La Maroma de Putin
La Maroma de Putin
Por: Erreh Svaia
El Craneoscopio
Si Moisés Naim afirmaba en su libro El Fin Del Poder; que hoy
en día, era más fácil y rápido que nunca llegar al poder, como lo vimos en
México con el triunfo de Morena en las presidenciales del 2018, con apenas unos
años de formado como partido, se ha vuelto más difícil el tratar de conservarlo,
así hemos visto al "nuevo PRI" del ex presidente Enrique Peña, hundirse
para siempre en apenas un sexenio, así hemos visto a un Lula Da Silva perder la
oportunidad de volver al poder, tras un elaborado plan de sucesión y regreso,
la huida de Rafael Correa en Ecuador, rumbo a Europa, y la caída de Evo Morales
en Bolivia, tras un nuevo intento de reelegirse, no obstante, el "neo
zar" ruso Vladimir Putin, uno de los primero nacionalistas-populistas
autoritarios de época reciente, parece decidido a encontrar nuevas maneras de
mantenerse firme al mando de Rusia, a pesar de haber agotado las fórmulas
constitucionales de seguir como presidente, siempre dispuesto a dar “lecciones”
a su club de autoritarios seguidores a nivel global..
En lo que pareciera indicar el siguiente gambito para
conservar el poder, el gobierno ruso en su totalidad presenta su renuncia, al
tiempo que Vladimir Putin presenta una serie de modificaciones a la
Constitución orientadas a reducir el poder de quien sea el próximo presidente a
sucederle, de ésta forma, Putin “debilita” a la cúpula del poder al tiempo que
la reestructura a su favor, enfocando el poder en la figura del primer ministro
y en el del parlamento, lo cual podría recordarnos cómo el viejo PRI con el ex
presidente Ernesto Zedillo, destruyó la figura de la “presidencia imperial”
cuándo se volvió evidente que no podría sostenerse el poder, cercanos al año 2000,
trasladando poder a los gobernadores con el fin de encontrar en ellos una
estrategia para volver, tal vez la intención de Putin no sea la de trasladar el
poder a otra persona, pero si la de reducir el poder del futuro presidente, así
como la de limitar su capacidad de mantenerse en el poder, al tiempo que él
asume una posición nuevamente como primer ministro, con mayores poderes, o
moverse al Parlamento y desde ahí continuar como el poder tras las sombras.
En lo que pareciera una continuación en el camino del “putinismo”
con miras de seguir pervirtiendo elementos visibles de Occidente, como los
valores cristianos, la libertad, y la democracia, pareciera que ahora Putin
está buscando crear una posición de primer ministro poderoso en una versión grotesca
de la administración de Angela Merkel en Alemania, con el fin de convertir la figura de
presidente a un puesto meramente de ornato, y aspirar a mantenerse así en el
poder por otras dos décadas, alegando mantenerse ahí "gracias" a la
"voluntad" de un Parlamento, que obviamente controlará él, así nos
permite ver, que su intención es seguir al frente de Rusia consolidando más y
más poder, enviando preocupantes lecciones a las figuras autoritarias que hoy
en día, buscan estrategias para evitar perder el poder, ¿Será que en México, el
presidente López busca la creación de una figura similar a la cual trasladarse
una vez que se termine su periodo de seis años como presidente? Hemos visto
como el secretario Marcelo Ebrard se ha convertido en una suerte de "super
secretario", casi una suerte de vice presidente o primer ministro, y que
más adelante pudiera ser oficializada su posición como una segunda figura de
poder al presidente, que en seis años le pidiera permitir a López el
intercambiar su puesto y convertirse en el poder tras bambalinas.
Las lecciones del “Putinismo” son lamentables, pero han
adquirido una popularidad en la época actual que vivimos, siendo observadas de
cerca y seguidas como recetas por déspotas que buscan mantenerse en el poder a
toda costa, sabiendo que el camino de la violencia los pondría en una
deplorable situación como la de Venezuela o la que vivió Evo Morales, creando
acólitos incluso en el gobierno mexicano, en el que vemos los efectos de ésta
corriente que comparte el nacionalismo populista, la perversión de la
democracia, la persecución a las instituciones autónomas, la imposición de
figuras oficialistas para debilitar a los gobernadores de oposición, el acoso
en las redes sociales, la propaganda oficialista, la falsa "libertad cristiana", el acotamiento a empresarios
y a medios informativos, así como el uso de los llamados “hechos alternativos”,
“fake news” o los famosos “otros datos”, y la posible "balcanización" de Internet, que parece ser otro aspecto no muy lejano en el "Putinismo".
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