A la Velocidad de un “Clic”.
A la Velocidad de un “Clic”.
Por: Erreh Svaia
CRANEOSCOPIO
Cuando era niño, no era extraño ver en las calles el letrero
de Kodak, lo que provocaba ver ese letrero era algo emocionante, fotografías,
recuerdos, algo casi mágico que nos transportaba a otro tiempo, aún recuerdo
cuando pude “apoderarme” de la cámara de mi papá y empecé a tomar fotos, aunque
el proceso era fascinante, ir a los sitios de revelado, no lo era, había que tomarse
el tiempo para ir, pagar por el servicio de revelado y esperar un par de días
para que las fotos quedaran listas, esas cámaras llamadas instantáneas y que de
inmediato producían la foto, eran un lujo del que muy pocos gozaban, finalmente,
no recuerdo a muchas personas tomándose fotos a si mismos, era algo poco usual
y bastante extraño.
Como muchos lo sabemos hoy en día, Kodak se durmió en sus
laureles, pensó que tenía un mercado cautivo y que tenía todas las respuestas
en el tema de la fotografía, nunca vio el potencial que la era digital ofrecía
y la enorme competencia que los teléfonos móviles traerían para su negocio, así
fue como Kodak se volvió un vestigio del pasado que no supo adaptarse a los
tiempos, y cuya reacción, si hubo alguna, no fue hecha a tiempo, convirtiéndose
en una lamentable víctima de la era acelerada que vivimos hoy día, para los
jóvenes, pensar en que tendrían que pasar unos días para ver una fotografía, es
algo inconcebible, y que hoy en día dejaría fuera de circulación a cualquier
prestador de servicios que ofreciera tener listas tus fotos en un par de días,
la norma hoy en día, la dicta el consumidor que demanda que la velocidad para
tener una foto sea solamente la de un “clic”, no hay más tiempo.
Mi historia con Blockbuster, fue una muy especial, mi papá
me tuvo que acompañar para hacerme socio de aquella cadena de centros de renta
de películas en videocasete VHS, ya que en aquel entonces era menor de edad, tenía
en aquel entonces una enorme obsesión con las películas, los fines de semana
veía 3 el sábado y 3 el domingo, en un habito que sostuve por años, para rentar
una película, en primer lugar tenías que darte el tiempo de ir al videoclub, de
revisar los títulos disponibles y las copias que habían para renta, en ocasiones
no había, y podías tener la mala suerte de que la cinta hubiera sido dañada por
algún usuario anterior, la sesión para verla era a contratiempo, y que la renta
era por días, y de no devolverla antes de que se venciera el tiempo, había que
pagar un cobro por la demora, pero en su momento, Blockbuster fue el gigante
que pudo llevar el cine de las grande salas, a la comodidad de nuestras
recámaras, un monstruo que crecía con más y más locales, pero cuya caída
llegaría primero con el Compact Disc y otros formatos, y después, la estocada
final con el llamado “streaming”, con Netflix como un precursor.
El fin de Blockbuster, es irónico por demás, si consideramos
que en su momento el gigante de la renta de videos tuvo la oportunidad de
comprar a Netflix en sus inicios, y no lo hizo ya que no vio futuro en el concepto
de Netflix que aún se estaba gestando, así, Blockbuster, por falta de visión,
perdió la oportunidad de “acelerar” la forma en que sus contenidos llegaban a
la audiencia, y así, Netflix se encargaría de “sepultar” a Blockbuster cuando
su capacidad de llevar cientos de películas y series a la comodidad de las
recámaras a la velocidad de un “clic”, de la misma forma en que Amazon revolucionaría
el mundo del comercio en línea, en base a velocidades de un “clic”, así de ésta
forma agilizaría y simplificaría mucho la compra en su plataforma, “alcanzando
velocidades” que seguramente sobrepasarían la expectativa de muchos de sus usuarios,
en lo personal, la compra por Amazon mediante un solo “clic” se convertiría en
una enorme tentación considerando mi gusto por los libros, lo cuales se volvía
bastante sencillo, y hasta “adictivo” de llevar acabo.
Me tocó llevar a acabo un ejercicio para buscar hacer más
agiles los tiempos de servicio de una empresa conocida, y el resultado arrojó
varias propuestas, muchas de ellas muy interesantes, todas ellas enfocadas en
disminuir sus tiempos actuales de servicio, no obstante, cuándo pregunté si conocían
las expectativas reales de sus clientes, respecto a los tiempos que requerían
para ser atendidos, la gran sorpresa fue que a pesar de llevar encuestas de
servicio, nadie en la sala tenía alguna encuesta que nos pudiera indicar el
tiempo exacto que el cliente estaba dispuesto a esperar, seguimos esforzándonos
por “mejorar el servicio”, pero al final, no sabemos realmente lo que el
cliente quiere, e ignorar la “voz del cliente”, termina afectando nuestro
servicio, y al final, haciendo que buenos clientes nos dejen por un tema de
servicio y no realmente de precio.
Empresas como Kodak o Blockbuster no escucharon la voz del
cliente, no supieron hacer la pregunta correcta, y por ello, no pudieron evolucionar
y poder anticiparse a los cambios de mercado, no dudo que si Kodak o Blockbuster
hubieran preguntado a su cliente ¿Cuánto tiempo estás dispuesto a esperar para poder
ver tus fotografías? O ¿Cuánto tiempo estás dispuesto a esperar para ver tu película
favorita? Las repuestas les hubieran mostrado lo que estaba por venir, y con la
posición dominante que tenían en aquel entonces, pudieron enfocar a sus
departamentos de desarrollo para anticipar lo que se veía venir, y así ganar un
nuevo nicho de mercado, una ventaja competitiva y un diferenciador real que les
hubiera ayudado a subsistir como empresas por más tiempo, consiguiendo un posicionamiento
único, que no sólo otorgara clientes a la empresa, sino “fans”, seguidores
leales, para los que el precio se convirtiera en algo irrelevante ante la satisfacción
de lo inmediato, alejando a la empresa de los “mares rojos” repletos de feroces
competidores.
Hoy en día, la pregunta no es ¿Qué tan rápido podemos dar el
servicio? La pregunta debe ser ¿Cuánto tiempo está dispuesto a esperar el
cliente? Y la respuesta debe ser si estamos dispuestos a dar nuestros servicios
a la “Velocidad de un Clic”, esos son los tiempos que demandan los consumidores
hoy en día.
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