, y abanderado de
la verdadera canción popular, poseedor de miles y miles de canciones asombrosas
y una carrera que si bien no le ha redituado a un nivel comercial, su leyenda
es simplemente indestructible.
Ambos personajes habrían de reunirse en el departamento de
Aguilera como dos conspiradores, en secreto, para grabar de manera totalmente
casera este disco en una pequeña consola de 4 canales, ¿El fin? ir armando un
idealizado musical que nunca se llevaría a cabo, ¿El resultado? La ya
mencionada suma invaluable de estos dos talentos y un disco, como muchos de los
que han grabado estos dos talentosos músicos, ignorado fríamente en un principio
y revalorado masivamente con los años.
Odio Funky empieza con En El Principio fue el Kiosko, tema
que exhibe unas guitarras en particular plan circular, haciendo algo de eco a
una de las grandes influencias de Aguilera, ni más ni menos que el señor Robert
Fripp, un tema con marcados bajos (posiblemente ejecutados por López y el mismo
Aguilera) y una batería (al parecer programada), Kiosko es precisamente un tema
que refleja fuertemente el espíritu general del disco, en la calle, de la calle
y para la calle.
Probablemente el tema más conocido del disco sea la inmortal
Chilanga Banda, con un López rompiendo esquemas al por mayor y creando el
primer rap propiamente "Chilango" a ritmo de tumbas y repleto de un
juego de palabras muy propios del Distrito Federal, haciendo propio o
nacionalizando ese estilo, más propio de las juventudes de color de Nueva York,
aquí López en su estilo interpretativo retuerce las palabras a su voluntad,
crea un dialecto impenetrable para muchos, pro que resulta exquisito,
irreverente e innovador, para después continuar con la extraordinaria
Malafacha, en dónde Aguilera y López verdaderamente se conjuntan para crear un
tema que recoge el estilo del apasionado danzón por momentos y expone letras asombrosamente
caprichosas y muy adentradas en el concepto callejero, aquí además del
acompañamiento candente de Aguilera, destaca el trabajo vocal de López, basado
en partes iguales en el tremendo compositor mexicano Chava Flores y en el
asombroso estilo vocal y picaresco del tremendo norteño (al igual que López)
por excelencia, Eulalio Gonzalez "Piporro", por si fuera poco Aguilera
pone verdadero candor al tema ejecutando un espectacular solo de guitarra apareciendo
por todo el mapa como una hidra de mil cabezas y con un López escupiendo locura
en cada una de las palabras que pronuncia, con ambos genios simplemente dejándose
llevar y con un López genial en todo momento.
Para el tema titulado La Misma Vieja Canción, las guitarras
de Aguilera parecen despegar y desplegar furia roquera por doquier, haciéndose presentes
en todo momento al tiempo que la rasposa voz de López nos va llevando a través
de una exquisita narración, al tiempo que sus tremendos versos van apareciendo
retando a nuestro intelecto para comprender el siempre interesante mensaje que López
busca transmitir, con ambos músicos aquí perfectamente conjuntados en un ejercicio
de música verdaderamente vanguardista, compleja y simple a la vez, que escupe
de frente a todos aquellas ataduras sobre lo que puede y no hacer el rock
nacional, aquí el talento instrumental de Aguilera se vuelve invulnerable de la
mano de las tremendas letras de López.
Guitarras punzocortantes son la señal de arranque para
Nuestro Amor Es Ese Gato Negro Muerto en El Baldío, tema en verdad complejo con
un "chilanguisimo" (oriundo
del Distrito Federal a más no poder) López (quien en realidad es de
Tamaulipas), y Aguilera se dedican de manera asombroso a ejecutar audaces
piruetas, Aguilera en su guitarra, sonando increíble en todo momento, amo y
señor del instrumento y un López usando sus versos como un instrumento agresor más,
tan incendiario como Aguilera, pero con sus ásperas y abrasivas vocales
repletas de callejera enajenación que pudieran poner celoso al mismo Tom Waits
o a John Cale, verdaderas creaturas amenazantes en las vocales.
Tatuaje se cantea mucho al lado de López, un ferviente
practicante del blues más urbano que pudiésemos imaginar, aquí escupiendo
tristeza al por mayor, acompañado únicamente de una guitarra delirante y
lastimosa, para después adentrarnos en un suculento manjar de puro blues al
estilo López, con las alucinantes guitarras de Aguilera, quien aquí crea un increíblemente
empático acompañamiento con las letras
de López, parte psicodelia pura de los 60s, parte brutal y descarado músculo sonoro, perfecta comparsa
para las locuras vocales López, quien obviamente al sentirse perfectamente
arropado por las candentes líneas de guitarra de aguilera se deja llevar aún más
por la locura.
Moros con tranchete es otro tema que merece tomarse en
cuenta, un trabajo soberbio de guitarras, cadencias folclóricas y las
alucinantes letras de Jaime López, el cual nos va llevando mágicamente, a través
de un viaje por lo que es mexicano y a la vez lo que es postmoderno, con un
Aguilera estruendoso en la guitarra, ensordecedor poniendo trampas que López va
sorteando ágilmente, como ringmaster
en medio de un circo de puras llamas y demencia, pero parece que ambos se
coordinan para dar una fuerza inaudita al hermoso mensaje de Nadie Da Por Nada
su Corazón, con un López haciendo uso de sus tremendas letras que calan muy hondo
y un Aguilera con el complemento perfecto para tan soberbio tema, otro de los grandes
pilares de este disco, arrebatador, moderno, emotivo y evocador, sin duda uno
de los grandes temas de la música popular mexicana que merece ser rescatado y
atesorado.
Fama Fatale es otro derroche de mexicanismo sumado a una
peligrosa rumba que pondría celoso de envidia al mismísimo Tom Waits, con un López
danzando entre sombras y las llamaradas que escupe la guitarra de Aguilera, y después
otro brutal danzón a la manera de Materia Tóxica, con un López llevando sus
vocales al límite, nuevamente retando a un Tom Waits, nacionalizando por
completo la magia de ese loco monstruo vocal de iconoclastas ideas, demostrando
que López es capaz de eso y más.
Odio Funky es un disco que se caracteriza por su descaro y
brutal entrega, con ambos participantes olvidándose de los límites y atreviéndose
como pocos, posiblemente el hecho de saber que esto temas no saldrían a la luz sirvió
para quitar inhibiciones y que lo mejor artísticamente hablando fluyera de
ambas partes, dándonos un disco histórico que vale la pena visitar en repetidas
ocasiones.
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