Un Año Sin Lou Reed
Un Año Sin Lou
Reed
“Sólo hay una cantidad de tiempo X, puedes hacer lo que quieras en ese
tiempo, es tuyo ”
Lou Reed
Si me preguntan (y si no también…), para mi Lou Reed inventó
casi todo (casi, tratemos de no generalizar…), su concepción de la música resultó
ser una propuesta auténticamente diferente a todo lo que precedió, supo conjuntar la madurez literaria de un Bob Dylan,
el rock incendiario de un Chuck Berry, el intelecto audaz de un Ornette Coleman
y ese amor por el lado oscuro detrás de lo cotidiano de un Jacques Brel, si, lo
que nos trajo Reed no fue nada sencillo de digerir, tal vez por eso que su obra
haya tenido que ser asimilada poco a poco a lo largo de su carrera,
musicalmente se adelantó a todo varias veces, profetizó el punk y toda su
descendencia, incluido el post punk, el grunge, la música alternativa, el new
wave, el noise, la electrónica, el jazz
rock, el ambient y otras muchas cosas más.
Para mí sería difícil hablar de un David Bowie, Iggy Pop o Jim
Morrison sin hablar de Reed, me queda claro que Reed marcó la pauta para
aquellos que querían hacer del rock n roll algo más profundo, no, no lo hizo sólo,
definitivamente gente como Leonard Cohen, Brel, Scott Walker y el mismo Dylan
estaba ahí antes que él, pero Lou Reed supo adelantárseles y superarlos en
algo, Reed nunca se quedó quieto, hasta el último momento, y su controversial obra
final, el Lulu, no me dejará mentir, Reed evolucionaba de manera obsesiva,
buscando siempre algo nuevo, algo excitante y sobre todo, no ponerse las cosas fáciles,
ni a sí mismo, ni a su audiencia.
Con los Velvet, Lou nos llevó por todo un paseo por el lado
salvaje, desde su obra mayúscula mitad rock, mitad arte de su disco de debut,
el ruido salvaje del legendario White Light/White Heat, la asimilación del jangle
pop en su tercer disco (que sería junto a los Byrds de gran influencia en
bandas como R.E.M.), hasta el rock clásico con su disco final, después Reed,
sin los VU se arrojó de cabeza literalmente a una loca y asombrosa carrera
solista, con un disco debut muy peculiar con músicos de Yes como parte de su
banda, después la toma del mundo del glam rock, que le reconocería como gran
pilar, y sus aspiraciones épicas y literarias en pleno ascenso con el mítico
Berlin, Reed hizo de todo, discos vanguardistas como el The Bells, comedia
descarada como en el Take No Prisioners, rock clásico, como en el Rock N Roll Animal,
rock pop como en el Sally Cant Dance y discos iconoclastas de ruptura total
como el Metal Machine Music, todo esto sin olvidar la belleza emotiva y
decadente de un Coney Island Baby, y su posterior triunfo en discos como el
Street Hassle, a partir de ahí, y bien reivindicado por el punk rock y la new
wave, Reed entra en una nueva frase, ya no como un músico maldito y renegado, sino
como un personaje admirado e inmensa fuente de inspiración.
Discos inclasificables que sólo pueden llevar como etiqueta,
música de Lou Reed, fueron desfilando sin parar, el brutal The Blue Mask (ya
incluyendo al inmenso Robert Quine), los clásicos Legendary Heart y New
Sensations, que lo posicionaron en la
cima del new wave, y discos ya originados en una nueva etapa de madurez (inconcebible
en un artista cuya visión ya nació con madurez), el ENORME New York, el
entrañable Magic and Loss, la inesperada colaboración con un viejo conocido, el
Song For Drella, junto a John Cale y los contundentes Set The Twilight Reeling (New
York Rock?), Ecstasy (un regreso a la brutalidad y oscuridad), The Raven, que habría
de consolidarle como uno de los mejores compositores
verdaderamente letrados, los insólitos Hudson River Wind Meditations, disco que
se sumerge en el mundo de la música ambient y el The Creation of The Universe,
disco de libre improvisación, para después cerrar con el colosal e incomprendido
Lulu, apoyado aquí por Metallica, en el cual Reed, considero que consiguió finalmente
catalizar su visión de manera efectiva, poder conjugar brutalidad musical,
inteligencia literaria y su gusto por causar shock y hacer odiar por las masas,
me resultaría imposible pensar que pudiese haber seguido en la carrera de Reed después
del Lulu, para ese entonces Reed había hecho todo lo que quiso y lo más
importante, a su manera.
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