Ornette Coleman-The Shape of Jazz to Come (1959)
Ornette Coleman-The Shape of Jazz to Come
(1959)
“El jazz es el único tipo de música en la cual la misma nota puede ser tocada
noche tras noche y sonar diferente cada vez.”
Ornette Coleman
En el año de 1959, el mundo estaba a punto de iniciar un
viaje sin rumbo fijo y sin retorno aparente, empujado hacia el misterio de la creación
libre y espontánea, esto de la mano de uno de los más asombrosos exploradores
musicales, el saxofonista Ornette Coleman, temido en los círculos
tradicionalistas del jazz por sus iconoclastas ideas, si bien el jazz podía
considerarse un espacio libre para la creación intelectual y emotiva a través
del trabajo de los solistas, había aun estructuras muy respetadas y demasiado arraigadas
dentro del jazz que casi lo arrojaban en una dogmática tradición respecto a acordes
y secuencias, que el gran Ornette estaba dispuesto a erradicar de raíz, en su más
grande disco, The Shape of Things To Come, aquí, Coleman y su fiero cuarteto
empezaron rompiendo con varias tradiciones jazzísticas importantes, como prescindir
de un pianista o de un guitarrista para la grabación (Como también haría otro monstruo
vanguardista, Albert Ayler), se fueron directos a la yugular, y a diferencia de
Ayler, con una apuesta brutal, ensordecedora y primitiva, Coleman y compañía, decidieron
seguir una ruta sofisticada, moderna como pocos, adelantándose años luz al
estado de la música jazz de aquellos años, no se diga de la música en general,
en desacato todas de las tradiciones, ¿Cómo domesticar o comercializar música
de naturaleza rebelde y sin limitantes?
De entrada tenemos una tremenda estructura difusa que comienza a producirse a partir de una frenética
batería y un poderoso bajo (Que en mucho rompían con la fina elegancia del jazz
tradicional), ambos con una cadencia asombrosa y una afinidad sónica como
pocas, ambos instrumentos se van entrelazando con fuerza y dan un fuerte
soporte a la trompeta y el saxofón, a cargo del legendario y avanzado Don
Cherry y de Coleman respectivamente, ambos van materializando la melodía
central de este tremendo Lonely Woman, tema central de este disco y destinado a
convertirse en un clásico, reinterpretado por muchos transgresores musicales más
adelante, Haden, a cargo del bajo va creando un idioma propio, en ocasiones
introspectivo, otras explosivo y turbulento, al tiempo que Cherry opta por matizar
con su instrumento tras de Coleman, permitiendo a este desgarrar el silencio
con su estruendoso instrumento, uniéndose ambos en este canto un tanto funesto,
sumamente triste y melancólico en algo que pareciera ser un coro ejecutado a
dos voces, con Cherry aportando un fuerte impulso a los alcances altísimos del
instrumento Coleman, quien
apasionadamente aporta un sin fin de melodías y lamentos a este importante tema.
Para la siguiente pieza, el cuarteto ya está más que listo
para saltar al vacío, y esto es precisamente lo que hacen en Eventually, en dónde
Ornette rompe con todos los esquemas y aporta melodías vanguardistas ejecutadas
a toda velocidad, con un Charlie Haden siguiéndolo de manera cercana al bajo,
en un dialogo sofisticado y violentamente poético, en el cual Ornette
precisamente, mediante la brillante improvisación nos va dando pistas del
futuro que está por venir, su instrumento tomando un sin fin de formas, desde
lo conocido, hasta lo muy abstracto, para después abordar de una manera menos
intensa Peace, tema lento, en el cual Haden y Higgins ceden un poco la
intensidad y se dedican a adornar delicadamente el fondo mientras Coleman
improvisa melodías como siempre, provocador al centro, poco a poco Haden va poniéndose
al frente con una cadencia deliciosa que da muestras de porque es Haden uno de
los mejores bajistas en el mundo del jazz vanguardista, esto al tiempo que
Higgins nos engancha por completo con su sutil aplicación de ritmos, hasta aquí
el gran ausente es Cherry, quien con un aura misteriosa, parece conforme con
ceder el protagonismo casi de manera total a Ornette, quien explora una y otra
vez líneas de sax que van construyendo melodías apenas retocadas en el fondo,
apenas acariciadas por la colorida y radiante, a pesar de la distancia,
trompeta de Cherry que vaga de manera fantasmal en plan casi etéreo, sin imitar
del todo el abrasivo juego de Coleman, manteniendo una interesantísima
distancia de Coleman, conservando una identidad propia bastante asombrosa.
Focus On Sanity abre con el gran trabajo en equipo de
Higgins y Haden, un par de músicos asombrosos que parecieran conocerse a la perfección
y comunicarse de manera casi telepática, que saben mantener los ritmos dinámicos,
sin permitirse un descanso, proporcionando el fondo perfecto para la intensa aparición
de Coleman que escupe ferozmente una inmensa variedad de notas en un dialogo
audaz, inteligente que se va materializando de la nada y que toma caminos
asombrosos, tomando pequeñas pausas en instantes que permiten esas apariciones
tan increíbles por parte de Cherry, un genio del swing que sabe cómo lanzar líneas
de melodía sumamente adictiva, terminando esta pieza con un brutal trabajo de
Higgins quien pareciera pulverizar la melodía con golpes de batería arteros.
The Shape Of Jazz To Come es un disco como pocos, de esos
que en un principio pasan desapercibidos, pero que poco a poco van armando una
completa revolución, proporcionando a Coleman el estatus de santo patrono de la
libre improvisación, complementando la propuesta de Albert Ayler y Cecil
Taylor, y convenciendo a veteranos consolidados como Miles Davis o John Coltrane
a arriesgarse más musicalmente hablando.
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